En junio de 2023, una vez conformadas las listas de Sumar para las elecciones generales del 23 de julio de ese mismo año, en un artículo publicado en Canal Red titulado Votar por Irene Montero escribí esto: “Excluir a la mejor ministra feminista, progresista y de izquierdas de todos los tiempos, de un puesto relevante en las listas electorales, es una carga de plomo en la mochila de Yolanda Díaz.”
El último paso que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz dieron para derribar a Irene Montero fue vetarla para que no estuviese en la candidatura de Sumar. El objetivo central del tándem Sánchez/Díaz era reducir Podemos a cenizas. Para Sánchez el fin era laminar la capacidad de presión por la izquierda de Podemos, para Díaz volver a ocupar un sillón a la siniestra del PSOE como detergente de sus posiciones de derechas en materia económica, y hasta de ultraderecha en materia de política belicista internacional.
El primer paso que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz dieron para derribar a Irene Montero, lo que llamé Operación derribar a Irene Montero, fue aliarse, por activa el primero y por pasiva la segunda, con el contador de violadores de Antonio García Ferreras y la Sexta, con la judicatura más facha y con la misma prensa basura que ahora alimenta el lawfare contra Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez. Tras esa alianza con la maquinaria del fango, El PSOE reformó con el PP la ley del solo sí es sí del ministerio de Igualdad que había aprobado con la supervisión técnica del ministerio de Justicia en manos del PSOE.
Tanto Yolanda Díaz como el PSOE representan la tradición acomodada socioliberal, incapaz de plantear avances estructurales de calado. Sus disfraces visten de democracia las zonas más oscuras del régimen del 78. Un gobierno con el PSOE en el que la izquierda no hace ruido es un gobierno muerto para la democracia. Un gobierno en el que el PSOE intenta legislar para y con la derecha, como en la ley sobre la prostitución o la reforma de la ley del suelo.
Las gentes de izquierdas que de buena fe creímos que el proyecto Sumar había llegado de verdad para sumar, en lugar de para destruir al motor que había logrado llevar a la izquierda al gobierno de España, debemos en las elecciones europeas volcar nuestro esfuerzo en mejorar las prestaciones del velero Podemos, soplar para hinchar sus velas. Volver a las andadas.
Desde luego, las razones son de programa. Pero el blanco del papel aguanta todo lo que en negro se escriba. Formar parte con nuestro voto de la Operación Irene Montero, es apoyar a una izquierda que se ha mostrado leal con sus acuerdos, generosa con sus aliados, ruidosa en sus reivindicaciones y comprometida de verdad con la democracia, con los derechos de las mayorías y de los pueblos de España. Una izquierda, feminista y pacifista, demostradamente fiable.