viernes, 24 de mayo de 2024

Operación Irene Monrero

irene-montero

En junio de 2023, una vez conformadas las listas de Sumar para las elecciones generales del 23 de julio de ese mismo año, en un artículo publicado en Canal Red titulado Votar por Irene Montero escribí esto: “Excluir a la mejor ministra feminista, progresista y de izquierdas de todos los tiempos, de un puesto relevante en las listas electorales, es una carga de plomo en la mochila de Yolanda Díaz.

El último paso que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz dieron para derribar a Irene Montero fue vetarla para que no estuviese en la candidatura de Sumar. El objetivo central del tándem Sánchez/Díaz era reducir Podemos a cenizas. Para Sánchez el fin era laminar la capacidad de presión por la izquierda de Podemos, para Díaz volver a ocupar un sillón a la siniestra del PSOE como detergente de sus posiciones de derechas en materia económica, y hasta de ultraderecha en materia de política belicista internacional.

El primer paso que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz dieron para derribar a Irene Montero, lo que llamé Operación derribar a Irene Montero, fue aliarse, por activa el primero y por pasiva la segunda, con el contador de violadores de Antonio García Ferreras y la Sexta, con la judicatura más facha y con la misma prensa basura que ahora alimenta el lawfare contra Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez. Tras esa alianza con la maquinaria del fango, El PSOE reformó con el PP la ley del solo sí es sí del ministerio de Igualdad que había aprobado con la supervisión técnica del ministerio de Justicia en manos del PSOE.

Tanto Yolanda Díaz como el PSOE representan la tradición acomodada socioliberal, incapaz de plantear avances estructurales de calado. Sus disfraces visten de democracia las zonas más oscuras del régimen del 78. Un gobierno con el PSOE en el que la izquierda no hace ruido es un gobierno muerto para la democracia. Un gobierno en el que el PSOE intenta legislar para y con la derecha, como en la ley sobre la prostitución o la reforma de la ley del suelo.

Las gentes de izquierdas que de buena fe creímos que el proyecto Sumar había llegado de verdad para sumar, en lugar de para destruir al motor que había logrado llevar a la izquierda al gobierno de España, debemos en las elecciones europeas volcar nuestro esfuerzo en mejorar las prestaciones del velero Podemos, soplar para hinchar sus velas. Volver a las andadas.

Desde luego, las razones son de programa. Pero el blanco del papel aguanta todo lo que en negro se escriba. Formar parte con nuestro voto de la Operación Irene Montero, es apoyar a una izquierda que se ha mostrado leal con sus acuerdos, generosa con sus aliados, ruidosa en sus reivindicaciones y comprometida de verdad con la democracia, con los derechos de las mayorías y de los pueblos de España. Una izquierda, feminista y pacifista, demostradamente fiable.

Publicado en Diario Red

lunes, 20 de mayo de 2024

Bloque reaccionario, régimen de guerra y farsa del PSOE

 Pedro Sánchez junto a Salvador Illa, en una imagen reciente del PSOE.

Lo quieren todo todo el tiempo

Sostengo en este artículo que la forma en que el capitalismo global asume su acción política en España es el lawfare orientado por el bloque reaccionario. Sostengo que vivimos en la tercera fase del neoliberalismo, una huida hacia delante más brutal que las anteriores. Sostengo que en España, debilitado Podemos, el partido que rompió el consenso de régimen del que participaron PSOE, PCE, PSUC, CiU y PNV, la acción del bloque reaccionario va dirigida a expulsar por la fuerza al PSOE como pilar del régimen del 78. Sostengo que el bloque reaccionario pretende una involución antidemocrática de acuerdo con las necesidades de supervivencia del capitalismo occidental para la que la socialdemocracia liberal estorba.

El bloque reaccionario ya no necesita al PSOE porque necesita todo todo el tiempo. La socialdemocracia liberal surgida en Europa tras la segunda guerra mundial es prescindible para el capitalismo global. En España no necesita al pilar sobre el que en la transición se construyó la ficción de que España era una democracia plena. La dependencia de Pedro Sánchez para mantener el poder en el gobierno, como hizo con Podemos tras las repetición electoral de diciembre de 2019 o con Junts tras la últimas de julio de 2023, produce el temor de que acabe por romper los candados que cierran la posibilidad de una auténtica profundización democrática de carácter republicano.

