lunes, 30 de septiembre de 2024

Andalucía y federalismo plurinacional

 Dos personas pasean por delante del Parlamento de Andalucía.

La realidad plurinacional del Estado español hace inevitable el debate sobre su configuración territorial institucional. España no es Madrid ni Madrid es España. España es una ficción hecha realidad a base de imposición centralista, bien facistoide, bien borbónica, sostenida en estos tiempos por el capitalismo neoliberal. El Estado español federal/confederal es un sueño que precisa acuerdos plurinacionales para construir una realidad republicana.

El procés ha muerto. Mientras el nacionalismo catalán se zafa del pasado inmediato, el andalucismo del siglo XXI no puede por más que usar la fuerza de una Andalucía que, por tamaño y población, podría ser el país dieciséis o diecisiete de la UE, para promover un pacto entre pueblos que confronte con el pacto entre elites al que está suscrito el régimen del 78.

El bipartidismo imperfecto, del que habla insistentemente Pablo Iglesias, beneficia más que a nadie a las elites capitalistas que medran en Madrid, amparadas por el PSOE y por el PP, BOE mediante. Pero también a las elites burguesas apegadas al nacionalismo catalán y vasco, que siempre terminan succionando una porción del jugo que desde Madrid DF, como lo define Enric Juliana, se extrae del resto de territorios del estado.

En el actual contexto bélico global, con la democracia en riesgo de oclusión bajo el régimen de guerra impuesto por Wall Street y la OTAN, malo será que las izquierdas plurinacionales y soberanistas no formulen un horizonte estratégico común. Si los soberanismos de izquierdas gallego, vasco y catalán ignoran la fuerza cultural y poblacional de Andalucía, y a la inversa, si la izquierda andaluza desconoce el sustrato identitario popular sobre el que hacer crecer el empuje reivindicativo contra nuestra desigualdad estructural histórica, el horizonte republicano federal se situará, invisible, tras las empalizadas de intereses de las distintas burguesías que constituyen las derechas española, catalana y la vasca, subalternas todas del gran capital global.

El pueblo cultural y político andaluz existe. Es preciso en Andalucía sentar las bases ideológicas para la construcción de una propuesta propia que ponga por delante la soberanía política andaluza como parte esencial de la plurinacionalidad del Estado. Dicha propuesta ha de estar asociada a un proyecto democrático republicano que garantice derechos, justicia, igualdad, paz y ecología, cualquiera que sea el lugar de nacimiento y residencia de las personas a las que va dirigido.

La propuesta republicana para el siglo XXI, como objetivo estratégico de las distintas izquierdas soberanistas y la izquierda plurinacional, está vinculada a la propuesta de un Estado federal plurinacional. Para encarar el futuro sin que releguen al pueblo andaluz a la subalternidad del capitalismo global y de las elites madrileñas, vascas y catalanas, la izquierda andaluza debe proponer un pacto entre pueblos al conjunto de las izquierdas del Estado español. A su vez, debe luchar por la propia singularidad fiscal y la bilateralidad con el Gobierno de España, reconocida en el estatuto de autonomía en sus artículos 184, 220 y en su disposición adicional tercera.

Publicado en La Voz del Sur 

lunes, 23 de septiembre de 2024

El PSOE no es un partido de izquierdas

El último comité federal del PSOE.

El PSOE no es un partido de izquierdas. Esta afirmación no es contradictoria con que su electorado sea de izquierdas, considere al PSOE de izquierdas o crea que votándolo frena a la ultraderecha, incluso con que buena parte de su militancia sea de izquierdas. El PSOE es el partido instrumental de los poderes económicos y monárquicos herederos del franquismo para vestir al régimen del 78 de aires democráticos.

El PSOE, en su papel de partido de régimen, ha entregado a la derecha el control del órgano de gobierno de los jueces. El pacto con el PP para renovar el Consejo General de Poder Judicial va contra los intereses de la mayoría social. Lo notaremos agravado en los próximos años, como notamos su pacto con el PP para reformar el artículo 135 de la CE, su apoyo a Rajoy en la aplicación del artículo 155 de la CE a Cataluña, o su obstrucción a la derogación de la ley mordaza. Por recordar solo algunas de sus últimas hazañas de derechas

Conseguida la investidura para la XV legislatura, promulgada la ley de amnistía, a la espera de su ratificación en el Constitucional, con Salvador Illa presidiendo la Generalitat, el refrendo del legislativo a la acción de gobierno pasa a segundo plano. El presidente lo dijo en un desliz comunicativo en su discurso ante el Comité Federal del PSOE del 7 de septiembre, "vamos a avanzar con determinación en esa agenda, con o sin apoyo de la oposición, con o sin el concurso de un poder legislativo que necesariamente tiene que ser más constructivo y menos restrictivo".

