miércoles, 15 de abril de 2020

Una bomba atómica de neutrones ha caído sobre Andalucía y, como el virus, nadie los ve


Lector, lectora, si vives en Andalucía mira a tu alrededor desde la ventana del confinamiento. ¿Ves lo que yo? Las ciudades y pueblos vacíos, la vida como la conocíamos desaparecida. Los comercios, los bares, los restaurantes, los chiringuitos playeros, los bares de copas, las salas de fiestas y discotecas cerrados. Los cines, los teatros, los grandes y pequeños festivales de música, de rock, clásica, flamenco, jazz, clausurados sine die. Toda la red de hospedaje, pensiones, pisos turísticos, viviendas vacacionales, hotelitos, casas rurales, hoteles de todas las estrellas, cerrados hasta un “ya veremos” incierto.

Andaluz, andaluza, da igual donde hayas nacido si vivimos juntos, si ves eso, ves lo que yo veo. ¿Te preguntas como yo por qué eso no lo ve el Gobierno andaluz? Que además de ver eso debería ver que lo que llaman el desescalamiento de la crisis sanitaria no ocurrirá de un día para otro y que a todos esos sectores que describo en el párrafo anterior les espera una larga travesía del desierto y no solo hasta que haya cura o vacuna para el covid-19, será todo mucho más largo.

La economía andaluza, prácticamente toda la economía formal y mucha de la informal, vive por razones históricas políticas estructurales, que no quiero traer aquí porque lo importante ahora es pensar en el hoy y el mañana cuando la letalidad baje, está soportada sobre cientos de miles de trabajadores y trabajadoras, decenas de miles de pymes y autónomos y un buen puñado de grandes empresas hoteleras con gran capacidad de empleo estacional o no, que demandan servicios de todo tipo de otras muchas empresas.

La crisis en la que ya estamos es para el empleo en Andalucía como una bomba atómica de neutrones, como el virus nos matan sin hacerse visibles. Si como dice de manera optimista el FMI, el paro en España crecerá este año hasta el 21%, en Andalucía podrá alcanzar cifras superiores al 35%, me quedo muy corto seguro. Solo en este pasado mes de marzo en el que se inició el estado de alarma, de todo el paro que se creó en España, la mitad fue andaluz. No será difícil que Andalucía acabe soportando más de la tercera parte del paro español aun representando al 20% de la población del estado. Imaginad las consecuencias, todas, las migratorias incluidas. La experiencia de la crisis de 2008 es la más reciente para prever que la tragedia será aún más descomunal que la de entonces y de mucho más largo recorrido temporal.

Es incomprensible que el Gobierno andaluz del PP y Ciudadanos no esté actuando ya para que el daño que eso supone para personas, familias y empresas, se limite al máximo. Es incomprensible que esté a por uvas convalidando en la Diputación Permanente del Parlamento de Andalucía un decreto ley que pretende volver a los tiempos de Jauja dando facilidad a grandes agentes económicos para destruir patrimonio cultural y natural, territorio y soberanía social, política y laboral. Es un gobierno ciego por completo, porque con la bomba de neutrones que ha caído sobre Andalucía, ni siquiera esa aspiración de vender Andalucía a cualquier precio le saldrá bien.

En el gobierno de España, las y los ministros más progresistas, entre ellos todos los de Unidas Podemos aprietan en el Consejo de Ministros para que una Renta Básica de Emergencia o Ingreso Mínimo Vital, llámenla como quieran y detallen lo que les parezca pues no es momento para debates sobre las esencias, se apruebe cuanto antes. Por lo que he descrito, para las personas más afectadas por la crisis un ingreso así es vital para ahora, para ya, no para mañana, también para la economía española es fundamental, pero es que para Andalucía es el único antídoto contra la radiación de neutrones que ya se expande invisible, como el virus, por todo el territorio liquidando empresas y empleo.

En una entrevista en Público, el ministro Alberto Garzón, describe la misma visión que cualquier andaluz o andaluza ve desde la ventana de su confinamiento: “…muchos de mis vecinos en Málaga viven de la hostelería, de contratos muy intensos durante el verano que este año probablemente no existan. Son familias que tienen que pagar el agua y la luz, los recursos más básicos, y es ahí donde entra Unidas Podemos: lo primero es proteger a esa gente. Y la renta mínima es urgente porque hay gente en este país que se va a quedar sin dinero, con cero ingresos. Hacen falta medidas de radicalidad económica para ella.”

Si lo vemos la inmensa mayoría de andaluces y andaluzas desde la ventana, si lo ven los ministerios en Madrid, me pregunto: ¿Por qué no lo ven las organizaciones de la sociedad civil andaluza? ¿Por qué el sindicalismo andaluz, UGT-A y CCOO de Andalucía junto con los demás, no están actuando ya para generar un movimiento andaluz de apoyo masivo a una Renta Básica de Emergencia ya, ya y ya? ¿Por qué no lo ve el empresariado andaluz? ¿A quiénes obedecen los representantes de las empresas andaluzas y de las y los autónomos andaluces en perjuicio propio y en beneficio externo? ¿Por qué el bloque progresista en el parlamento andaluz PSOE-A y Adelante Andalucía no acuerdan exigir conjuntamente a la presidencia andaluza de San Telmo y la vicepresidencia, los señores Moreno y Marín, que se dejen de guerras de contabilidad de infectados y reclamen al gobierno de España la Renta Básica de Emergencia para ya, ya y ya?

¿Acaso creemos las y los andaluces que desde fuera nos van a sacar las castañas del fuego por nuestra cara bonita sin que apretemos? Para que el progreso avance en España y para que Andalucía resista los largos meses, seguro más de un año, que nos esperan, dado que las cifras de paro y destrucción empresarial van a ser aquí terroríficas por nuestros monocultivos económicos y laborales, es preciso que Andalucía lance un clamor al gobierno central exigiendo la Renta Básica de Emergencia para ya, no para mañana, ni para pasado mañana ni para de aquí a tres meses, para ya. Sería además la mejor forma de apoyar al gobierno de España en su intención de que nadie se quede atrás por razón de su situación, entre las que podemos incluir el territorio en el que vive, frente a las presiones que actúan en contra de esta premisa de justicia social.

O se actúa ya, o cuando las empresas en Andalucía puedan volver a contratar van a encontrar disponible un ejército de muertos vivientes. Mientras escribo esto la radiación de neutrones, tan invisibles como el virus, sigue actuando. Nosotros, las y los andaluces, veremos lo que hacemos.