miércoles, 8 de octubre de 2025

El disolvente y el colorante

El portavoz de IU Andalucía y Secretario General del PCA, Ernesto Alba - Álex Zea / Europa Press

Las futuras elecciones andaluzas, que el presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, dice que convocará al agotar la legislatura, o que las hará coincidir con las generales si Pedro Sánchez las adelanta para el Estado, están dando que hablar en múltiples medios de comunicación y redes sociales sobre la unidad o no unidad de la izquierda andaluza. El factor común de esos dimes y diretes es que Podemos es la mala de la película y que Podemos Andalucía está siendo dirigido desde Madrid.

El manifiesto “Andalucía se levanta” que pedía la unidad de la izquierda en Andalucía, hecho público durante el mes de agosto, al que se adhirieron, a título personal, personas relevantes de la dirección de Podemos Andalucía, entre ellas su secretaria general, Raquel Martínez, el parlamentario por Córdoba y coportavoz de Podemos Andalucía, José Manuel Jurado, y Diego Cañamero, militante de la CUT y de la ejecutiva de Podemos Andalucía, expuso el hecho de que había diferencias estratégicas entre la dirección política estatal de Podemos y la dirección andaluza.

Resulta evidente, como así ha sido desde los orígenes de Podemos, que las decisiones relevantes que afectan a cada territorio del Estado se toman consultando a la militancia de ese territorio. Resulta evidente que son las bases militantes en cada territorio las que decidirán en primarias las candidaturas a la presidencia de la Junta y las de cada una de las ocho provincias. Esto está en cuestión por mucho que se difame con lo contrario.

La cuestión de fondo sobre la unidad de la izquierda no es la democracia interna de Podemos o de Podemos Andalucía. La cuestión de fondo es cómo abordar el siguiente ciclo político, si subordinados a quienes actúan prácticamente igual que el PSOE adaptándose en cada momento a los límites que éste impone, o presentando un proyecto de ruptura con esos límites. Esto es lo que habrá de dirimir democráticamente la militancia de Podemos Andalucía.

El PSOE ha tardado dos años en reconocer el genocidio del pueblo palestino, cuando la infamia israelí ha sobrepasado todas las retinas. El PSOE ha asumido la Europa del rearme sin pestañear, el PSOE actúa discursiva y legislativamente sin ninguna ambición social, feminista, ecologista, pacifista o en materia de derechos humanos de la inmigración. El PSOE no ha trabajado durante esta legislatura ni un solo avance en derechos de ningún tipo, ni de vivienda, ni de salud ni de educación.

El PSOE aún no se ha tomado en serio la derogación de la ley mordaza. El PSOE pactó la renovación del CGPJ con el Partido Popular, manteniendo las cúpulas judiciales en el ámbito de la derecha y la ultraderecha. El PSOE busca pactos con el PP en materia de oligopolio eléctrico o de banca. El PSOE cede ante el independentismo catalán en materia de ordinalidad o de inmigración, apuntando en la dirección de ahondar en la justicia territorial o el desprecio a los derechos de quienes se juegan la vida buscando un futuro digno.

Todo en el PSOE es una operación de camuflaje para disolver, como ha hecho siempre, el empuje de las movilizaciones que demandan justicia, paz y derechos. Con el genocidio también. El grupo que comparte gobierno con Pedro Sánchez, Sumar, en el que se encuentra Izquierda Unida, lleva toda esta legislatura actuando de colorante de ese disolvente de la fuerza de la izquierda que es el PSOE.

La última demostración de esto, son las declaraciones de Ernesto Alba, secretario general del Partido Comunista de Andalucía, al formalizar su candidatura para las primarias de Izquierda Unida de cara a las elecciones andaluzas. Alba definió al actual gobierno de España como el más progresista de la historia reciente, citando entre las medidas conseguidas el ingreso mínimo vital, la reforma laboral, la subida del salario mínimo y la gestión de la pandemia, todas ellas conseguidas, no por el gobierno actual, sino por el anterior en el que Podemos tuvo un papel disruptivo relevante.