El amago veraz de Pedro Sánchez para irse, al comprobar que no podía seguir sin situarse judicialmente como pieza de caza mayor para el bloque reaccionario, dejaba al PSOE al albur de una sucesión interna y presidencial incierta. Saltaron todas las alarmas en el interior del partido que ha lavado siempre la imagen de la monarquía heredera del franquismo.

El régimen de guerra es el ambiente en el que se instala la violencia mediática, judicial y política como estrategia del capitalismo para quedarse con todo todo el tiempo. En España el ejecutor de esa violencia que atenta contra la democracia es el bloque reaccionario que subvierte los resultados electorales calificando a los gobiernos de Sánchez de ilegítimos o ilegales.

El bloque reaccionario está formado por monarquía, derecha ultra y ultraderecha, CGPJ y multitud de medios de comunicación entre los que los principales son Atresmedia y Mediaset, con la colaboración especial, según el momento, del grupo PRISA. Hasta el miércoles 24 de abril cuando Pedro Sánchez hace pública su inquietante carta de amor, el PSOE fue beneficiario de ese lawfare. Lo usó en asociación con SUMAR para intentar liquidar a Podemos. El ejemplo más paradigmático es la operación conjunta de acoso y veto a Irene Montero.

Viniendo de donde venimos, un lawfare implacable contra multitud de actores sociales, culturales y políticos entre los que destacan Podemos y los partidos independentistas catalanes, parece mentira que la movilización de UGT, CC.OO y el llamado mundo de la cultura, celebrada el domingo 28 de abril, para rogar a Pedro Sánchez que se quedase, se hiciese sin exigirle condición concreta alguna. Si el bloque reaccionario lo quiere todo todo el tiempo, habrían de pedirle al presidente del gobierno que concrete medidas urgentes para confrontar con la manifiesta intención de involución totalitaria.

Régimen de guerra y bloque reaccionario

El régimen de guerra, apropiándome de la descriptiva expresión de Raúl Sánchez Cedillo, supone la tercera fase del neoliberalismo, una fase en la que el capitalismo occidental busca el control total del planeta y sus recursos. Por eso la OTAN declaró a China desafío sistémico. Por eso el pressing sobre Rusia para que Ucrania formase parte de la OTAN tuvo como consecuencia la guerra en Ucrania. Por eso la ayuda directa a Israel para sostener su posición de gendarme nuclear en oriente medio. Por eso Ursula von der Layen mira a la ultraderecha para conformar el próximo Consejo Europeo tras las elecciones de junio.

El PSOE es en España el baluarte del régimen de guerra, como se encarga de hacernos ver la ministra de Defensa, Margarita Robles. Al tiempo que está atado al régimen de guerra pretende, de un lado, seguir negociando con el bloque de poder heredero del franquismo incrustado en la CE del 78 y, de otro, como descubre el ministro Óscar Puente en su tuit de apoyo al fondo buitre Blackrock, ser dócil con los representantes del capitalismo occidental que se están quedando con todo.

En la primera fase del neoliberalismo, con la llegada al poder en el mundo anglosajón de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, éste resuelve su crisis ecosistémica, encarecimiento de materias primas y petróleo, con una huida hacia la especulación financiera, desplazando la fábrica a países asiáticos e instalando la guerra Irán-Irak en Oriente Medio. Comienza en Europa la precarización intensiva del trabajo. El PCE y el PSOE firman en 1977 los pactos de la Moncloa con el bloque procedente del franquismo. Pocos años después Felipe González nos mete en la OTAN, comienza la liquidación de la industria, la especialización de la economía en la construcción y el turismo, y los procesos de liberalización de banca y empresas públicas.

Consecuencia de ese primer neoliberalismo es la crisis económica global de 2008. El valor acumulado en las bolsas se quedó con los pies colgando ante el valor real de los productos sobre los que se soportaba la ficción especulativa. El capital occidental jugó en el casino de las bolsas mientras la fábrica se desplazó a China. Los estados delegaron la innovación al emprendimiento, incapaz de competir con la primera división asiática. Se sientan las bases socioeconómicas para la aparición del trumpismo global del que Ayuso y Feijóo son sus representantes en España.

