viernes, 28 de abril de 2023

¡Ojú, Juanma, qué caló!

 Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, en una imagen reciente.

Si en el norte hace calor, imaginaos en el sur. Abril aguas mil ya es una quimera. No vivimos un episodio anormal, una ola de calor, vivimos la normalidad del calentamiento global. El clima ha cambiado. Venid al sur, sentaos en una de esas llanuras de granito bajo las cuales hay un aparcamiento subterráneo. Luego levantaos con la cabeza y el culo achicharao, a ver si sois capaces de decir que el cambio climático es una invención de los ecologistas para joder la vida  de la gente.

No es tiempo para la precaución ni para la prevención, solo nos queda curar el clima y aplicar paliativos a la naturaleza, el campo y las ciudades. La precaución es la acción que evita un mal aunque no se tiene certeza de que vaya a ocurrir. La prevención impide un mal del que se tiene certeza que vendrá. Los cuidados y la cura son para cuando la enfermedad presenta síntomas y efectos manifiestos, ahí estamos

El clima ha cambiado, lo que vivimos no es un fenómeno meteorológico, es un nuevo estado de naturaleza. Resulta imprescindible la acción institucional, ley y norma. No basta la educación ambiental ni la voluntad individual para paliar los males de la principal enfermedad provocada por un modelo económico antropocéntrico. La enfermedad climática induce enfermedades antihumanitarias, no es ni será menor el incremento de los flujos migratorios huyendo del hambre.

La ecología política no se ha cansado, con escaso éxito en el sur de Europa y con éxito degenerativo en el norte (memoria de verdes alemanes), de decir que es más caro afrontar los efectos del calentamiento global, que intervenir para limitar las emisiones de CO2. Las advertencias de la ciencia chocan con el interés del capital y la ignorancia que promueve a través de los grandes medios de comunicación. El muro de contención de la verdad científica se desmorona estos días a fuerza de calor y sed. ¡Ojú, Juanma, qué caló!

Andalucía se abrasa con Moreno Bonilla encastillado en los frutos rojos regados con el agua ilegal de Doñana. El Partido Popular acusa al ministerio para la Transición Ecológica de mentiroso y a la Unión Europea de partidista, mientras el presidente andaluz envuelve su maletín de comercial de la engañifa en la bandera de Andalucía. En política es importante elegir los tiempos, hasta en eso son brutos estos señores de la derecha andaluza.

La inercia del gobierno andaluz, cuyo modelo colonial hereda del PSOE, insiste en el turismo, la minería, la agricultura intensiva, la construcción y la externalización de todo servicio público, para poner Andalucía al servicio extractivo de capital foráneo. Moreno Bonilla desprotege la condición de posibilidad de la vida en Andalucía, que es la condición de posibilidad de una economía sana. Peor que la ignorancia es el interés de unos pocos capaces de acabar con lo común.

Con temperaturas en abril catorce grados superiores a la media histórica, sin lluvias, la agricultura tiene sed de ayudas, los sistemas de salud se resienten con el incremento de las patologías respiratorias y cardiovasculares, las aulas son hornos, el trabajo en la calle, mortal. Cuidar y curar ya es prevenir.

El campo necesita a la agroecología, la industria el cierre de ciclos y la desmaterialización, las edificaciones y las ciudades el bioclimatismo, la movilidad la descarbonización. El modelo energético las renovables, con empresas públicas, sin concentración y antioligopolios. El calor nos mata, no cabe mirar para otro lado, urge invertir en vida antes de que nos abrasen el interés y la ignorancia. La naturaleza no tiene fronteras, tiene límites para la vida y la economía. Los vemos. ¿Los ves Juanma? ¡Ojú, la caló!

lunes, 24 de abril de 2023

Contra las peonadas para acceder al subsidio agrario

 Jornalero descansando sobre una caja llena de boniatos tras una peonada, probablemente para acceder al subsidio agrario..