Pedro Sánchez está decidido a resistir, tiene motivos. Si convocara elecciones por falta de presupuestos para 2025 entregaría el gobierno al PP y Vox. El PSOE no se puede permitir esa derrota, reduciría al mínimo su poder territorial, y el PSC (única federación fuerte con poder) se quedaría sin amparo en Madrid, quedando al pairo en Cataluña.

Sánchez tiene que resistir para que el PSOE mantenga la farsa de una democracia deficitaria. Seguirá lanzando cortinas de humo, espejismos de propuestas que si hubiese números para sacar las adelante en el congreso no lanzaría. Mientras tanto apoyará la política migratoria antiderechos humanos de la Unión Europea, seguirá vendiendo y comprando armas a Israel, apoyando la escalada bélica en Ucrania, entregando más poder ideológico a la derecha potenciando la enseñanza concertada, o impidiendo una política de vivienda que frene la ambición de los fondos buitre y los grandes propietarios.

Andalucía, si no hay sorpresas, abrirá el nuevo ciclo electoral en la primavera/verano de 2026. Aquí se producirá el primer combate electoral. No hay visos de que el PSOE andaluz recupere fuelle, mucho menos con un Pedro Sánchez atrapado en un gobierno sin horizonte de transformación progresista. El PSOE ya ha advertido el fracaso de la operación Sumar que instigó contra Podemos. Sin un flanco izquierdo mínimamente fuerte está condenado a perder irreversiblemente el poder. Las maniobras para reconstruir una izquierda dócil, sin la cual el PSOE no podrá ya gobernar, van a continuar, ya están en marcha otra vez con el PCE y Sumar. La izquierda no subalterna ha de ser cauta en Andalucía y fuera de Andalucía, ya la han engañado un buen puñado de veces.

Es tiempo de trabajar un proyecto ideológico que aspire a sustituir al PSOE como actor hegemónico en el electorado de izquierdas. Las claves sociales, las feministas de clase, las de la ecología política y las del andalucismo como ideología para defender los intereses del pueblo andaluz, están llamadas a ser los pilares de una izquierda andaluza y andalucista que no se conforme con ser subalterna ni aspire a suplantar la farsa teatral que representan el llamado Partido Socialista Obrero Español.

 Publicado en La Voz del Sur

martes, 17 de septiembre de 2024

Alianza Europea de Izquierdas por los Pueblos y el Planeta

 Manon Aubry (Francia Insumisa), Ione Belarra (Podemos) y otros dirigentes de la izquierda — Twitter

El nuevo partido de izquierdas europeo forjado por la Francia Insumisa, Podemos, el Bloco de Esquerda portugués y otros partidos de distintos países de la Unión Europea, se llama Alianza Europea de Izquierdas por los Pueblos y el Planeta. Noto en ese nombre resonancias del himno de Andalucía que la izquierda andaluza entona: “Andaluces, levantaos, pedid tierra y libertad, sean por Andalucía libre, los pueblos y la humanidad.” Dotar a la naturaleza y los animales de personalidad jurídica para protegerlos, es considerar la protección del planeta condición de posibilidad para la supervivencia de la humanidad.

El nombre del nuevo partido reconoce la existencia de pueblos culturales, muchos de los cuales han devenido, por voluntad propia, pueblos políticos. Al igual que desde la mirada de la ecología, el planeta es un inmenso conjunto de ecosistemas, desde una mirada política el planeta es un conjunto inmenso de pueblos culturales y políticos. Un pueblo es a la política lo que un ecosistema es a la biología. Un conjunto de relaciones que promueven la supervivencia del conjunto, un conjunto de relaciones que forjan la resiliencia, esa capacidad intrínseca de resistencia.

El nombre del nuevo partido de izquierdas europeo, una alianza de partidos, es un acierto. Representa en sí los tres bienes mayores que la izquierda debe proteger, la clase trabajadora, los pueblos y el planeta. Al igual que en el planeta la base de la supervivencia de la vida es la biodiversidad, encargada de cerrar los ciclos metabólicos, la base de la supervivencia de la humanidad es la federación pacifista del poder democrático. Por los pueblos y el planeta es lo mismo que decir por los pueblos y la humanidad.

El nuevo partido de la izquierda europea se aleja de una izquierda subalterna de la socialdemocracia liberal. A su vez, a la vista de las estrategias que sus principales componentes tienen en sus países, no pretende suplantarla, en todo caso sustituirla como agentes hegemónicos de los distintos pueblos de Europa. El desastre que ha supuesto en el estado español el fracasado proyecto de Sumar, se debe al delirio en la creencia de que se puede ser fuerza subalterna del PSOE y a su vez suplantarlo. Ni subalternidad ni suplantación, el proyecto ha de ser para sustituir a la socialdemocracia liberal.