Manifiestamente Sumar, IU y, en Andalucía, Por Andalucía, con su llamamiento insistente a la unidad de la izquierda, solo pretenden actuar de colorante rojo del disolvente en cuyo envase pone PSOE. Es lo que hicieron cuando querían permitir que el PSOE gobernase en minoría con Ciudadanos allá por 2015, es lo que hicieron dentro del gobierno con Podemos cuando se alinearon con las tesis de que Podemos hacía ruido, es lo que hicieron cuando sugerían que Irene Montero tenía que ceder al empuje de las togas y la progresía mediática para destruir la ley del solo sí es sí.

Con todos los respetos a las posiciones de cada quien, si el análisis para la unidad que se hace es exclusivamente matemático según la fórmula D´Hont, entonces lo mejor es que el disolvente y el colorante hagan coalición electoral, así a lo mejor logran algún escaño más para enfrentar a la derecha y la ultraderecha. Es lo que están proponiendo los líderes de IU en Asturias. Siempre será mejor eso, que intentar diluir a Podemos y a Podemos Andalucía para anular el potencial de cambio avalado por su valentía, su honestidad y su inteligencia política.

Publicado en Diario Red

lunes, 6 de octubre de 2025

Mamografías y mamandurrias

Como en la fábula de la rana y la olla, el gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla está destruyendo lenta e implacablemente el sistema sanitario público andaluz. Si la rana cae en una olla de agua hirviendo, salta inmediatamente para no cocerse. Pero si cae en una olla de agua fría a la que se calienta lenta e implacablemente, se irá adaptando a la transformación térmica hasta que su vida sea imposible.

El deterioro de la sanidad pública andaluza, vía contención de la inversión y privatización del gasto, comenzó hace algunos lustros con el partido predecesor en el gobierno andaluz, el PSOE, agravado en la etapa de gobierno de Susana Díaz, empujada por los recortes que redireccionaban la inversión pública a salvar los bancos. Las movilizaciones en defensa de la sanidad andaluza de 2016 y 2017, contribuyeron a sacar del gobierno en 2018 a la última presidencia de la Junta de Andalucía en manos del PSOE, entonces aliado con Ciudadanos.

La salud es lo primero. El escándalo de las dos mil mamografías con diagnóstico de cribado dudoso guardadas en los cajones informáticos del SAS, supone un aumento brusco del calor aplicado a la olla sanitaria en la que las y los andaluces nos cocemos lentamente. Una onda térmica de indignación se propaga en Andalucía. Decenas de miles de mujeres ya no se fían del sistema público. Las que puedan tocarán a las puertas de la privada creyendo que las tratarán mejor cuando en realidad quedarán atrapadas en una tela de araña sin más interés que el beneficio como ya ocurre en los EE.UU. Las que no, sumarán a la indignación, el miedo.

Para mayor agravio a Andalucía, la empresa a la que se le tienen contratados los cribados para prevenir el cáncer de mama tiene su sede social en Madrid. De este modo, el dinero público, fruto del trabajo del pueblo andaluz, acaba reflejado en la contabilidad de Isabel Díaz Ayuso. Es un ejemplo idóneo para demostrar que el PIB que se produce en Andalucía acaba imputado en la contabilidad madrileña, como si aquí nos tocásemos la barriga mientras una empresa, cuyos beneficios imputa en Madrid, analiza las tetas de las andaluzas.

Fue Esperanza Aguirre, compañera del señor Moreno Bonilla, la que popularizó el término mamandurrias para atacar subsidios y subvenciones dirigidos a la población más necesitada o a entidades sin ánimo de lucro dedicadas al bien común. En realidad, las mamandurrias son las ingentes cantidades de dinero, procedente del esfuerzo de la clase trabajadora y del expolio de los servicios públicos, que se dirigen a grupos empresariales a los que la protección de lo común les importa cero, el mismo cero que al partido gobernante en Andalucía.

Las declaraciones pidiendo perdón del presidente andaluz y anunciando parches verbales, para los que los colectivos sanitarios ya han dicho que no disponen de medios ni materiales ni humanos para aplicarlos, y las de la consejera de Salud, Rocío Hernández, "no es que las mujeres estuvieran desatendidas o que haya habido retrasos es que es verdad que no estábamos informando",  pretenden bajar la temperatura de la olla para que nos sigamos cociendo lentamente hasta que ya no tenga remedio. 