La vida en los pueblos andaluces hace muchos años que salió de la miseria y el dominio franquista de señoritos en Land Rover. Andalucía no debe olvidar su sangre jornalera. Olvidar es morir. Al albor de la democracia, en la década de los 70 del siglo pasado, Andalucía tenía una emigración en los focos industriales españoles y europeos, de más de dos millones y medio de personas. Sangre derramada por territorios ajenos a la cultura andaluza, sangre del campo andaluz.

En los años ochenta y noventa del siglo pasado, la población andaluza se apegó al territorio gracias a tres políticas públicas que afrontaron las principales carencias del mundo rural. La implantación de la educación pública, la presencia de centros de salud en la mayoría de los núcleos urbanos por pequeños que fuesen, y los sistemas de protección de la clase jornalera mediante el subsidio agrario y el PER (Plan de Empleo Rural). No fueron regalos del cielo, fueron fruto de luchas organizadas por el sindicalismo agrario andaluz, primero el SOC (Sindicato de Obreros del Campo) y luego el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores).

La hermosura de los pueblos andaluces se debe a políticas que fijan población al territorio. Se podía haber hecho más, sí, se podía haber limitado el daño ambiental, sí, se puede hacer bastante más, sí. Esta semana el Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos presenta en el Congreso una proposición de ley de mejora de las condiciones de trabajo y protección social de las personas trabajadoras agrarias por cuenta ajena y de los eventuales agrarios de Andalucía y Extremadura.

Sin gente el campo se abandona, crecen el escombro, la basura y los incendios. Sin gente no hay posibilidad de proteger la naturaleza o luchar contra los efectos del cambio climático. Sin vida en el campo las ciudades están en riesgo. La proposición de ley busca tres efectos. El primero, liquidar la intermediación en el mercado laboral agrario de las empresas de trabajo temporal. Estas empresas extraen plusvalías de jornales muy bajos. La segunda, incrementar la actividad inspectora para que no haya peonadas en condiciones de explotación y sin contrato.

Y la tercera, acabar con que el derecho al subsidio agrario dependa de la voluntad del empresario. Para ello, en las condiciones establecidas por la ley, tres años de residencia en un municipio y demostración legal de que se ha trabajado un mínimo de treinta jornales al menos un año antes del momento en que se está en desempleo, se elimina el tener diez peonadas cotizadas para acceder al subsidio agrario.

El subsidio agrario sin acreditar jornales supone, con esta propuesta, una renta del 50% del SMI. La propuesta de ley incrementa la cuantía del subsidio hasta el 75% del SMI si se acreditan tramos trabajados de diez en diez de jornales, lo que desincentiva el rechazo al trabajo. Además para trabajadores mayores de 52 años permite la compatibilidad con trabajo agrario remunerado. La norma permite computar como jornales las bajas laborales por enfermedad o por maternidad, embarazo o tiempo de lactancia. Busca la igualdad entre hombres y mujeres jornaleras.

Setecientas cincuenta mil personas jornaleras en Andalucía y Extremadura se beneficiarían de esta ley, una vieja reivindicación del sindicalismo agrario. El subsidio agrario actual supone menos del 4% del gasto nacional en desempleo, nada. De aprobarse el nuevo modelo, el incremento de las cotizaciones sufragaría, al disminuir el fraude empresarial, el coste añadido. Es una deuda social con el campo andaluz y extremeño, que ha sufrido y sufre extracción de capital humano, ambiental y monetario desde el centralismo político y los centros de poder económico radicados fuera de esas comunidades autónomas.

Es hora de que las y los jornaleros andaluces y extremeños, cualquiera que haya sido su lugar de nacimiento en el mundo, se liberen de quienes compran su dignidad a cambio de la firma de una peonada.

lunes, 10 de abril de 2023

Sumar, sueño o espejismo

Yolanda Díaz, en un acto de Sumar.

