lunes, 31 de diciembre de 2018

La señora Susana Díaz aguanta impasible el ademán

El discurso de fin de año de la presidenta en funciones Susana Díaz ha sido un intento de ocultación de dos verdades demostrables en cifras. La primera es que el periodo de gobiernos del PSOE andaluz con la Sra. Díaz como presidenta ha sido, en términos de calidad de los servicios públicos y de indicadores objetivos de bienestar social, el más degenerativo de la historia de Andalucía desde la llegada al poder en el año 1982 del partido que hegemonizó el voto de izquierdas andaluz.

La segunda verdad es que la ultra derecha, la derecha y el fascismo a los que señaló en el discurso, con verdad, como los verdaderos peligros para Andalucía porque albergan un proyecto involutivo en lo social y lo democrático, han ganado en Andalucía por su exclusiva culpa.

Lo que están diciendo los estudios postelectorales del 2D andaluz es lo que venimos diciendo desde el día después con solo observar las cifras macroscópicas de los porcentajes de voto y abstención del dos de diciembre de 2018 comparándolas con las del 22 de marzo de 2015. La pulsión electoral más potente que determinó el voto fue evitar que el PSOE de Susana Díaz pudiese seguir gobernando la Junta. Esa pulsión se manifestó, en grandes números, de dos maneras. Por un lado, no votando, por parte de una izquierda hastiada de susanismo a la que Adelante Andalucía se le presentaba como un imposible que solo iba a poder volver a sostener a Díaz, y por otro, desplazando en términos netos voto hacia la derecha del PSOE a C´s y del PP a Vox.

Lo ocurrido es, para la democracia y la justicia social, fatídico, pero objetivamente, calculado a posteriori, era la forma más probable de desalojar a Díaz del gobierno. Téngase en cuanta que en Andalucía no hubo nunca bipartidismo, sino monopartidismo absolutista. Otros resultados con mayoría parlamentaria de PSOE-A y Adelante Andalucía hubiesen mantenido a Susana Díaz en el poder dada la altísima improbabilidad de que Adelante adelantase en escaños al pesoe (lo escribo así en minúsculas y dos es a propósito). Esta es la causa fundamental de la retracción del voto de progresista de cambio. Siempre se desplazó hacía el pesoe ante la llamada del voto útil y esta vez hacia la abstención asumiendo que desplazarse a Adelante Andalucía era inútil para desalojar del gobierno por la izquierda a un pesoe andaluz completamente derechizado.

Esta fuga de voto hacia la derecha y la abstención se fue por las cañerías de vaciamiento de voto del pesoe que abrió la propia Susana Díaz durante toda su etapa de presidenta del gobierno de Andalucia y secretaria general del pesoe andaluz, alejándose de la izquierda, dando credibilidad a Ciudadanos en su alianza de legislatura, situando a Vox en el centro del debate durante la campaña electoral, al tiempo que despreciando y “criminalizando” a Podemos desde aquellas declaraciones exultantes la noche electoral del 22 de marzo de 2015 en las que afirmó “he parado al populismo” tras despreciar a IU y convocar elecciones anticipadas para evitar un mayor crecimiento de Podemos.

Con este historial de destrucción del voto de izquierdas y progresista andaluz la todavía presidenta en funciones, ayer en su discurso de fin de año, se atrevió a vacilar al pueblo andaluz, impasible el ademán, de su gestión y a advertir de los peligros de los que ella misma es la principal culpable política. Si no se va antes de las elecciones municipales, si tarda mucho en irse, Sánchez, el PSOE andaluz y, colateralmente la izquierda y el progresismo andaluz, tendrán un problema de profunda credibilidad que afectará a sus imagen política y resultados en toda España.

Tal vez por eso lo poderes del IBEX35, a los que tan bien sirvió, no le vayan a ofrecer pronto una puerta giratoria, en la esperanza de que su resistencia numantina siga sirviendo para reducir las posibilidades de mayorías progresistas en España.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Andalucía 2D, el 15M se hace mayor


Francisco Garrido y Mario Ortega | Las elecciones andaluzas del 2D marcan un antes y un después en la política española. No solo se inaugura un nuevo ciclo electoral. El 2 de diciembre de 2018 finaliza la etapa que inauguró el 15M en mayo de 2011. Supone el cierre de la ventana de oportunidad tal y como la formuló la hipótesis Podemos. Cae el PSOE Andaluz, el gigante del socialismo español, a manos de las derechas centralistas, antidemocráticas y creadoras de desigualdad. Cae el partido que capitalizó la pulsión de demanda de justicia social y autonomía de Andalucía en los años posteriores a la constitución del 78. No cae a manos del empuje del 15M, de Podemos, de Unidos Podemos o de su formulación andalucista Adelante Andalucía, cae arrastrado por su alianza con el pasado, con las fuerzas reaccionarias vivas del régimen del 78 que aun divididas suman lo suficiente como para sacar del gobierno andaluz al partido de la casta andaluza.

