El electorado ha sacrificado la racionalidad por la fe. Como en la famosa novela de Joseph Conrad, la última legislatura ha supuesto un viaje tenebroso hasta entrar directamente en el mismísimo corazón de las tinieblas. “El horror, el horror.”
Con un comportamiento casi sadomasoquista, a la búsqueda del placer, se ha entregado el látigo de las futuras políticas a quien más duramente va a manejarlo.
Si la izquierda no me sirve o hace lo que la derecha haría, voto a la derecha. Mejor una moneda buena que una falsa, así han caido electoralmente las socialdemocracias francesa, alemana y británica en la última década. Pero el contexto actual es aún más duro para la socialdemocracia española, 5 millones de personas desempleadas es la herencia de ignorar las claves de la actual crisis y, no menos, de una falta de liderazgo europeo de confrontación frente al eje Merkel-Sarkozy.
La rotunda caída socialista, por el contrario, no ha supuesto la posibilidad de gobernar con alianzas de izquierdas, el crecimiento de IU es manifiesto, al igual que el de ICV (este último proporcionalmente mucho mayor).
UpyD crece con contundencia en Madrid, provincia españolista donde las haya, y obtiene su diputado por Valencia, donde también se mantiene un fuerte carácter españolista. Un tipo de voto de carácter difuso que se encuentra muy cómodo con los triunfos de la selección española y las banderas rojigualdas colgando de los balcones. España es hoy más UpyD.
No volveré a insistir sobre el injusto sistema electoral que favorece a las opciones que concentran el voto en algunas circunscripciones.
EQUO hace marca, pero no obtiene su deseado diputado por Madrid. Ahora tendrá que gestionar la visibilidad de sus propuestas en el congreso con el diputado por Valencia fruto de la alianza con Compromís, la tarea tendrá una enorme dificultad, y, tal vez fracase. Tampoco será fácil gestionar las relaciones con ICV, socia, al igual que EQUO, del Partido Verde Europeo.
En Andalucía la nueva marca EQUO rompe el bajísimo techo de Los Verdes de Andalucía en las generales de 2008, que se situaba entorno al 0,31%, para alcanzar un porcentaje en torno al 0,81%, con Sevilla en un 1,06%. Lo dicho, hace un poco de marca pero el trabajo está por hacer.
También en Andalucía el PA, que ha hecho un esfuerzo evolutivo encomiable hacia posiciones ecoandalucistas de izquierdas, choca con su pasado y pierde peso político en virtud de un voto útil “por el cambio” desplazado hacia el Partido Popular y/o UPyD, ganando, el primero, por primera vez en Andalucía con tremenda contundencia.
En estas elecciones ha perdido la democracia, que ya de facto estaba muy herida, pasamos del bipartidismo a un monopartidismo galopante. Quienes ganan tienen una enorme semejanza con las posiciones berlusconianas (menos histriónicas, pero igual de hipócritas, católicas, apostólicas y romanas). Se avecina la miseria de la caridad, frente a la justicia de la solidaridad.
Hasta aquí mi foto finish electoral, como veis no he enfocado otras diversidades territoriales, para no complicar hoy el asunto.
Aventuro algunos empujones hacia la reproducción del modelo italiano de confrontación con el populismo. Dos días antes del 20N, el viejo Anguita dijo que IU debía hacer un llamamiento por un frente común de la izquierda. ¿Está hablando de un OLIVO a la española? Ese frente podría llamarse irónicamente “Aceitunas la Española”, en cuyo centro podríamos situar la anchoa del aparato de dominio comunista.
IU crece de prestado, sobre la tremenda caída del PSOE, unos 3,5 puntos porcentuales. La dinámica frentista antepone el objetivo de derrotar a la derecha por suma de votos al objetivo, que personalmente considero más importante y menos transitorio, de reconstrucción de los marcos ideológicos comunes que, desde la diversidad, promuevan una verdadera sociedad civil reflexiva e implicada en la política.
