domingo, 25 de febrero de 2024

Lección gallega

Varias personas realizan un escrutinio de votos con motivo de las elecciones autonómicas de Galicia, en el IES Illas Cies, a 18 de febrero de 2024, en Vigo, Pontevedra, Galicia (España). Todos los gallegos han sido llamados a las urnas hoy, 18 de febrero, para elegir a su nuevo presidente autonómico para los próximos cuatro años. Hay 75 escaños en juego, por lo que los candidatos de los diferentes partidos deben alcanzar una mayoría absoluta de 38 escaños para hacerse con la Presidencia.,Image: 848067949, License: Rights-managed, Restrictions: , Model Release: no, Credit line: Adrián Irago / Europa Press / ContactoPhoto

No faltaran hoy los análisis cuantitativos, busco sin embargo una mirada cualitativa. Desde el ángulo de la izquierda y el progresismo los resultados de las elecciones gallegas muestran que no se puede avanzar si no se hace política con raíces. Los mejores resultados de la izquierda gallega desde que se inauguró la democracia de las nacionalidades históricas, los obtuvo ayer el Bloque Nacionalista Gallego. El BNG ha consolidado su sustitución del PSG (El PSOE en Galicia) como referente del voto progresista de izquierdas gallego.

La gran carencia del 15M en España, retransmitido desde Madrid, pero con potencia de transformación en todo el estado, fue la ignorancia de la territorialidad de la política con sus consiguientes especificidades culturales diferenciadas. España era plurinacional antes de que el término se pusiese de moda consecuencia de la respuesta de la izquierda de estado al procés. El 15M impugna las consecuencias de las políticas neoliberales, Podemos lo traduce en la impugnación del bipartidismo de régimen, pero solo cuando “choca” con las distintas especificidades territoriales, con los contextos y las problemáticas específicas de cada ecosistema político dibujado dentro del mapa de España, se moldea forzado por la realidad.

Si el neoliberalismo desvinculó el capital de la economía productiva y del presente, para financiarizar la economía y especular a futuro, también buscó la concentración del poder en el centro de los estados reduciendo la interlocución política para la destrucción de lo público, salvo las políticas represivas. La reforma bipartidista a las órdenes de Obama y Merkel del artículo 135 de la CE, la aplicación del 155 a Cataluña y ley mordaza tienen un denominador común, plegarse a los intereses del capitalismo global. El centralismo es la forma que conviene al neoliberalismo.

Una identidad cultural vinculada a un territorio es lo que llamamos pueblo. Un pueblo es un ecosistema político formado por vínculos con la naturaleza geográfica, con el paisaje, con los modelos agroganaderos y pesqueros tradicionales, con el urbanismo vernáculo, con las costumbres, la lengua, la historia y las manifestaciones culturales. Los pueblos culturales cuando toman conciencia política están en disposición de defender sus intereses. Para la izquierda, el feminismo, la ecología y el socialismo, en este siglo XXI con crisis ecológica planetaria, de efectos y de recursos, es imprescindible la articulación cooperativa de los “intereses” territoriales.

Lo que nos enseñan los resultados de las elecciones gallegas es que el trabajo sobre el territorio es imprescindible para obtener frutos, incluso con todo en contra, con la negación de los medios de comunicación controlados, el BNG con Ana Pontón ha logrado situarse por encima del PSG como referente de la izquierda gallega gracias a la constancia y la implantación territorial. Ana pontón es la gran triunfadora de la izquierda gallega. Con gran apoyo mediático, con la presidencia de Pedro Sánchez y la vicepresidencia segunda de Yolanda Díaz la caída del socialismo gallego ha sido contundente y Sumar queda fuera del parlamento gallego.

Por el lado de Podemos Galicia cabe decir que, en unas condiciones de campaña dificilísimas y con la tendencia a la concentración del voto útil en Ana Pontón, se ha comprobado que Isabel Faraldo tiene conocimiento y capacidad de liderazgo gallego. Un liderazgo que es preciso animar y consolidar. No hay política sin territorio y no hay política sin cuerpos. Hoy para la izquierda en España, el territorio es la diversidad plurinacional y los cuerpos son los cuerpos de las mujeres, dos pilares para sostener la estrategia política de la cooperación y los cuidados que habrían de dar frutos en las próximas elecciones europeas, y que habrían de tenerse en cuenta para la imprescindible reconstrucción orgánica del proyecto podemita teniendo como referente los modelos federales/confederales.