Si Yolanda Díaz buscase la unidad estratégica de la izquierda, hubiese trabajado desde el minuto cero por mantener unido lo preexistente, Unidas Podemos, y ampliarlo intensificando la acogida de espacios de representación ideológica, como el federalismo, el socialismo, el feminismo y la ecología política, y entablando conversaciones amistosas con partidos de implantación territorial autonómica.

Me pregunto, como Enric Juliana en Televisión Española en prime time, “¿cuál es el genio, el sagaz estratega que ha diseñado todo esto?” ¿Qué inteligencia está detrás de los planes de Sumar? ¿Quién calcula los tiempos y las fotos? ¿Cómo es posible que los partidos no importen pero se hable con 15 partidos menos con Podemos? ¿Qué induce a la vicepresidenta sergunda a decir Sumar sin Podemos no sería un fracaso? ¿Quién cree que debilitar a Podemos es útil para mantener el Gobierno de coalición en la próxima legislatura? ¿Quién ha decidido que postularse como candidata a la presidencia del Gobierno antes de las elecciones municipales y autonómicas era el momento en que empieza todo, cuando ni Más Madrid ni Compromís han facilitado pacto alguno?

Sumar sin Podemos no es nada. Hasta un demócrata que defiende los intereses de la burguesía catalana, y que por eso no está interesado en un Gobierno del PP con Vox, como Enric Juliana, lo sabe. La vieja esencia de la izquierda española es capaz de elegir ser nada antes que admitir que necesita a Podemos. Quienes batallan por reducir el espacio electoral de Podemos tiran piedras sobre su propio tejado. Acometer contra Podemos conduce a perder poder político tras las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo. Los socios de Sumar pueden perder las alcaldías de Barcelona y Valencia. Los auténticos debilitados serían los Comunes y Compromís. Por su parte el PSOE, que instiga la maniobra contra Podemos, podría perder cuatro de las seis diputaciones andaluzas que gobierna.

Sin embargo Podemos no tiene por qué salir debilitado. En la mayor parte de los territorios se presentan en alianza con IU, con un flotador para cambiar de barco, siendo Podemos la fuerza hegemónica, y allí donde se presenta con otras alianzas también es la fuerza hegemónica. Además, al contrario que Juliana, creo que el Gobierno del Botánic en la Comunitat Valenciana puede mantenerse, porque Podem, con Héctor Illueca al frente, compensaría la bajada de Compromís con Joan Baldoví. Lo más parecido a la frescura y potencia política de Mónica Oltra, víctima de lawfare, está en Podem. Además, en la comunidad de Madrid, si no hay vuelco, todo seguirá tal cual y si lo hay habrá Gobierno de coalición con Podemos dentro.

Visto así, es inexplicable que Yolanda Díaz desprecie a Podemos. Tal vez la inteligencia artificial nos lo explique, porque parece inexplicable. No es lo mismo perseguir un sueño que caminar hacia un espejismo. El sueño, con voluntad, puede hacerse realidad, el espejismo no existe, es una ilusión óptica provocada por la necesidad y las condiciones ambientales. Cuanto antes nos demos cuenta mejor.


sábado, 1 de abril de 2023

Sumar o jugar con fuego


La izquierda no independentista lleva dos años esperando a Yolanda. Ha llegado el momento del sí quiero, será el 2 de abril. Pero en el matrimonio polígamo, el novio principal no irá a la boda sin un acuerdo de mínimos, que incluya el compromiso de primarias abiertas a la ciudadanía. Habrá, mientras dure el Gobierno de coalición, pareja de hecho con más desgana que pasión. Se nos rompió el amor, de tanto usarlo. La unidad es un valor pero no es una obligación, no es un fin en sí mismo. Conviene saber para qué. No es lo mismo continuidad que cambio, retorno a la subalterinidad del PSOE o fuerza de profundización democrática.