El resultado de estas elecciones demuestra, en mi opinión, que:
- La corrupción, el clientelismo, la banalidad, la falta de horizonte (y/o programa) político expreso, la memoria, las alianzas contrafácticas, no influyen de manera determinante en el electorado que vota.
- Los partidos en el poder solo pagan la traición a su electorado cuando esta tiene consecuencias carnales. Aznar antes, al desvelarse de forma abrupta las consecuencias de la guerra de Irak y la mentira de última hora. Y ahora Zapatero que prometió el pleno empleo y nos dejó cinco millones de parados, y una buena batería de reformas antisociales.
- Las redes sociales no son todavía, ni de lejos, determinantes en un proceso electoral.
- España no tiene una fuerte sociedad civil que articule amplios espacios de reflexión y motivación de la acción política. El 15M, hoy, no ha dado frutos.
- Las hijas y los hijos de la generación de la transición no han tomado las riendas de su destino. Tal vez es que ni siquiera puedan hacerlo aritméticamente, nuestra pirámide poblacional está invertida, en general hay dos camisetas de quita y pon, cuando una se ensucia, se echa a lavar y se toma la otra.
- Los ejes de decisión de voto siguen siendo derecha/izquierda y bandera contra bandera.
- El espacio electoral de la ecología política, si existe, está subsumido en un lugar que no decide voto suficiente.
Reconstruir uno o unos espacios políticos de tradición ilustrada en Andalucía y en España, con y más allá de la socialdemocracia, va a ser una tarea ardua. No creo, como antes del 20N, que esta obra pueda hacerse ahora sumando siglas y reuniendo vanguardias.
La potencialidad de un cambio del electorado hacia posiciones no reaccionarias, no simplistas y más analíticas pasa por el ejemplo en la acción. Si queremos más democracia, practiquémosla en todos los ámbitos que podamos, si queremos transparencia, apliquémosla. Si pregonamos la eficiencia y la austeridad, no caigamos en dispendios a la búsqueda de votos (a la banca, nada de nada). Hablo de las formas.
En cuanto al fondo, sí creo que pueden buscarse alianzas estratégicas entre organizaciones políticas diferentes con tácticas diferenciadas (las personas cuentan, los matices y las prioridades políticas son importantes).
Andalucismo, izquierda, ecología política y socialdemocracia podrían tener horizontes y líneas de fuerza comunes. La oposición real va a estar en la calle cuando el gota a gota de las políticas ultraliberales se siga aplicando. No tendremos capacidad de cambio, si no actuamos sobre el modelo de democracia que vivimos.
Por eso creo que debemos buscar confluencias en:
- Demanda de reforma de la ley electoral.
- Reforma constitucional de competencias y modo de elección de la cámara alta.
- Beligerancia contra los desequilibrios fiscales del concierto vasco y la solicitud de pacto fiscal catalán (este tema particularmente importante para Andalucía).
- Ni un paso atrás en la leyes que consolidan derechos civiles, de género, matrimonio homosexual, dependencia, aborto.
- Ni un paso atrás en la desactivación del Estado de las autonomías.
- Más Europa, pidiendo una Constitución europea que otorgue el poder al parlamento Europeo.
- Control político directo del Banco Central Europeo por el parlamento europeo.
- Demanda de una Banca Pública Territorializada
- Fin de las Diputaciones, y creación de instituciones comarcales de elección directa.
Hablo de líneas fuerza para generar el marco común que venza a la derecha, al otro lado nos vamos a encontrar, queramos o no con los límites sistémicos.
Por su parte, la ecología política pretendía una salida a la crisis lo menos dañina posible y socialmente viable. Parece que no va a ser posible, su capacidad de influencia política sigue siendo baja. La salida será dura y por la fuerza de los límites físicos. Nada como el capitalismo especulativo para sacar partido de la escasez. El problema será cuando tras la escasez venga la nada.
Tras decir esto, no nos llaméis agorereros, los pronósticos se han cumplido y se seguirán cumpliendo.
* Ilustración, pardes de luz de Mark Rothko
* Ilustración, pardes de luz de Mark Rothko