jueves, 21 de mayo de 2020

El pacto con Bildu muestra un Congreso con geometría fractal


La crisis de 2008 trajo en un movimiento de onda media que anunció el 15M de 2011, sin que la mayoría nos diésemos cuenta hasta que llegó Podemos en 2014, el fin del bipartidismo. O sea el fin de las mayorías absolutas de rodillo. También acabó con el bipartidismo PSOE/PP que prefería pactar con el nacionalismo catalán de derechas o con el nacionalismo vasco del PNV, menos de derechas, para defender sus intereses de clase comunes con las elites residentes o afincadas en la ciudad estado de Madrid.

El fin de ese bipartidismo que sostenía las estructuras corroídas del régimen del 78 no quiso ser asumido por el PSOE. Para ello aspiró a que Ciudadanos substituyese a los partidos nacionalistas, pero el roto en el R78 era tal que nunca dieron los números. De ahí su ilusión de aspirar a una geometría variable, gobernar solo apoyado en Unidas Podemos para la legislación progresista y en Ciudadanos para la legislación neoliberal o liberal, laboral, económica o fiscal. Nunca le dieron los números para ello.

El arrojo de la estrategia podemita de aguantar cloacas, desprecios y malas artes de todo el arco bipartidista, aspirando a gobernar sin subalternidad, es lo que llevó definitivamente a Pedro Sánchez, en su último intento de sujetar al PSOE sobre Ciudadanos, a forzar la última repetición electoral. No le salió bien, los números solo daban con una España progresista, de izquierdas y plurinacional. Esa fue la mayoría de la investidura de esta legislatura que dio paso al primer gobierno de coalición de la democracia.

Con un congreso fragmentado como nunca, ya no se puede comprender lo que ocurre en las votaciones legislativas con las gafas del bipartidismo o de la geometría variable. Las votaciones sobre la ampliación del estado de alarma lo están reflejando en un continuum cinematográfico con giros de guión. Ni apisonadora bipartidista, ni geometría variable, geometría fractal o reordenamiento caleidoscópico en cada momento. Es otra forma de orden, para verlo hay que ampliar el campo de observación.

La prensa, comentaristas de campo ideológico variado, se alertan y alertan de la debilidad del gobierno y de lo que llaman metedura de pata y error grave del PSOE y Unidas Podemos al pactar con Bildu su abstención y enfadar a todo el mundo. No lo veo así, creo que son amplificadores de ruido. El ruido real es minoritario y de cacerola, este finde cogerá el coche para hacer bulto y ruido, cuando los dejen ir a disfrutar de su segunda, tercera o cuarta residencia se atenuará. Nadie con inteligencia en Europa o en España quiere que el ruido real de las cacerolas se amplifique. Ni el mundo del trabajo, ni el de las y los autónomos, ni el de las Pymes, ni siquiera importantes intereses del Ibex 35 desean cacerolas. Mucho menos Merkel que sabe que Alemania se juega su futuro si deja pasar por el sur las cacerolas bárbaras. Europa está por sostener el gasto en España, en Italia y en Francia, de una manera o de otra, o de las dos: dinero fresco y deuda a distancia larga. Lo iremos viendo piano piano.

Hubo lío en el congreso. Pero salió una mayoría con 177. El gobierno, España ante el mundo, no podía permitirse no sacar adelante la prórroga, por eso utilizó sus grupos parlamentarios para hacer la pirueta con Bildu, para que una espantada en el último momento de Ciudadanos y la estupidez de ERC no le chafaran la votación. Las mayorías posibles ahora son muy variables, se alteran según la evolución de los acontecimientos, las coyunturas y los intereses que cada quien representa. ERC es quien más está metiendo las patas con la geometría fractal del Congreso.

Una pata en la alcantarilla catalana, al no considerar la templanza que demanda mayoritariamente el pueblo catalán y su empresariado. Observemos el movimiento de fractura en Junts per Cataluña para crear el Partido Nacionalista Catalán, un PNV a la catalana. Templanza pide la sociedad catalana para salir del riesgo de la pandemia. Meter por tanto una mesa de diálogo ya pactada en la negociación de las prórrogas es mezclar aceite y agua, ERC yerra. Así que ERC tiene las dos patas en las alcantarillas. La otra pata en la alcantarilla de España, votando No con las ultraderechas españolas y con sus socios/adversarios en Cataluña se suma a una pinza contra el único gobierno con el que puede dialogar para convertirse en partido que aspire a presidir Cataluña. Podía haberse comportado al estilo PNV, intentando ampliar su espacio electoral para buscar presidir la Generalitat. O rectifica pronto o lo pagará.

ERC es la principal perjudicada de la última mayoría fractal para aprobar la continuidad del estado de alarma. Todo va a estar sesgado en este final del estado de alarma de 15 días o un mes, por las elecciones vascas y gallegas. En Cataluña Torra tienen el control de la fecha de las elecciones catalanas mientras espera la sentencia del supremo sobre su inhabilitación (apuesto que saldrá inhabilitado, no está el Supremo para estudiar matemáticas fractales, sigue con la tabla de multiplicar cantada en la fría escuela franquista), entre tanto JxCat va a llevar a ERC por la calle de la amargura esperando que cuanto peor mejor con la pinza con la ultraderecha española a la que estúpidamente se ha sumado ERC.

Lo del acuerdo PSOE-Podemos-Bildu para derogar la reforma laboral del PP, que es el motivo de este análisis, no introduce nada nuevo, era lo pactado para la investidura, pero hace ver a la gente en Cataluña que el Gobierno es capaz de pactar con los nacionalismos sin problemas. ERC pierde credibilidad. Lo demás es ruido de fondo amplificado. Ni PNV, verdadero tercer pilar estable de sustento parlamentario del gobierno de coalición, se va a echar al monte, ni Ciudadanos, que hace el juego a Patricia Botín y sus intereses europeos para los que necesita un Gobierno español que aguante y negocie dignamente en Europa, se va a salir ahora del marco centrado. Lo de la patronal es pose de un día o dos, tampoco tiene interés en más desestabilización ni en dar alas a Vox y a un PP voxerizado, hay muchos intereses en juego debidos al destrozo que la pandemia está haciendo en las empresas de la economía productiva.

Enric Juliana hablaba en uno de sus últimos artículos en La Vanguardia de acuerdo barroco. Bueno, si es barroco italiano a lo mejor vamos por ahí, Creo que es geometría fractal o caleidoscópica, si alejamos el punto de vista vemos el orden, si nos acercamos la apariencia es ruido y desorden.

Sigue habiendo gobierno de coalición para rato.