Desde las elecciones generales del 20 de noviembre de 2015 en las que no se consumó el sorpaso de Podemos al PSOE (entonces liderado por un Sánchez que no era sanchista), toda la energía del régimen del 78, con el PSOE andaluz Susanista al frente, se dedicó a frenar el empuje de Podemos. En Andalucia el susanismo se dedicó a despreciar, vilipendiar, ignorar y pisar todo lo que tuviese que ver con el espacio electoral progresista que había abierto el 15M. Más el contrario el PSOE susanista andaluz actuó cooperando con Ciudadanos, defenestrando a Pedro Sánchez, ya sí sanchista, y sumándose al “a por ellos” de las fuerzas del régimen en forma de partido o en forma de institución. Las consecuencias electorales de demonizar a Podemos e IU y alentar los marcos de la derecha de raíz franquista, en el contexto de deterioro de los servicios públicos, paro, precariedad y desigualdad en Andalucía son la alta abstención del votante de izquierdas y la nula transferencia de voto del PSOEA a Adelante Andalucía.

“Andalucía no es España, España es Andalucía”, decía el catedrático de derecho de la universidad de Granada, parlamentario andaluz de Podemos y nacionalista andaluz, José Luis Serrano. Lo que él argüía por razones históricas desde la hispania romana hasta la actualidad, pasando por Al-Andalus, como sucesivos cambios de hegemonía política/cultural que nada tenían que ver con invasiones, trasiegos poblacionales o la construcción de los estados nación del XIX, sigue siendo válido en la actualidad como lo fue en la transición del franquismo a la democracia. Al igual que no puede haber una España centralista, totalitaria y desigual sin el concurso de Andalucía, no puede haber una España federal, democrática y en igualdad sin la implicación del pueblo andaluz en ese objetivo.

Si en la transición Andalucía determinó el modelo territorial de la constitución del 78 arrancando con las movilizaciones del 4 de diciembre de 1977, en este momento histórico en el que como consecuencias del austericidio neoliberal de la Unión Europea, crecen las ultraderechas nacionalistas, que vinculan de manera profunda la idea de estado como sinónimo de nación, en el suelo electoral abonado con la desigualdad, en Andalucía es donde se ha dado el primer gran aviso de que no es un imposible retroceder hacia un modelo de estado español centralista, antidemocrático y desigual.

En España, teniendo en cuenta la forma en que ésta se construye como nación tras el intento de constitución liberal de 1812 desmantelado por Fernando VII, no es posible un estado social y de derecho, nos atreveríamos a decir que ni con una mínima calidad democrática, sin el reconocimiento en igualdad de las distintas soberanías territoriales. El “a por ellos” no construye democracia, el PSOE andaluz apuntó Andalucía al “a por ellos” y a los recortes.

Nada de lo que contamos aquí estuvo en la agenda del 15M. Nunca debatió el 15M sobre el vínculo profundo entre modelo de estado y democracia, entre modelo de estado y derechos. No se trataría ya de reconocer o no la existencia de naciones culturales o políticas con derecho a decidir sobre su futuro, sino de atisbar que la única forma de oponerse al capitalismo neoliberal es reconstruir las soberanías usurpadas a los pueblos, ya se articulen sobre territorios con identidad cultural o política o, sencillamente como municipios o comarcas. Este espacio vacío olvidado por la pulsión de cambio que inaugura el 15M es el que están ocupando las ultraderechas europeas con el sencillo eslogan de “primero los nuestros”.

El gran proyecto contra neoliberal por construir en España, ahora que se desmorona el gigante del socialismo español, el PSOE A, fruto de la traición a su base electoral, como forma de oponerse al modelo de Estado centralista, totalitario y desigual, es un proyecto federal, republicano, democrático y en igualdad.

Esto es lo que ha inaugurado Adelante Andalucía, esto es los que se encuentra en la bandera andaluza que ha enarbolado durante toda la campaña, y esto es lo que ha permitido que el retroceso electoral no fuese del todo catastrófico, como lo podía haber sido sin el paraguas de la bandera de Andalucía. Fuera de esa bandera están las derechas, dentro está la defensa del federalismo, del republicanismo, de la democracia y de la igualdad.