La nueva izquierda con aspiraciones de hegemonía ha de proyectarse hacia el horizonte de sustitución de la socialdemocracia liberal, devenida ésta en el proyecto ideológico más light de la derecha económica, útil a los capitalistas como tampón de una izquierda rupturista. Esa nueva izquierda cuyos componentes reconocen las identidades de clase y las identidades de género, reconoce en su nombre las distintas identidades de los pueblos culturales y políticos. Un avance importante que no eludirá reconocer la existencia de, además de desigualdades de clase y de género, desigualdades entre pueblos y, consiguientemente, la obligación de la solidaridad internacionalista.

Intuyo que un proyecto de cooperación política a nivel europeo como el de la Alianza Europea de Izquierdas por los Pueblos y el Planeta es, si no en forma de partido, extrapolable al estado español. La plurinacionalidad no es otra cosa que el reconocimiento mutuo de la existencia de diferentes pueblos políticos asentados en territorios. Una alianza plurinacional estratégica hacia un horizonte republicano, se torna imprescindible en el actual momento político. El objetivo es ganar espacio a la decadencia ideológica de un PSOE que está entregando conscientemente el estado español a la derecha.

Publicado en Diario Red

 

 

lunes, 9 de septiembre de 2024

Democracia y federalismo plurinacional

ecorepublicano.es

No hay política sin territorio, como no hay vida sin ecosistema. El federalismo es la distribución normativa y caleidoscópica del poder territorial. Introduciendo en esta operación también los niveles municipales. A los dueños del capital les interesa reducir al mínimo tanto el estado como la interlocución con el poder político del mismo. Eso es lo que les ofrece el bipartidismo en España. El capital, en su forma ideológica neoliberal, potencia el centralismo. El centralismo es la concentración de poder en un punto. La concentración del poder es lo contrario a la democracia.

En esta fase del neoliberalismo occidental, en la que los dueños del capital lo quieren todo todo el tiempo, estos no pueden ocultar su aversión a la democracia. Sus peones, como estos días Macron en Francia, actúan siempre en consecuencia. Para enfrentarse a la escasez de recursos naturales y a la capacidad productiva de China y los BRICS, con objeto de mantener las imprescindibles tasas de crecimiento, el centralismo, la concentración del poder, es la mejor forma institucional de operar contra la democracia.

La reforma del artículo 135 de la CE, que se hizo para priorizar el rescate a la banca frente a las inversiones en políticas públicas, y para disciplinar con recortes la política fiscal y económica de ayuntamientos y comunidades autónomas, fue un acto bipartidista de carácter substancialmente centralista ejecutado por Zapatero y Rajoy a las órdenes de los entonces capataces mundiales del capital, Obama y Merkel. La protesta que desató la crisis social, consecuencia de esa acción centralizante, se atacó con más legislación centralista, la ley mordaza.

La substancia ideológica de la izquierda es la defensa de la democracia. Si, como intentamos demostrar, el centralismo es un operador anti-democrático, el federalismo es un operador pro-democrático. Como se viene repitiendo en los editoriales de Diario Red, en la composición del congreso para esta legislatura no hay mayoría de izquierdas. Consiguientemente será muy difícil el avance federal tal y como está vistiendo Pedro Sánchez la potencialidad del pacto PSC/ERC para la singularidad en el modelo de financiación de Cataluña.

Una propuesta de modelo de financiación federal de las comunidades autónomas, que modifique la actual LOFCA, está condenada en esta legislatura al fracaso, porque no hay mayoría en el congreso que la refrende. Pero es que es eso lo que sabe el PSOE y esa es la trampa en la que ha caído ERC. La aplicación de la singularidad a Cataluña no será matemáticamente posible y, si lo fuese alguna vez, el PSOE, que es un actor centralista en el estado español como lo demostró su apoyo a la aplicación del artículo 155 a la autonomía catalana, obstaculizaría con fuerza el avance federal. Lo haría, porque la llamada socialdemocracia liberal es un agente al servicio de los intereses del capital y, el capital busca gestionar sus intereses dominando todo desde un solo punto.

Mientras transcurre la legislatura, con presupuestos o sin presupuestos, con la inercia otanista de Pedro Sánchez, enmascarada por sus discursos de izquierdas que chocan con sus políticas prácticas de contención de avances sociales, cuando no directamente de derechas, tal vez las izquierdas soberanistas y plurinacionales, como hace Irene Montero en Europa, con los pies en el suelo y la mirada en el horizonte, deban considerar que el debate territorial, para que sea útil a la democracia, consiguientemente a los pueblos que componen la diversidad regional y plurinacional del estado español, pasa por coordinarse para avivar ideológicamente el federalismo plurinacional, en vez del aislamiento que facilita el choque entre pueblos del estado, como buscan con toda claridad las ultraderechas españolas, incluida la que representa el PP.

Publicado en Diario Red