Publicado en Diario Red

Pedro Sánchez en el catillo del 78

 

Pedro Sánchez envía señales de que su gobierno durará toda la legislatura pase lo que pase con Junts. Lo cuenta el editorial de Diario Red de ayer jueves 21 de febrero. Puede legalmente encastillarse sin legislar o legislando puntualmente con el PP. Encastillarse en el gobierno es continuar sin asumir la crisis de régimen del 78, destapada por la crisis del capitalismo global de 2008, cuya traducción en España la representó el 15M traducido en Podemos y la deriva independentista del nacionalismo catalán traducida en el procés.

La no asunción de la crisis de régimen es la razón por la que el PSOE pactó con el PP en agosto de 2011 la modificación del artículo 135 de la CE. La misma razón por la que tras el referéndum alegal de 1 de octubre de 2017, apoyo la aplicación del 155 que suspendía la autonomía catalana. La razón por la que Sánchez forzó la repetición de las elecciones generales de abril de 2019 en noviembre del mismo año. La misma razón por la que se empeña en negociar con el Partido Popular la renovación del CGPJ. La razón por la que se plegó a reformar con el PP la ley del solo sí es sí de Irene Montero. La misma razón por la que mantiene RTVE entregada al bloque reaccionario. La razón por la que se niega a acabar con la ley mordaza. 

En tanto que con Podemos dentro del gobierno se visibilizaba un horizonte legislativo gracias al motor que exigía el cumplimiento de los acuerdos de gobierno. Con Sumar en proceso de deconstrucción, el gobierno carece de impulso legislativo. Ese el problema del encastillamiento, sin horizonte de transformación, tendremos un gobierno que acabará entregando el poder en las urnas al proyecto reaccionario y recentralizador que la derecha española tiene perfectamente dibujado.

Sorprende que los partidos del bloque democrático, con una crisis de régimen deviniendo en crisis del Estado, sigan jugando en corto sin levantar la mirada al mundo. Sorprende que no se defienda una alianza estratégica por la profundización democrática. Sorprende que, subsumido Sumar en la dinámica sanchista, mientras el bloque reaccionario (medios, judicatura, fiscalía, PP y Vox) empuja al PSOE fuera del 78 y alimenta su fractura con las voces de las viejas glorias (González, Guerra o Ibarra) y las de García Page o Susana Díaz, no se plantee abiertamente una alianza plurinacional, que no tiene que ser electoral, para forzar a Sánchez a decidir entre encastillarse o reforzar la democracia.

Esa alianza, con una horquilla parlamentaria de entre 18 y 30 diputados y diputadas, podría actuar conjuntamente para conseguir que la RTVE preste un servicio democrático y público, para que el CGPJ sea renovado con el consenso del bloque democrático aquí y no en Bruselas con el PP, para que se acabe de una vez por todas con la ley mordaza o para revertir a su forma original le ley del solo sí es sí. ¿Acaso creen las fuerzas soberanistas que mirando solo el suelo que pisan pueden consolidar sus posiciones, sin tener en cuenta los límites que marca el contexto global, el europeo y el del actual estado español? Hay que sacar a Sánchez del castillo del 78.

Publicado en Diario Red

domingo, 11 de febrero de 2024

Palabra de urbanita

El presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, interviene durante una visita a una explotación agraria, a 5 de febrero de 2024, en Lalín, Ourense, Galicia (España). Feijóo ha visitado esta explotación agraria en medio de la crisis del campo y el problema de la sequía. Esta visita está dirigida para apoyar al sector agrario, justo en la víspera de la tractorada independiente convocada para mañana, martes 6 de febrero, contra el abandono del Gobierno.,Image: 843662288, License: Rights-managed, Restrictions: , Model Release: no, Pictured: ALBERTO FEIJÓO, Credit line: Álvaro Ballesteros / Europa Press / ContactoPhoto

Alberto Núñez Feijóo ha llamado en tono despectivo urbanitas a toda persona que, residiendo en ciudades, considere que los agricultores se equivocan de enemigo cuando señalan a la ecología y la agenda 2030 de Naciones Unidas para la sostenibilidad del planeta. Con esa calificación tosca el líder del PP acusa al gobierno de Pedro Sánchez de pensar solo en las ciudades y no en el mundo agrario. La RAE define urbanita, despectivamente, como “persona que vive acomodada a los usos y costumbres de la ciudad”. La RAE no alertar del sentido acusador de urbanita, ignora así que tanto en el campo como en las ciudades los ricos viven de lujo y la gente trabajadora vive como puede.