Firmado por Mario Ortega y Francisco Garrido.

jueves, 6 de diciembre de 2018

El susanismo hunde el Titanic


El susanismo era el partido socialista obrero español de Andalucía en su evolución desde el felipismo hacia la degeneración ideológica. El susanismo lo componían una segunda generación de cargos de la etapa democrática que arranca en la transición acostumbrada al poder y el coche oficial, “la autoridad soy yo”. Una generación para la que el partido, al igual que para las y los andaluces, era la Junta de Andalucía. La identidad Junta = PSOEA era exacta. Una generación que aspiró al gobierno de España hasta que el sanchismo los derrotó contra pronóstico.

La fuerza del partido socialista en Andalucía surgió de la asunción de la demanda de autonomía para Andalucía como instrumento para sacarnos del atraso extremo en que nos había sumido el franquismo, y de su identificación durante decenios con toda mejora en los servicios públicos, derechos básicos e infraestructuras. Por aquel entonces del 4D de 1977 decenas de miles de calles de los barrios andaluces eran polvo en verano y barro en invierno. La España negra era en Andalucía la España negra de los señoritos con piso en la Castellana.

El susanismo era un partido sin memoria entregado al poder y el fasto. Gestor leal de recortes ordenados por Bruselas y Madrid. El susanismo era la derecha andaluza del feminismo para ricas, del andalucismo de feria con banderita española y toros para niños en Canal Sur, de la ecología green wash de Gas Natural en Doñana, del Andalucía es la España del “a por ellos” contra Cataluña, del, tras darle un patadón en el culo a IU, “he parado a los populistas de Podemos”.

El susanismo era la obediencia al IBEX35 para deteriorar de manera implacable la sanidad, la educación, los servicios sociales, la calidad en el empleo público. El susanismo era la docilidad y la connivencia con todos los poderes del capital que se instalaban en Andalucía para actuar como colonia de expolio. El susanismo era el heredero de los ERES, del Griñanismo y el Chavismo que entregaron las bancas andaluzas al capital madrileño, catalán y vasco. El susanismo era el sostén de Rajoy y el alimento de Ciudadanos. El susanimo era el creador de las condiciones de desigualdad para la irrupción de VOX.

No me gusta nada que el susanismo sea expulsado por un desplazamiento espectral del voto hacia la derecha, lo hubiese preferido hacia Adelante Andalucía. Concretamente, comparando con los resultados electorales de 2015, son 350.000 los votos desplazados desde la base social de izquierdas hacia los tres partidos de derechas, muy de derechas y totalitarios (PP, C`s y VOX), lo que sumado a los 330.000 que se han ido a la abstención, explican la debacle susanista. El hundimiento del Titanic felipista por una tripulación hinchada de soberbia.

El electorado andaluz, incluso el de izquierdas que se quedó en casa y no creyó en la opción Adelante Andalucía, votó mayoritariamente contra el susanismo, votó a la desesperada. Es lo que explica el desplazamiento del voto del PP a VOX, del PSOE a C´s y el anti voto que supone el crecimiento de la abstención. El movimiento tectónico, que todo apunta que se fraguó durante la campaña electoral, consiguió lo inesperado. Sacar al susanismo del poder en el momento en que Andalucía volvía a estar en el vagón de cola de las regiones europeas con un PIB inferior al 75% de la media.

El Titanic construido por el felipismo quebrándose lleno de botanas y hundiéndose en el mar electoral del dos de diciembre ha arrastrado el voto de sus proximidades, Adelante Andalucía no era el 2D suficientemente grande o suficientemente creíble para aguantar el efecto arrastre, solo ha resistido bien allí donde ya era grande, por ejemplo el 30% de voto en Cádiz capital manteniendo la posición de primera fuerza política. Si la alternativa Adelante Andalucía hubiese concurrido partida en alternativas, barcos, barcas o barquillas más pequeñas, la catástrofe para el voto progresista hubiese sido mucho mayor.

No, no me gusta que la Junta vaya a ser gobernada desde Madrid, de hecho las negociaciones se están produciendo allí. No, no es bueno para Andalucía que VOX sea decisivo en lo que se avecina. Pero reconozco que tal vez el pueblo andaluz, después de que el sorpaso de Podemos al PSOE, todavía felipista aún con Sánchez al frente, en 2015 no fuese posible, después de que el susanismo consintiese dos años y medio más a Rajoy (los números dieron en 2015 y en 2016 como se demostró en la moción de censura), reconozco, digo, que tal vez el pueblo andaluz no ha encontrado otra forma de expulsarlo de Andalucía.

El Titanic que supuso el socialismo andaluz ha sido hundido por quien siempre dijo, y aún estos días sigue diciéndolo, que era una ganadora cuando no ha hecho más que perder y perder hasta entregar Andalucía a los bárbaros.