lunes, 4 de agosto de 2025

La propuesta de Gabriel Rufián

Gabriel Rufián en el Congreso.

Desde la izquierda, me tomo en serio la propuesta de Gabriel Rufián, no la desprecio como hace su camarada Oriol Junqueras. La tomo en serio, al igual que lo han hecho Iván Redondo desde posiciones progresistas moderadas o José Antonio Zarzalejos desde posiciones a la derecha. Gabriel Rufián es fruto, como el pueblo andaluz, del mestizaje cultural y, como el pueblo catalán, del mestizaje político. Tal vez por eso le es más fácil mirar desde afuera de los límites endomórficos de su partido.

El globo terráqueo está a punto de superar las 450 ppm de CO₂ atmosférico. Esto nos sitúa, según la ciencia más destacada, en un contexto de riesgo irreversible en la lucha contra el cambio climático y sus efectos. Los líderes de la UE con Ursula von der Leyen a la cabeza, han concedido a Donald Trump un acuerdo sobre gasto en armamento para la OTAN correspondiente al 5% del PIB hasta 2035, aranceles del 15% para la exportación a los EE.UU. y compra de combustibles fósiles para los próximos tres años por valor de 750.000 millones de dólares. La UE ha aceptado sin chistar que Rusia es el enemigo militar y China el enemigo económico, pero quien arrodilla a los pueblos europeos es Donald Trump y la corte anglosionista de Wall Street, que consienten y ayudan a Israel a matar con hambre, sed y balas al pueblo palestino, descomponiendo la posibilidad de paz e igualdad en todo el planeta.

La situación del gobierno de Pedro Sánchez, fruto de su conformismo y falta de visión estratégica, es más que crítica. Pensar que con liquidar a Podemos iba a capitalizar suficiente voto para sostener la farsa democrática del Estado español, y que de esta manera iba a ser aceptado como mal necesario para la función de dar apariencia democrática a la monarquía parlamentaria que sobrenada las cloacas policiales, judiciales y mediáticas, es no comprender el momento global del capitalismo estadounidense. Estos señores de los aranceles y la guerra no necesitan a la socialdemocracia liberal, a la que califican de comunista, izquierdista y hasta marxista. No la necesitan para vestir ningún santo bipartidista porque van decididamente a por los vestigios de democracia que puedan quedar. Lo quieren todo todo el tiempo en su declive imparable frente al sur global y los BRICS.

Desde la irrupción de Podemos en 2014, fruto político callejero de la crisis metabólica de 2008, la única mayoría posible para sostener un gobierno que no fuese de derecha ultra o de ultraderecha, era la que podía conformar el PSOE con la izquierda transformadora, la cual no tuvo más remedio que reconocer pronto que el Estado español era plurinacional, y con los soberanismos periféricos. Pedro Sánchez leyó el momento y en mayo de 2017, camuflado de podemita y federal, venció a la oficialidad de su partido representada por la escasa astucia de Susana Díaz. Solo cinco meses después apoyó la aplicación del artículo 155 de la CE a la Generalitat de Cataluña.

En los últimos diez años, hemos vivido los intentos de destrucción de Podemos, primero mediante las cloacas, la pseudo justicia española y las grandes corporaciones mediáticas. Después con la operación Sumar. En esta etapa se ha revelado que el PSOE ni es de izquierdas ni acepta la plurinacionalidad del estado, salvo cuando no tiene más remedio para sujetar lo que le queda de poder, y que la izquierda que ahora pide desesperadamente unidad es una mera muleta del mismo, capaz de traicionar sin miramiento a quienes con generosidad le tendieron la mano para montar algo lo más parecido a un frente amplio que hemos conocido. Ahora, la corrupción bipartidista ha vuelto a florecer sobre raíces que ahondan los estratos de la transición española tutelada por el franquismo, sus poderes económicos y la CIA.

Con la caída de la socialdemocracia liberal y de todo lo lleva en su sentina de escombros, se abre una etapa de gobierno de España con PP y VOX, ya se convoquen las elecciones en lo que queda de 2025, en 2026 o al acabar la legislatura en 2027. Eso es lo altamente probable. Contra eso, la propuesta de Gabriel Rufián es una propuesta, aunque difusa e indefinida, decente. Una propuesta que, para que sea verdaderamente atractiva no puede nutrirse solo de la matemática electoral y las expectativas de corto plazo. Es preciso trabajarla para que tenga solidez estratégica y capacidad de sustituir a la socialdemocracia liberal derechizada que hoy por hoy representa el PSOE, razón por la cual es incapaz de plantar cara a la ultraderecha que viene.

La propuesta de Gabriel Rufián necesita de la alianza cooperativa entre los soberanismos, cualquiera que sea su profundidad y el territorio que pisen, y la única fuerza de estado, Podemos, con visión republicana plurinacional que ha demostrado que no se pliega al PSOE en virtud de intereses de corto alcance. La propuesta de Gabriel Rufián necesita, imprescindiblemente, de sentido de estado de las fuerzas nacionalistas de los territorios sin estado. La propuesta de Gabriel Rufián necesita del aporte federalista del territorio que construyó, contra todo pronóstico, el actual estado autonómico, Andalucía. La propuesta de Gabriel Rufián serviría para empezar a proponer un nuevo armazón ideológico que enfrente el actual momento histórico dibujado entre las tinieblas de la izquierda europea.

La propuesta de Gabriel Rufián ganaría fuerza si se labra sobre el mestizaje de los pueblos ibéricos, como el andaluz y el catalán, en una suerte de alianza para combatir lo que se nos viene encima, que no es otra cosa, como bien ha visto el portavoz de ERC en el Congreso, que la destrucción sistemática de los derechos democráticos y los avances feministas, y, como preocupa al analista de derechas, José Antonio Zarzalejos, el frente entre la recentralización del estado y los autogobiernos.

El capitalismo occidental estadounidense va a por todas. Necesita expropiar la vida y el tiempo de la naturaleza, la vida y el tiempo de las mujeres, la vida y el tiempo de las personas migrantes, la vida y el tiempo de la diversidad de género y cultural, la vida y el tiempo de los pueblos europeos, los con estado y los sin estado. A esa tarea es a la que se va a dedicar el futuro gobierno del PP y VOX por medio de la coerción y la persecución.

Por eso, la propuesta de Gabriel Rufián es una propuesta decente, digna de tener en cuenta tanto dentro de ERC, como por las fuerzas nacionalistas periféricas, como por la izquierda trasformadora no subalterna del PSOE que representa Podemos. Digna de ser pensada a nivel de estado con carácter estratégico y aplicada tácticamente en los distintos niveles electorales y territoriales. Gabriel Rufián nos propone que dejemos de mirar nuestro ombligo, porque mientras lo hacemos exponemos la cabeza a la guillotina trumpista que manejarán, como verdugos pagados, PP y Vox.

Publicado en La Voz del Sur