jueves, 12 de diciembre de 2013

Trogloditas



Ustedes por la prensa, la radio y la tele lo están sabiendo. Vivimos un conflicto entre trogloditas, unos son las y los habitantes de las cuevas de San Miguel Alto, por encima del Sacromonte, por debajo de la ermita, al lado del Albayzín, enfrente de la Alhambra, con Sierra Nevada al fondo.
Y otros, otros, son los del gobierno municipal, el alcalde y la concejal de urbanismo al frente. Quienes tienen abandonada la rehabilitación de Santa Adela en el Zaidín o quienes dicen que "ya qué mas da" con el modelo de entrada del AVE a la ciudad, pues ya mandan "los míos."
Con el asunto de las cuevas de San Miguel han decidido no dejar para más tarde sus antiguas ilusiones, han decidido que la gente estorba, y estorba más allí donde se pueden apilar "ordenadamente" más ladrillos.
Imagino a Torres Hurtado y a Isabel Nieto con harapos de piel, garrote en ristre y lanzando gruñidos. Trogloditas de tópico. Es sólo imaginación, la imaginación es libre. Porque de las libertades que nos están recortando me indignan sus consecuencias, están a punto de quitarnos hasta lo "bailao".
Ya se sabe siempre hay malos y buenos.
Para mí hay unos trogloditas buenos, los que viven en las cuevas y mantienen el entorno patrimonial y paisajístico impecable, los de la consigna de que toda resistencia ha de ser pacífica. Aunque se encuentren de frente con trogloditas malos, que usan a conveniencia los resortes de su poder y disponen de garrote.
El truco ya lo conocemos, primero se criminaliza y luego se ataca, y luego, luego se enajena el espacio público, el de abajo y el de arriba, la tierra y la cueva, para regocijo de los ojos de la codicia. Esa codicia que tanto "bien", entre comillas, ha hecho repartiendo sus miserias y corruptelas.
Las y los trogloditas auténticos, los buenos, pacíficos moradores, y los otros, los malos, con pose de "asustaviejas". Sí, esa expresión tan española que hace referencia a viejos especuladores, que presionan a inquilinos, para hacerse por las bravas con el inmueble completo, y decidir sobre su futuro a cambio de un buen puñado de perras.
Cuevas habitadas son cuevas sanas, cuevas deshabitadas son cuevas en riesgo. ¿Por qué desalojar entonces?
Ustedes decidan, o los planes del gobierno municipal de construcción y parque temático en uno de los entornos más bellos de Granada, viejos planes que resucitan de viejos cajones con carcoma inmobiliaria, o los planes de la Junta, de la consejería de Fomento, dirigida por IU, de intervención sociocomunitaria para actuar rehabilitando, y mantener las características esenciales del entorno patrimonial público, paisajístico y antropológico.
Yo lo tengo claro. Ya saben que soy muy verde y no me gusta ni el alquitrán ni el hormigón, pues son muy indigestos. Aun seguimos con el estómago pesado después de 20 años de tragantera.