Sumar está capitalizado por IU/PCE, partido que entró por supervivencia en la alianza con Podemos con poca o ninguna confianza en la estrategia de voluntad de poder frente al PSOE. El sumando Más Madrid, un tiempo inmiscible con IU, es la escisión de Podemos que quiso dejar pasar al PSOE al gobierno aunque se apoyase en Ciudadanos; el daño electoral para la izquierda en la comunidad de Madrid es conocido.

El sumando Bloc Nacionalista Valencia de Compromís, liderado por Joan Baldoví, cobró la relevancia que tiene en el País Valencia gracias al potente liderazgo popular de Mónica Oltra. Mónica, víctima del lawfare, y olvidada por el imperativo de Sumar, no está en el algoritmo. En Comun Podem, con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, al acercarse a Madrid se aleja de Cataluña; Si quitas a Podem y dejas en solitario a la vieja ICV (Iniciativa per Cataluña Vers para no iniciados en este juego de siglas), pierdes frescura y fuerza de transformación, entregas espacio a ERC por el lado nacionalista y al PSC por el lado socialista.

Tan solo con esta descripción gruesa de la realidad, sin necesidad de señalar las posiciones perfiladas, poco incisivas o sencillamente subalternas, ante las intenciones y actos del PSOE en materia de política internacional, social, feminista o política de derechos democráticos, se observa que el asunto de la unidad de la izquierda no es una cuestión de querer o no querer, de buenos y malos, como dibuja todo el arco mediático, desde la zona ultra hasta el flanco izquierdo, en una simplificación burda. 

Sobra decirlo, desde 2014 el agente que ha revolucionado la izquierda española ha sido Podemos. Podemos ha llevado a la izquierda a donde ha llegado, como escribiera Miguel Hernández, cercado por las balas, ansiado por el plomo. Sobra decirlo en esa victoria estratégica han participado, y se han beneficiado, todas las demás izquierdas, gracias a la generosidad inclusiva de Podemos. Sobra decirlo, hay una retahíla de logros que el electorado de izquierdas, socialista, feminista , ecologista y animalista jamás hubiese soñado extraer al PSOE. Sobra decirlo, en el barco del Gobierno de España, Podemos ha sido la vela progresista, el PSOE el viento de costado, y los ministerios de IU y Los Comunes, han habitado los camarotes cuando el oleaje hacía zozobrar el barco. Sobra decirlo, ha sido Podemos la fuerza política que ha mantenido sólida la mayoría de investidura, gracias a la estrategia de dirección de estado que daba prioridad a los acuerdos con ERC y Bildu.

Así que esto de la unidad y la suma no es una cuestión de estar más o menos a la izquierda del PSOE, no es una cuestión de partidos sí o no o a medias. Es una cuestión de carácter más estratégico que programático, ideológico. En un programa electoral no es difícil parecerse o coincidir, ocurre hasta con los programas del PSOE. Si fuese por eso, quienes piden la unidad bien podrían pedirla con el PSOE. Claro que eso rompería el juego de parecer de izquierdas,  para ocupar el espacio que interpela al PSOE desde la zona progresista y luego, tras las elecciones, dejarlo hacer a su aire.

Es preciso un proyecto estratégico de estado federal/confederal, con una fuerte profundización democrática que arrincone, no a Podemos, ni a ERC ni a Bildu, sino al estado profundo franquista que aún habita cómodamente en el ejercito, la judicatura, el alto funcionariado ministerial o los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. El laborismo está muy bien, pero en España solo con eso, acabas entregando el electorado al bipartidismo y relegando la fuerza de transformación al desencanto. Ya pasó, y la gente de izquierdas no debería jugar con fuego para que vuelva a pasar. 

A partir de ahora se atacará a Podemos acusándolo de romper la unidad, pero la unidad estaba en torno a un proyecto exitoso, solo había que ampliarla sin dividirla. No, no ha sido Podemos quién la ha roto. Reflexionemos porque nada termina hoy ni empieza mañana, la flecha del tiempo continúa.

Publicado en La Voz del Sur