La crisis de 2008 se afronta en España con la reforma bipartidista del artículo 135 de la CE que garantiza el rescate a la banca. José Luís Rodríguez Zapatero, PSOE, era presidente del gobierno. Llegó una crisis social brutal. Triunfó la derecha comandada por Mariano Rajoy, se rescató la banca sin contrapartidas. Se instaló la ley mordaza para criminalizar la protesta. El nacionalismo catalán de CiU intentó escapar, acosado por su propia corrupción, por la vía del independentismo. Irrumpió con fuerza Podemos, abdicó Juan Carlos I, la banca montó Ciudadanos, el Podemos de derechas. 

Llegó Vox como fragmento neofascista del Partido Popular impulsado por el a por ellos de Felipe VI. Se aplicó el 155 a Cataluña con el apoyo de Pedro Sánchez. La “justicia” imputó por rebelión a los líderes del procés. Huyeron o fueron encarcelados. Comienza a lo bestia la violencia judicial, mediática y política contra los liderazgos de Podemos. El PSOE se mantiene como el actor fundamental del régimen para sostener la ficción de una democracia plena, y colabora de manera directa con el lawfare haciendo uso político y electoral contra Podemos y el independentismo.

El bloque reaccionario lo quiere todo todo el tiempo. Las consecuencias de lo narrado no han sido analizadas por quienes han formado o forman parte del conglomerado SUMAR, elemento central construido desde Moncloa con la batuta de Yolanda Díaz para reducir a cenizas a Podemos. Al igual que Pedro Sánchez y SUMAR ruegan al bloque reaccionario que los acepte democráticamente, CC.OO, UGT y el mundo de la cultura, rogaban el domingo 28 de abril a Pedro Sánchez que siguiese, sin exigirle contrapartida de acción alguna. Caben dos opciones, o no son conscientes que el neoliberalismo occidental ha iniciado la fase de destrucción de la democracia, lo quieren todo todo el tiempo, despreciando lo que queda de socialdemocracia liberal, o les puede el corto plazo viviendo en la ilusión óptica de que todo volverá a ser como antes.

La farsa del PSOE

Tras la primera fase de financiarización, privatizaciones y desindustrialización, la segunda de acumulación de poder en el gobierno central, concentración bancaria, precarización laboral, privatizaciones e irrupción de los fondos buitres apropiándose del mercado de la vivienda y los servicios públicos, estamos en la tercera. El sistema capitalista lo quiere todo todo el tiempo. El capitalismo occidental necesita apropiarse por completo del estado, de todo los social, porque ya no puede competir con China o los BRICS en el modelo que el mismo a propiciado.

Su manijero en España, el bloque reaccionario, ya no puede permitir que el PSOE ocupe el poder siquiera por tiempos cortos, pretenden expulsarlo del consenso de régimen, dejarlo al margen solo para que esté en la oposición de manera permanente. Ayuso es Miley, Feijóo su consorte. El PSOE es Sergio Massa, ni puedo ni quiero. La violencia política, toda vez que Podemos ha sido expulsado del gobierno queda dirigida contra Pedro Sánchez enviando la señal de que el PSOE puede ser oposición, pero nunca a partir de ahora ejercer el gobierno. Lo quieren todo todo el tiempo. El bloque reaccionario necesita el miedo para poder cumplir con la necesidad neoliberal de expropiar de derechos públicos a las clases medias y populares, también los del pequeño y mediano empresariado. Por eso ya no oculta su brutalidad contra todo, incluida la socialdemocracia liberal que ha actuado de máscara democrática.

Lo quieren todo todo el tiempo. El régimen de guerra, que alimenta el propio Pedro Sánchez con su posición otanista y sin atreverse a actuar contra el estado genocida de Israel, es el medio ambiente en el que el bloque reaccionario actúa contra la democracia. En esta tercera fase del neoliberalismo las socialdemocracias liberales son prescindibles, por eso Ursula von der Leyen echa el guiño a la ultraderecha en Europa, por eso Joe Biden ya no puede ni siquiera parecer progresista, por eso el PSOE está siendo expulsado del consenso de régimen del 78 aunque se resista a ser expulsado y siga pidiendo al PP pactos de estado.

