martes, 28 de enero de 2014

Yo soy minera



¿Recuerdan a Antonio Molina cantando “Yo soy minero? La película se titulaba “Esa voz es una mina”. Una película de la España negra, donde las penas de los pobres eran atendidas por la caridad de los ricos. En este caso un rico empresario catalán, muy caritativo, al que le gusta el flamenco. Tópicos, tópicos, tópicos. Era la forma de españolizar Cataluña que tenía el régimen, entregando el sudor identitario andaluz vestido de cuento trágico.

El dilema es justicia o caridad. La primera es un derecho, o debería, la segunda depende de la buena voluntad.

Todo esto me lo han recordado los planes del gobierno andaluz para “abrir Andalucía en canal”, en expresión poco afortunada de nuestra presidenta. Cientos de concesiones mineras y de cantería se ofertan y ofertarán en el BOJA en estos días, o semanas, o meses. Más de 500 en Andalucía, 109 en Granada.


Parecen haber decidido que mejor p´atrás que p´alante. La nueva concesión minera de Aznalcollar, ¿recuerdan?, la del mayor desastre ecológico de la península con el Prestige, se anuncia en la radio con la entradilla “Andalucía sostenible”. No hay respeto, no.

El pasado jueves la consejería que parece mentir en el nombre, Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, lució a lo grande el anuncio de que la minería vuelve. Si esto es todo lo que puede ofrecer, además del préstamo de Botín, es evidente que su nombre no concuerda con la palabra futuro.

Porque verán, la minería no nos sacará de pobres, ni de tasas de paro superiores al 35%. La minería significa conflicto con los sectores agroganaderos, con el sector turístico, con las industrias agroalimentarias, más o menos artesanales, con los recursos naturales, significa expolio del agua y espolvoreo del aire, daño a la salud humana y ambiental, heridas en el paisaje, condiciones laborales extremas y chantajes futuros a las normas ambientales y laborales con el cuento de no destruir empleo. Significa una economía colonizada, como en África.

Lo sabemos porque esto es lo que ha ocurrido siempre con la minería. Los recursos tras la explotación se agotan y luego queda lo que queda, destrozo, abandono y paro perpetuo o huida.

Por mucho que lo quieran vender como sostenible, este Plan Andaluz Minero 2014-2020, supondrá un disruptor para la nueva economía que necesitamos, una economía que ni extraiga ni expolie, una economía que se conecte por la vía agraria, agroalimentaria, universitaria, del arte y la cultura, del conocimiento, la innovación, de la industria verde, y las energías renovables al sol y al futuro. Los 2.500 empleos que anuncian para Granada son miserables al lado del potencial de una nueva economía, no son nada, ni siquiera pan para hoy.

Ya veo a la presidenta Susana Díaz recorriendo Andalucía cantando “Yo soy minera, y me voy pa la mina con mi pico y mi barrena”. De momento ya tiene los coros y danzas provinciales haciendo juegos florales por si triunfa el pasado.




Leído en Radio Granada Cadena SER, 28-01-2014