Vivimos en un mundo urbanizado. Pudiera decirse que allá por donde un ejemplar de la especie humana se pasea, un halo de urbanismo recorre el espacio como una sombra. El entono urbano por excelencia es la ciudad, aunque hoy día no haya lugar sobre la tierra, desde el Everest hasta el mar (y más al fondo), donde no se observen señales de “civilización”. La ciudad es un producto de nuestra capacidad técnica. La primera función de la técnica consistió en facilitar las duras tareas de la vida cotidiana, de la caza y de la guerra. «La técnica es lo contrario de la adaptación del sujeto al medio, puesto que es la adaptación del medio al sujeto», adaptación que se realiza no solo para vivir, si no para vivir bien.
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