Sorprende que los sindicatos CC.OO y UGT, SUMAR y lo que se ha dado en llamar mundo de la cultura, junto con la línea editorial de algunos medios de la progresía rogara a Pedro Sánchez que no se fuese sin pedirle nada a cambio. Añoran un pasado que no va a volver. Sostener la farsa de un presidente del Gobierno que, tras denunciar la existencia de la máquina del fango en la democracia española, vuelva para quedarse diciendo que quiere abrir un debate público para liderar un proceso de regeneración democrática, sin proponer una sola medida para hacerlo no puede durar mucho tiempo. El neoliberalismo, en España el bloque reaccionario, lo quiere todo todo el tiempo.

El bloque reaccionario, agente español de la tercera fase del capitalismo neoliberal, no va a parar. El PSOE no podrá sostener la farsa de su papel desde la transición. Para evitarlo no tiene más remedio que asumir su expulsión del consenso de régimen del 78 y actuar legislativamente con el bloque democrático, el de investidura. No quiere hacerlo. Hay una batería de medidas que el bloque de investidura, que es el que tiene el apoyo electoral, debe forzarlo a afrontar. La renovación urgente del cinco años caducado CGPJ sin la participación del Partido Popular, la derogación de la ley mordaza, una ley de medios que garantice el derecho constitucional a una información veraz, la persecución penal de las cloacas, la prevaricación judicial y el lawfare mediático, la reducción del tiempo de la ley de secretos oficiales, el acceso sin sesgo de clase a la carrera judicial, por ejemplo, además de afrontar de una vez por todas la garantía del derecho básico a una vivienda digna. Sí que se puede.

Publicado en La Voz del Sur 

jueves, 16 de mayo de 2024

A otra cosa mariposa

Un hombre tapado con la bandera independepentista de Cataluña en una concentración frente al Tribunal Supremo, donde se celebra el juicio del procés contra políticos independentistas catalanes.
12/02/2019, Independentismo, procés
Eduardo Parra / Europa Press
(Foto de ARCHIVO)
12/2/2019

El independentismo no es una ideología, es una opción legítima que puede devenir en creencia religiosa bajo la ilusión de alcanzar la tierra prometida. En el actual contexto global y europeo de régimen de guerra, con la ultraderecha creciendo, enfrentando a las poblaciones unas con otras y culpabilizando al diferente, al pobre, a la emigración o a las mujeres, y con la izquierda europea en situación de franca debilidad, parece que la estrategia adecuada pasa más por alimentar los perfiles de cooperación entre pueblos que los marcos independentistas. Bildu y BNG se comportan con demandas soberanistas sin agraviar a otros territorios del estado. Les va bien fomentando más el conflicto derecha-izquierda que la cuestión nacional.

El crecimiento del independentismo catalanista lo propulsó la fuga del pujolismo de las consecuencias socioeconómicas que la crisis manifestada en 2008 ponían al descubierto, al tiempo que se destapaba su propia corrupción interna en el marco del no nos representan del 15M de 2011. Al igual que en el resto de España, el movimiento de protesta que inició la repolitización de una sociedad adormecida por el soma del crédito, irrumpió también con fuerza en Barcelona.

El terreno para el destape del independentismo unilateral lo había abonado en 2010 un reaccionario Tribunal Constitucional que hizo trizas el estatuto catalán, aprobado en 2006, en contra de la posición del Partido Popular, siguiendo rigurosamente el procedimiento establecido en la CE. La vía de escape convergente, enunciada por Artur Mas, generó el marco de fortalecimiento electoral de ERC, único partido que siempre defendió la independencia republicana de Cataluña.

La vía unilateral fue la salida política de una Convergencia atrapada, como el bipartidismo de estado, por la protesta social dentro de la crisis metabólica del capitalismo global y la corrupción sistémica de un modelo que, como en toda España, había basado la economía en ladrillos, alquitrán y hormigón. El desplazamiento del debate territorial al conflicto independentista ha condicionado radicalmente la política española de los últimos dos lustros.

