No faltaran hoy los análisis cuantitativos, busco sin embargo una mirada cualitativa. Desde el ángulo de la izquierda y el progresismo los resultados de las elecciones gallegas muestran que no se puede avanzar si no se hace política con raíces. Los mejores resultados de la izquierda gallega desde que se inauguró la democracia de las nacionalidades históricas, los obtuvo ayer el Bloque Nacionalista Gallego. El BNG ha consolidado su sustitución del PSG (El PSOE en Galicia) como referente del voto progresista de izquierdas gallego.
La gran carencia del 15M en España, retransmitido desde Madrid, pero con potencia de transformación en todo el estado, fue la ignorancia de la territorialidad de la política con sus consiguientes especificidades culturales diferenciadas. España era plurinacional antes de que el término se pusiese de moda consecuencia de la respuesta de la izquierda de estado al procés. El 15M impugna las consecuencias de las políticas neoliberales, Podemos lo traduce en la impugnación del bipartidismo de régimen, pero solo cuando “choca” con las distintas especificidades territoriales, con los contextos y las problemáticas específicas de cada ecosistema político dibujado dentro del mapa de España, se moldea forzado por la realidad.
Si el neoliberalismo desvinculó el capital de la economía productiva y del presente, para financiarizar la economía y especular a futuro, también buscó la concentración del poder en el centro de los estados reduciendo la interlocución política para la destrucción de lo público, salvo las políticas represivas. La reforma bipartidista a las órdenes de Obama y Merkel del artículo 135 de la CE, la aplicación del 155 a Cataluña y ley mordaza tienen un denominador común, plegarse a los intereses del capitalismo global. El centralismo es la forma que conviene al neoliberalismo.
Una identidad cultural vinculada a un territorio es lo que llamamos pueblo. Un pueblo es un ecosistema político formado por vínculos con la naturaleza geográfica, con el paisaje, con los modelos agroganaderos y pesqueros tradicionales, con el urbanismo vernáculo, con las costumbres, la lengua, la historia y las manifestaciones culturales. Los pueblos culturales cuando toman conciencia política están en disposición de defender sus intereses. Para la izquierda, el feminismo, la ecología y el socialismo, en este siglo XXI con crisis ecológica planetaria, de efectos y de recursos, es imprescindible la articulación cooperativa de los “intereses” territoriales.
Lo que nos enseñan los resultados de las elecciones gallegas es que el trabajo sobre el territorio es imprescindible para obtener frutos, incluso con todo en contra, con la negación de los medios de comunicación controlados, el BNG con Ana Pontón ha logrado situarse por encima del PSG como referente de la izquierda gallega gracias a la constancia y la implantación territorial. Ana pontón es la gran triunfadora de la izquierda gallega. Con gran apoyo mediático, con la presidencia de Pedro Sánchez y la vicepresidencia segunda de Yolanda Díaz la caída del socialismo gallego ha sido contundente y Sumar queda fuera del parlamento gallego.
Por el lado de Podemos Galicia cabe decir que, en unas condiciones de campaña dificilísimas y con la tendencia a la concentración del voto útil en Ana Pontón, se ha comprobado que Isabel Faraldo tiene conocimiento y capacidad de liderazgo gallego. Un liderazgo que es preciso animar y consolidar. No hay política sin territorio y no hay política sin cuerpos. Hoy para la izquierda en España, el territorio es la diversidad plurinacional y los cuerpos son los cuerpos de las mujeres, dos pilares para sostener la estrategia política de la cooperación y los cuidados que habrían de dar frutos en las próximas elecciones europeas, y que habrían de tenerse en cuenta para la imprescindible reconstrucción orgánica del proyecto podemita teniendo como referente los modelos federales/confederales.