Al igual que Kekulé descubrió la estructura del anillo bencénico viendo revolotear electrones en su cabeza adormilado frente a la chimenea, imagino al ministro de energía, JM Soria, sesteando en su despacho y descubriendo la utilidad recaudatoria de la doble capa de semiconductores P-N de una célula de silicio según los trabajos de su equipo de investigación llamado patronal eléctrica UNESA.
Los saltos de la humanidad pueden ser hacia adelante o hacia atrás, depende de quien ostente el poder real, económico. Alguien puso a Soria sobre la pista y le contó la historia de que por cada consumidor que se desenganche, total o parcialmente, de la compañía eléctrica correspondiente habría otros que tendrían que pagar la energía que no se consume y los costes estables (no “variables” como les llaman) de su distribución, y que esto iba a suponer pérdidas millonarias para el “oligopolio” eléctrico. Para ello inventaron unas fórmulas matemáticas, muy al uso en estos tiempos, dibujaron algunas gráficas y demostraron que lo que uno no consume y no contamina tiene un valor para el resto al que llamaron “Tarifa de Respaldo”. En definitiva le dieron la vuelta a aquello de “quien contamina paga” para que sea “paga quien no contamina”.