Las elecciones catalanas del pasado 23J han puesto fin a la vía unilateral. Cuando se dice que el procés ha terminado, lo que se está diciendo es que ha terminado la vía unilateral. Habría terminado mucho antes si la reacción de la monarquía, la judicatura y el resto del estado reaccionario profundo hubiese sido democrática y no represiva. El derecho a decidir tiene plena legitimidad democrática, como puede tenerla un acuerdo para su ejercicio. Aunque a muchos independentistas les pese esta afirmación, y aunque no lo reconozca el bipartidismo de régimen, el pueblo andaluz ha sido el único que lo ha ejercido, fue el 28 de febrero de 1980 cuando decidimos que éramos una nacionalidad histórica, una nación, como la que más según lo previsto en la CE.

La vía unilateral no tuvo nunca mayoría de votos, como han reflejado siempre las encuestas y las propios resultados electorales cuando las elecciones fueron planteadas por los independentismos catalanes como plebiscitarias. Fruto de la ley D´Hont y de la sobre representación de las provincias más soberanistas con poca población, los resultados arrojaban más escaños independentistas con menos votos que la suma de las opciones que no lo eran. Esto es un hecho matemático.

El procés ha terminado. Esto no quiere decir ni de lejos que haya terminado la cuestión territorial manifestada en todo el estado español de diferentes formas. El estado español tiene una clara y hermosa riqueza cultural y política que las izquierdas deben reconocer para la cooperación y el pacto entre pueblos, en lugar de para su enfrentamiento como hace, de una manera u otra el bipartidismo y las derechas catalana y vasca.

Tras las próximas elecciones europeas, las más importantes para la izquierda desde que España se incorporó a la UE, el debate territorial reaparecerá. Junts recuperará los asuntos de las balanzas fiscales, la ordinalidad y la soberanía fiscal. Son marcos de derechas porque buscan un pacto entre elites que mantenga la desigualdad inter e intra territorial. Si la izquierda plurinacional y las izquierdas soberanistas o independentistas los alimentan, están condenadas a retroceder en sus ámbitos prioritarios de acción.

Ni la izquierda de estado, ni las izquierdas soberanistas, ERC, Bildu o BNG, deberían caer en los debates del bipartidismo con PNV y Junts. Como decía Xavi Domenech en La Base del lunes 24 de julio bajo el epígrafe de “Cambio de ciclo en Cataluña”, la izquierda, al menos en mi opinión la que no está entregada al PSOE por la vía de Sumar, tiene que hacer una reflexión autocrítica de carácter estratégico, también la izquierda nacionalista catalana para que su barco nacionalista no lo dirija Junts.

Si se reconoce que el independentismo no es una ideología sino una opción, la alternativa por la izquierda es una opción federal/confederal que admita que, al igual que existe desigualdad de clase y de género, existen desigualdades territoriales inter e intra comunidades políticas. Las derechas nacionalistas que conniven con el bipartidismo de estado, PNV y más pronto que tarde, como afirma Pujol, la retornada convergencia en forma de Junts, querrán seguir sosteniendo su poder territorial engañando a sus pueblos, de los que también se aprovechan generando desigualdad interior, enfrentándolos con los del resto del estado, mientras pactan con PP y PSOE que nada cambie y que todo siga igual.

Publicado en Diario Red

 

sábado, 4 de mayo de 2024

Lo quieren todo todo el tiempo – 2 de 3

EP- Selección fotos  2022: El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden (i) y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), a su llegada a una rueda de prensa tras su reunión en el Palacio de La Moncloa, a 28 de junio de 2022, en Madrid (España). Joe Biden ha llegado a primera hora de la tarde a la base aérea de Torrejón de Ardoz en su avión Air Force One, para posteriormente coger su limusina presidencial y realizar todos los movimientos durante su visita a Madrid con motivo de la celebración de la cumbre de la OTAN los días 29 y 30 de junio. La cumbre coincide con el 40 aniversario de la adhesión de España a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. El objetivo de Biden en la cumbre de la OTAN es reafirmar ‘’la fuerte relación bilateral’’ entre los dos países.
EUROPA PRESS/E. Parra. POOL / Europa Press
(Foto de ARCHIVO)
28/6/2022

