La noche del 10 al 11 de agosto del treinta y seis Blas Infante fue asesinado por el franquismo insurrecto en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona. Era nacionalista andaluz, republicano y de izquierdas; era andalucista. Conociendo su vida, su actividad política y sus prolijos textos, pensamos que hoy, el padre de la patria andaluza, sería también ecologista y feminista.
Cuánta memoria perdida, cuánto daño ocultado, cuánto dolor para el olvido. Conmemoramos hoy contra la infamia, pero sobre todo conmemoramos a favor de un futuro digno y justo para el pueblo andaluz, para la mayoría.
La conquista de la autonomía declarada por el Pueblo andaluz el 4 de diciembre de 1977, y consumada en las urnas el 28 de febrero de 1981, trajo dignidad, justicia y libertad. La única autonomía del Estado que conquistó el pueblo, un pueblo de izquierdas que se constituyó como sujeto político.
La mala gestión política e institucional del autogobierno andaluz unida al bipartidismo, fruto de una transición condicionada por los poderes fácticos españoles, que se ha alternado en el poder centralista, y a la invasión del capitalismo financiero, la ideología neoliberal y los procesos antidemocráticos de globlalización de la economía, que han tomado los intersticios de la Unión Europea, apagaron progresivamente aquella ilusión.Es tiempo de alimentar la llama de la esperanza.
Ahora, cuando la crisis ecológica de escala planetaria y epicentro mediterráneo se manifiesta en Andalucía con la epidermis de los más altos índices de desempleo y desigualdad de la Europa comunitaria, el pueblo andaluz está obligado a plantear una ofensiva política para reclamar la soberanía suficiente que nos permita romper con las limitaciones legislativas impuestas por el actual gobierno central del Partido Popular y el pacto bipartidista de reforma del artículo 135 de la Constitución, amparados en un diseño permisivo y cohercitivo contra nuestra nacionalidad. Tomar las riendas de nuestro futuro es un objetivo imprescindible. En cooperación con otros pueblos y nacionalidades del Estado y Europa que aspiren a la convivencia en condiciones radicales de igualdad y autogobierno, sin privilegios.
La ofensiva política y la demanda de más soberanía andaluza debe estar orientada sobre los horizontes del trabajo decente para todos y todas, y la ecología para respetar nuestro medio ambiente, nuestros recursos naturales, nuestro territorio y las condiciones de vida que permitan la salud humana y ambiental de nuestra generación y las generaciones futuras. Sólo una nueva economía, verde, puede garantizar los derechos humanos y el futuro en Andalucía.
Para alcanzar ese objetivo necesitamos más fiscalidad propia y más capacidad de decisión sobre la cantidad y el destino de los ingresos del Estado. Más autogobierno para definir una política fiscal ecosocial, progresiva y justa.
Andalucía necesita más soberanía en política energética, para avanzar definitivamente hacia el modelo de 100% renovables, luchar decididamente contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y crear las condiciones que limiten la dependencia externa.
Es imprescindible el cambio de modelo productivo vinculándolo a una política fiscal y presupuestaria propia, sin injerencias. La agroecológía debe ser el eje inspirador de una profunda reforma agraria, la territorialización de la producción y el consumo el mecanismo esencial para dejar el valor añadido en nuestra tierra. La educación, la factoría cultural y la investigación pública y universitaria los motores del cambio para generar condiciones estables que impidan la sangría de la emigración. Y una banca pública dedicada a dinamizar nuestro sistema de producción y consumo sobre parámetros de sostenibilidad ecológica, económica y social.
Para ello, la ofensiva política andaluza debe situarse en el marco de la defensa del derecho a decidir y de la apertura de un proceso constituyente que reconozca la plurinacionalidad del Estado y permita avanzar hacia una constitución republicana y federal que garantice la igualdad y las condiciones de cooperación sin privilegios de ciudadanía por razón de clase o territorio.
No, no queremos olvidar, ni a Blas Infante ni a quienes como él estuvieron siempre del lado de quienes sufren, del lado de la justicia y la igualdad. Por Andalucía: Autonomía, trabajo y ecología.
¡Viva Andalucía libre!