El gobierno del señor Moreno Bonilla prende seguir concediendo mamandurrias para sus futuras puertas giratorias y las de sus familiares. Cuando el presidente andaluz y las voces del Partido Popular afirman que la inversión en sanidad andaluza no ha parado de crecer en relación a años anteriores, lo que están diciendo es que no han parado de aumentar las mamandurrias a empresas radicadas en otros territorios del estado que no son el andaluz.

Los riesgos de la salud andaluza, simbolizado estos días en el riesgo de agravar el cáncer de mama de las mujeres andaluzas, son, sin duda, las mamandurrias de Partido Popular. Poco nos movilizamos, las movilizaciones son todavía muy pequeñas para la gravedad del problema que tenemos encima.

Publicado en La Voz del Sur

domingo, 5 de octubre de 2025

Árboles, vial y política en la avenida de Cervantes

Una de las protestas vecinales contra el proyecto del PP.

La Avenida de Cervantes es el eje central de un barrio de todas todas. Cervantes tiene vida propia. Está cuajado de pequeño y variado comercio. Ferreterías, fruterías, peluquerías, carpinterías, bares, cafeterías, churrerías y restaurantes. Carnicerías, charcuterías, supermercados, pastelerías, panaderías, estanco, reparación de calzado, librerías, papelerías, óptica, farmacia, taller de lavado y reparación de vehículos. Hasta gimnasio y centro de yoga tiene el barrio. Tiene la iglesia de Monserrat, el colegio del Ave María, el colegio público Sancho Panza, varios institutos a cinco o diez minutos, escuelas infantiles, asociación de vecinos, academias de enseñanza y muchas cosas más.

Lo que une toda esa vida comercial y social al vecindario es una identidad labrada por el tiempo. Una identidad cultural vinculada al paisaje urbano del barrio de Cervantes. Un paisaje urbano en el que el vial de servicios, el arbolado y la vegetación funcionan como nexos de unión emocionales entre las generaciones que habitan el barrio y quienes lo visitan o transitan.

El proyecto de remodelación de la avenida de Cervantes es un exceso que solo busca expoliar dinero público, un atentado a la vida del barrio a su identidad cultural. Un atentado que dañará al medio ambiente y al comercio, un atentado que, de ejecutarse, será irreversible para las generaciones vivas e indignante para las generaciones futuras.

El atentado contra Cervantes hará el barrio igual a otros barrios heridos por el granito. Acérquense por las remodelaciones de la calle Primavera, la calle Alhamar, la calle Arabial, la avenida de la constitución o, ahora en ejecución, la aberrante y granítica remodelación de la calle Emperatriz Eugenia. Todas esas remodelaciones son atentados contra la Granada eterna. Ejecuciones a favor del cambio climático y la contaminación atmosférica. Quienes permiten empecinados la aberración que se va a acometer en el barrio de Cervantes son políticos y políticas adscritas a un partido concreto, y no a otros.

Siempre hay un vínculo entre política y partido político. Un partido político, no es otra cosa que una institución que defiende organizadamente un tipo de políticas. Es normal que muchos y muchas vecinos de Cervantes hablen de que la movilización en favor del barrio, simbolizada en la defensa de los árboles y el vial, no es asunto político. En realidad, quieren decir que la defensa del barrio no es asunto partidista porque no les cabe en la cabeza que el partido al que votaron sea el mismo que les va a destruir el barrio sin conmiseración y sin tener encuesta su opinión.

Decía Voltaire, en tono de plegaria, que la palabra político significaba, en su origen primitivo, ciudadano, y hoy, gracias a nuestra perversidad, ha llegado a significar el que engaña a los ciudadanos. ¡Devolvedle, Señor, su antiguo significado!

No es el Señor el que va a intervenir en el significado de la palabra político. Solo podemos hacerlo la generación viva enfrentando lo irracional con movilización colectiva, defendiendo el barrio, sus árboles y su vial, y, en su momento, actuando con nuestro voto.

Publicado en El Independiente de Granada