El régimen de guerra, apropiándome de la descriptiva expresión de Raúl Sánchez Cedillo, supone la tercera fase del neoliberalismo, una fase en la que el capitalismo occidental busca el control total del planeta y sus recursos. Por eso la OTAN declaró a China desafío sistémico. Por eso el pressing sobre Rusia para que Ucrania formase parte de la OTAN tuvo como consecuencia la guerra en Ucrania. Por eso la ayuda directa a Israel para sostener su posición de gendarme nuclear en oriente medio. Por eso Ursula von der Leyen mira a la ultraderecha para conformar el próximo Consejo Europeo tras las elecciones de junio.

El PSOE es en España el baluarte del régimen de guerra, como se encarga de hacernos ver la ministra de Defensa, Margarita Robles. Al tiempo que está atado al régimen de guerra pretende, de un lado, seguir negociando con el bloque de poder heredero del franquismo incrustado en la CE del 78 y, de otro, como descubre el ministro Óscar Puente en su tuit de apoyo al fondo buitre Blackrock, ser dócil con los representantes del capitalismo occidental que se están quedando con todo.

En la primera fase del neoliberalismo, con la llegada al poder en el mundo anglosajón de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, éste resuelve su crisis ecosistémica, encarecimiento de materias primas y petróleo, con una huida hacia la especulación financiera, desplazando la fábrica a países asiáticos e instalando la guerra Irán-Irak en Oriente Medio. Comienza en Europa la precarización intensiva del trabajo. El PCE y el PSOE firman en 1977 los pactos de la Moncloa con el bloque procedente del franquismo. Pocos años después Felipe González nos mete en la OTAN, comienza la liquidación de la industria, la especialización de la economía en la construcción y el turismo, y los procesos de liberalización de banca y empresas públicas.

Consecuencia de ese primer neoliberalismo es la crisis económica global de 2008. El valor acumulado en las bolsas se quedó con los pies colgando ante el valor real de los productos sobre los que se soportaba la ficción especulativa. El capital occidental jugó en el casino de las bolsas mientras la fábrica se desplazó a China. Los estados delegaron la innovación al emprendimiento, incapaz de competir con la primera división asiática. Se sientan las bases socioeconómicas para la aparición del trumpismo global del que Ayuso y Feijóo son sus representantes en España.

La crisis de 2008 se afronta en España con la reforma bipartidista del artículo 135 de la CE que garantiza el rescate a la banca. José Luís Rodríguez Zapatero, PSOE, era presidente del gobierno. Llegó una crisis social brutal. Triunfó la derecha comandada por Mariano Rajoy, se rescató la banca sin contrapartidas. Se instaló la ley mordaza para criminalizar la protesta. El nacionalismo catalán de CiU intentó escapar, acosado por su propia corrupción, por la vía del independentismo. Irrumpió con fuerza Podemos, abdicó Juan Carlos I, la banca montó Ciudadanos, el Podemos de derechas.

Llegó VOX como fragmento neofascista del Partido Popular impulsado por el a por ellos de Felipe VI. Se aplicó el 155 a Cataluña con el apoyo de Pedro Sánchez. La “justicia” imputó por rebelión a los líderes del procés. Huyeron o fueron encarcelados. Comienza a lo bestia la violencia judicial, mediática y política contra los liderazgos de Podemos. El PSOE se mantiene como el actor fundamental del régimen para sostener la ficción de una democracia plena, y colabora de manera directa con el lawfare haciendo uso político y electoral contra Podemos y el independentismo.

El bloque reaccionario lo quiere todo todo el tiempo. Las consecuencias de lo narrado no han sido analizadas por quienes han formado o forman parte del conglomerado Sumar, elemento central construido desde Moncloa con la batuta de Yolanda Díaz para reducir a cenizas a Podemos. Al igual que Pedro Sánchez y Sumar ruegan al bloque reaccionario que los acepte democráticamente, CC.OO, UGT y el mundo de la cultura, rogaban el domingo 28 de abril a Pedro Sánchez que siguiese, sin exigirle contrapartida de acción alguna. Caben dos opciones, o no son conscientes que el neoliberalismo occidental ha iniciado la fase de destrucción de la democracia, lo quieren todo todo el tiempo, despreciando lo que queda de socialdemocracia liberal, o les puede el corto plazo viviendo en la ilusión óptica de que todo volverá a ser como antes.