Por poner el ejemplo de Andalucía. Feijóo ha despreciado a más de cinco millones ochocientos mil andaluces que viven en núcleos urbanos que son ciudades. Casi el 69% de la población andaluza vive, según datos del INE de 2021, en municipios de más de 20.000 habitantes. Si consideramos la que vive en municipios de más de 10.000 habitantes, son seis millones ochocientas mil personas, el porcentaje de población diana del calificativo de Feijóo es del 80,7%. Feijóo desconoce la distribución geográfica de los urbanitas de España.

El discurso de Núñez Feijóo es ignorante y dañino. El jefe de la oposición trumpista se alinea con el intento de Vox de capitalizar las movilizaciones agrarias, con el fin exclusivo de debilitar al gobierno. Las y los agricultores le importan un pito. Las veces que se han llevado al congreso, o a los parlamentos de las comunidades autónomas, propuestas legislativas para mejorar la vida agraria, como el caso de la ley de la cadena alimentaria para evitar la venta a pérdidas, han votado en contra. PP y Vox siempre votan en contra de los de abajo y a favor de los de arriba. El mundo agrario debe saberlo. Los y las urbanitas del mundo tenemos que contarlo.

La estrategia del PP y Vox pasa por utilizar el malestar en el campo para hacer oposición partidista al gobierno. La estrategia del bloque democrático, incluido el gobierno, no puede ser solo la comprensión de las movilizaciones agrarias. Hay que contar las causas del malestar y defender las recetas ecológicas, económicas, fiscales y sociales para curar la enfermedad, no las recetas capitalistas para intentar cronificarla y que fracasan una vez tras otra.

El cambio climático es un hecho indiscutible. No llueve, no nieva, no hay invierno, los veranos son tórridos, contaminados y largos. Las aguas son escasas y condenadas a agrotóxicos y carcinógenos. Curar la enfermedad económica agraria tiene que hacerse al tiempo de curar la enfermedad planetaria y la enfermedad de la contaminación urbana. La culpa no es de la ecología, la solución es la agroecologia. La culpa es de los capitalistas, esos que ganan año tras año miles de millones con los préstamos de cosecha y para inversiones, esa banca que acaba de imputarse más de veintiseis mil millones de beneficios en el año 2023. La culpa es de una economía que engulle combustibles fósiles aumentando la crisis climática. La culpa es del encarecimiento de los fitosanitarios, escasos y fabricados con energía de los combustibles fósiles. La culpa es de la guerra y el alineamiento de la UE con el imperio de los EE.UU.

La culpa es de la acumulación de la producción en grandes explotaciones intensivas y macrogranjas, que contaminan aire, agua y destruyen otras potencialidades económicas, con las que las explotaciones familiares no pueden competir. La culpa es del funcionamiento en régimen de oligopolio del sector de la distribución alimentaria que impone precio de compra al agricultor y precio de venta al consumidor. La culpa es del dumping ambiental de importaciones de terceros países cuya legislación ambiental es laxa o inexistente. La culpa es de inversores patriotas que ponen en países extracomunitarios grandes explotaciones para producir a bajo precio por la inexistencia de derechos laborales. La culpa es de las políticas de la UE respecto de África que obligan a su población a huir para que saquen adelante sin derechos nuestra producción local.

Ese es el diagnóstico de las causas de la enfermedad socioeconómica en el campo. Sin un correcto diagnóstico no habrá curación. Las y los agricultores y ganaderos gallegos, castellanos, vascos, catalanes, extremeños o andaluces conocen las causas. No son tontos, muchos viven en municipios que son ciudades, como en Andalucía. El gobierno y el bloque de investidura debe señalar las causas y difundirlas con claridad y nitidez. Esto no es una guerra de urbanitas contra catetos, esto es una confrontación entre capital y vida, entre fascismo y democracia. Palabra de urbanita que quiere un campo limpio, productivo y feliz. Palabra de ecologista.

Publicado en Diario Red

 

sábado, 3 de febrero de 2024

La inconfiabilidad de Junts

November 9, 2023, Barcelona, Barcelona, Spain: Carles Puigdemont (Junts) explains in a conference from Brussels what has been the agreement he has reached with Pedro Sanchez (PSOE) for his re-election as president of the Spanish Government.,Image: 820877640, License: Rights-managed, Restrictions: , Model Release: no, Credit line: Marc Asensio Clupes / Zuma Press / ContactoPhoto

La acción del gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos de la pasada legislatura, que no olvidemos que se tuvo que enfrentar a una crisis pandémica global, a la invasión rusa de Ucrania y hasta a una erupción volcánica en La Palma, fue posible gracias a la confiabilidad tanto de los socios de gobierno como de los socios de investidura, entre los cuales no se encontraba Junts per Cataluña ni ningún otro partido nacionalista de derechas catalán. La acción de gobierno de la pasada legislatura se realizó con un entorno hostil de la alta judicatura española, de la ultra derecha formada por PP y Vox, de los medios de comunicación, incluida RTVE, y en un entorno de lawfare contra Junts, ERC y, con la mayor insidia, contra Podemos.

