El teniente general Francisco José Gan Pámpols, nombrado por Carlos Mazón vicepresidente de la Generalitat Valenciana con la misión de reconstruir las zonas destrozadas por la DANA, ha afirmado que no aceptará “directrices políticas”. Sin embargo, tanto la virulencia de las lluvias torrenciales provocadas por la DANA, como su nombramiento, son consecuencia de decisiones políticas. Las políticas que defiende abiertamente el partido al que pertenece quien lo ha nombrado, ignoran o niegan las causas y efectos del cambio climático.
Despreciar el cambio climático, priorizar la crueldad taurina, afirmar que la DANA se iba para Cuenca, recluirse a comer horas con una periodista, engañar sobre los avisos de AEMET y las notificaciones de la Confederación Hidrográfica del Júcar, es tan político como nombrar a un teniente general jubilado vicepresidente de la Generalitat.
Carlos Mazón pretende con el nombramiento de un militar de alta graduación compensar su indolencia y temeridad manifiesta en la gestión de los días y las horas previas y posteriores al desastre meteorológico, al tiempo que vestir el nombramiento como no político, para mantener la estrategia de que su ausencia de gestión, es producto de un fallo del sistema. Mientras el president no dimite como debiera, un teniente general como hombre de autoridad pondrá orden sin recibir directrices políticas. Ese es el mensaje.
Antipolítica militar de cara a la galería y políticas típicas del Partido Popular para repartir euros a dedo. El gobierno negacionista de Carlos Mazón entrega ya a dedo millones de euros a empresas amigas, algunas de las cuales estuvieron en la trama Gürtel. Regar de dinero con el dedo índice a amigos, compadres y familiares, es una decisión política, tan política como dejar morir cruelmente a 7.291 ancianos en las residencias de Madrid, lucrase intermediando la compra de mascarillas, o entregar a mutuas y capital privado el dinero de la salud pública.
Lo que la ecología, que es ciencia y es política, viene pronosticando para nuestra zona mediterránea, es que las consecuencias del modelo de producción basado en los combustibles fósiles, serán largos periodos de sequía, calor abrasante con veranos extensos y lluvias torrenciales de extrema violencia cada vez más frecuentes. Lo que la ecología previó es que el calentamiento global tendría consecuencias muy graves y costosas sobre los ecosistemas, las migraciones, la industria, la agricultura y sobre cualquier actividad humana. Las vemos a diario.
Ni la técnica, ni la ingeniería, ni la ciencia gozan de neutralidad política. El teniente general ha aceptado una decisión política de un personaje cuyas decisiones por activa o por pasiva han causado la muerte de 220 personas y daños irreparables en un vasto territorio de la comunidad valenciana. La cuestión ahora es si, en su tarea de reconstrucción y, evidentemente, de prevención de futuros daños por seguras DANAS, sus decisiones técnicas se plegarán a la ingeniería del hormigón y la maquinaria pesada que desprecia los ecosistemas, o atenderán las propuestas de equipos multidisciplinares que pongan por delante la complejidad de las relaciones entre naturaleza y actividad humana. Y esta es la auténtica decisión política.