Publicado en Diario Red

 

viernes, 3 de mayo de 2024

Lo quieren todo todo el tiempo – 1 de 3

 El Rey Felipe y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez a la salida del Premio 'Miguel de Cervantes' 2023 en el paraninfo de la Universidad de Alcalá, a 23 de abril de 2024, en Alcalá de Henares (España). El jurado le ha otorgado el premio a Luis Mateo Díez por “ser uno de los grandes narradores de la lengua castellana, heredero del espíritu cervantino, escritor frente a toda adversidad, creador de mundos y territorios imaginarios”.
FAMOSOS;ESCRITOR;REYES;REALEZA;LITERATURA
Antonio Gutiérrez / Europa Press
23/4/2024

Sostengo en este artículo, dividido en tres entregas para no hacerlo demasiado largo, que la forma en que el capitalismo global asume su acción política en España es el lawfare orientado por el bloque reaccionario. Sostengo que vivimos en la tercera fase del neoliberalismo, una huida hacia delante más brutal que las anteriores. Sostengo que en España, debilitado Podemos, el partido que rompió el consenso de régimen del que participaron PSOE, PCE, PSUC, CiU y PNV, la acción del bloque reaccionario va dirigida a expulsar por la fuerza al PSOE como pilar del régimen del 78. Sostengo que el bloque reaccionario pretende una involución antidemocrática de acuerdo con las necesidades de supervivencia del capitalismo occidental para la que la socialdemocracia liberal estorba.

El bloque reaccionario ya no necesita al PSOE porque necesita todo todo el tiempo. La socialdemocracia liberal surgida en Europa tras la segunda guerra mundial es prescindible para el capitalismo global. En España no necesita al pilar sobre el que en la transición se construyó la ficción de que España era una democracia plena. La dependencia de Pedro Sánchez para mantener el poder en el gobierno, como hizo con Podemos tras las repetición electoral de diciembre de 2019 o con Junts tras la últimas de julio de 2023, produce el temor de que acabe por romper los candados que cierran la posibilidad de una auténtica profundización democrática de carácter republicano.

El amago veraz de Pedro Sánchez para irse, al comprobar que no podía seguir sin situarse judicialmente como pieza de caza mayor para el bloque reaccionario, dejaba al PSOE al albur de una sucesión interna y presidencial incierta. Saltaron todas las alarmas en el interior del partido que ha lavado siempre la imagen de la monarquía heredera del franquismo.

El régimen de guerra es el ambiente en el que se instala la violencia mediática, judicial y política como estrategia del capitalismo para quedarse con todo todo el tiempo. En España el ejecutor de esa violencia que atenta contra la democracia es el bloque reaccionario que subvierte los resultados electorales calificando a los gobiernos de Sánchez de ilegítimos o ilegales.

El bloque reaccionario está formado por monarquía, derecha ultra y ultraderecha, CGPJ y multitud de medios de comunicación entre los que los principales son Atresmedia y Mediaset, con la colaboración especial, según el momento, del grupo PRISA. Hasta el miércoles 24 de abril cuando Pedro Sánchez hace pública su inquietante carta de amor, el PSOE fue beneficiario de ese lawfare. Lo usó en asociación con SUMAR para intentar liquidar a Podemos. El ejemplo más paradigmático es la operación conjunta de acoso y veto a Irene Montero.

Viniendo de donde venimos, un lawfare implacable contra multitud de actores sociales, culturales y políticos entre los que destacan Podemos y los partidos independentistas catalanes, parece mentira que la movilización de UGT, CC.OO y el llamado mundo de la cultura, celebrada el domingo 28 de abril, para rogar a Pedro Sánchez que se quedase, se hiciese sin exigirle condición concreta alguna. Si el bloque reaccionario lo quiere todo todo el tiempo, habrían de pedirle al presidente del gobierno que concrete medidas urgentes para confrontar con la manifiesta intención de involución totalitaria.

Publicado en Diario Red