En esas circunstancias el PSOE se comportó como siempre, tirando del freno de mano de los avances democráticos que había pactado con Podemos cuando Pedro Sánchez firmó el gobierno de coalición con Pablo Iglesias. Aun así Podemos se mostró como un socio confiable que nunca puso en riesgo la legislatura. Lo cual no impidió que usara todos los medios de presión democráticos necesarios para hacer que el PSOE cumpliese, hasta extremos nunca vistos, los acuerdos del pacto de gobierno. Por su parte los partidos nacionalistas vascos, PNV y Bildu, así como ERC que logró negociar los indultos del procés, siempre actuaron con una consistente responsabilidad de legislatura.

Todo lo contrario del modus operandi con el que está actuando Junts en este inicio de legislatura en la que sus votos son necesarios para mantener una cierta estabilidad de gobierno. Junts se negó el martes pasado a votar sí a un texto que ya había pactado en en la comisión de justicia con el PSOE. Lo hizo por querer blindar más la interpretación futura que algunos jueces importantes harán de ella. Tanto el PSOE como Junts deberían saber que cualquiera que sea la letra con la que finalmente acuerden la ley de amnistía, habrá jueces que van a retorcer la justicia hasta estrangularla con el fin de liquidar la eficacia de un acuerdo democrático sustentado, no solo por la mayoría de las y los parlamentarios, sino también por la mayoría del electorado de la España diversa y plurinacional a la que representan.

En este arranque de legislatura se está notando con meridiana claridad los efectos de que el PSOE se aliara con el PP, la alta judicatura, Ferreras y su contador de penas, y otros medios de la progresía, para liquidar a Podemos tumbando la ley del solo sí es sí. Igualmente es evidente que la maniobra fallida, promovida por Sánchez y ejecutada por Yolanda Díaz con el apoyo de Izquierda Unida, la vieja Iniciativa per Cataluña Verds, transformada en Los Comunes, Compromís sin Mónica Oltra y Más Madrid con Íñigo Errejón, para matar a Podemos ha conducido a debilitar electoralmente no solo a la izquierda, también al propio gobierno de coalición que actualmente está en manos de la in-confiabilidad de Junts.

Vivimos las consecuencias de la existencia de un PSOE que va a rastras cuando defender la democracia significa salirse los marcos reaccionarios incrustados en el régimen del 78, de un PSOE que ha buscado imposibilitar la existencia de una izquierda siquiera socialdemócrata de verdad, no digamos ya socialista. Las consecuencias de un Pedro Sánchez que no se mueve por posiciones ideológicas, sino matemáticas en el congreso y de un Sumar que está más interesado en el reparto de parcelitas que en forzar al PSOE a que actúe según lo que promete en las elecciones. Pero también las consecuencias de una derecha catalana que ha perdido el contexto global fascista hacia el que avanza Europa y el mundo, un Junts, con Puigdemont al frente, que no es consciente de que hacer pagar al bloque de investidura lo imposible, solo por querer parecer ante ERC más independentista que nadie, es enterrarse a sí mismo bajo los escombros del fracasado procés cuya antepasada Convergencia inició.

Si la inteligencia cundiera en el bloque de investidura, se sumarían los votos nacionalistas con los de Podemos para que Pedro Sánchez priorizase una agenda urgente de democratización de estado. Esa es la clave y no parecer más independentista que nadie. Una agenda que pasa ineludiblemente por democratizar RTVE, renovar el CGPJ con el bloque de investidura en España y no con el PP en Bruselas, acabar con la ley mordaza, reformar el código penal para que ninguna acción de protesta o reivindicativa pueda ser considerada terrorismo, democratizar los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, destapar los secretos oficiales de la transición, modificar la forma de acceso a la judicatura, la fiscalía y otros altos cuerpos del estado para que las clases medias y populares formen parte de las mismos, promulgar una ley de medios que limite el impacto de la trama dependiente del poder económico y de las instituciones. Esto sería tener una mirada hacia el horizonte, y no la actual que mira al suelo mientras se dan cartas a la ultraderecha para que mañana gobierne a sus anchas recortando derechos y libertades.

Publicado en Diario Red