Ninguna agresión militar, ninguna invasión de un país por parte de otro puede justificarse jamás. Rusia está ocupando militarmente Ucrania, haciendo un daño terrible a la población civil, provocando una cadena de muerte con millones de familias que huyen de la guerra buscando refugio. Es un crimen.
Parte de la izquierda europea se deja llevar por el instinto con argumentos emocionales construidos sobre hechos de la primera mitad del siglo XX. Hasta las bombas de Hiroshima y Nagasaki, arrojadas en 1945, el imperialismo o el fascismo se podían combatir, estela de dolor y muerte mediante, con ayuda humanitaria y bélica. El ejemplo de la guerra española del 1936 es paradigmático. España se hubiese ahorrado 40 años de atrocidad franquista si la democracia republicana no hubiese sido abandonada por otras democracias occidentales. La Europa democrática consintió que los insurrectos recibiesen ayuda militar de la Alemania nazi y la Italia de Mussolini. La bomba atómica lo cambia todo. La existencia de potencias nucleares determina que solo la ayuda humanitaria y la diplomacia son actitudes que contribuyen a paliar los daños de la guerra y resolver los conflicto entre estados soberanos.
La respuesta instintiva, emocional, es comprensible, útil para la huida, pero no para repeler una agresión contra algo inmensamente más fuerte. Contra un ejército tecnificado, profesional, enorme y nuclear más vale, como dice el refrán, maña que fuerza. La estrategia de la fuerza para el débil es autodestructiva. Atacar de frente a un gigante armamentístico nuclear solo puede acabar mal. David, a partir de la segunda mitad del siglo XX nunca ganará a Goliat. Tenga razón o no la tenga. Tras la segunda guerra mundial se sabe que cualquier guerra abierta entre potencias nucleares supondría la destrucción de las partes y un daño irreversible sobre la vida en el planeta.
En 1947 el movimiento pacifista liderado por Gandhi logra la independencia de la India frente al poderoso Reino Unido. Años después, en 1973, los EE.UU abandonan Vietnan, sin doblegar al vietcong, con un gobierno acosado por el movimiento pacifista interno que pedía una oportunidad para la paz. En 1969 EE.UU no podía consentir la presencia de misiles soviéticos en Cuba con cabezas nucleares y capacidad de alcance de su territorio. La crisis de los misiles de Cuba acabó con la retirada de los mismos por parte de la URSS. Un acuerdo diplomático. Luego llegó la crisis de los euromisiles. los Pershing. La OTAN se empeñó en instalar misiles con cabezas nucleares en la Alemania Federal para disuadir del uso de otros instalados en los países del este en la órbita soviética. Este conflicto alimentó el movimiento pacifista en la izquierda europea y es constituyente de la irrupción de Los Verdes en la política alemana. El asunto se resolvió con el acuerdo diplomático de desmontaje de los misiles a ambos lados del telón de acero. El OTAN NO en España hace crecer a la izquierda, el felipismo, de entrada, tuvo que mentir para no perder espacio. Años después, el no a la guerra de Irak preparó la victoria de Zapatero. El pacifismo es constituyente de la ecología política y vector estratégico de la izquierda democrática europea de postguerra.
Con la caída del muro de Berlín y el desmoronamiento de la URSS, los EE.UU de América piensan que ancha es Castilla y se disponen a apropiarse el mundo. La UE, no tiene proyecto defensivo propio si no es subalterno del otanismo estadounidense. La OTAN se amplia hacia el este, cada vez más cerca de las frontera rusa. Las primaveras árabes democratizadoras son aplastadas con la ayuda americana. El hambre bulímica de petróleo y gas de occidente, destruye Irak y Libia, consiente la guerra contra Yemen, desestabiliza Siria, es amiga de Israel contra el pueblo palestino y olvida al pueblo saharaui.
La evolución del capitalismo occidental entregó la producción a China y otros países del sudeste asiático, al tiempo que huyó de la economía real a la financiera. La crisis económica de 2008 hace visibles los límites planetarios. Tanto el cambio climático, la ruptura con las condiciones biofísicas que hacen posible los equilibrios ecosistémicos, como la escasez de combustibles y materias primas están en la raíz de todos los conflictos. China e India se hacen gigantes económicos, la pandemia vírica lo pone de manifiesto. Europa es dependiente de energía, materias primas, productos de primera o segunda necesidad y tecnológicos. La Europa dependiente es subalterna del imperio americano en decadencia.
La espiral de la guerra en Ucrania añadirá crisis al impacto de las crisis en Europa. Frente al muro de desinformación impuesto por los gobiernos europeos, frente al ardor guerrero instigado por quienes nunca irán a frente alguno de batalla, frente a quienes como bien pagados o paniaguados del poder escriben loas y lanzan proclamas de guerra en prensa, radios y televisiones, justificando el envío de armas a Ucrania para que la población civil se enfrente a un ejercito inmenso, tecnificado, nuclear y capacitado para el crimen como el ruso, frente a todo eso, poco a poco, con la fuerza de la razón, contraria a la razón de la fuerza, se irán abriendo argumentos y opiniones que mostrarán las únicas alternativas posibles a las armas.
El no a la guerra es un grito radical contra el exterminio a favor de la vida. La ayuda humanitaria, la presión exterior y la vía diplomática multilateral, con la comprensión de las razones de las partes, también de la parte invasora, se abrirán paso como la única solución posible y duradera. Lo demás es barbarie. Pacifismo o barbarie, esa es la cuestión.
Publicado en La Última Hora Noticias