domingo, 20 de octubre de 2019

El fraude electoral de Pedro Sánchez



Las elecciones del 10 de noviembre son consecuencia de un fraude. El fraude electoral de Pedro Sánchez. El actual presidente en funciones arrancó una campaña electoral para el 28 de abril con el mensaje Somos la izquierda con el único objetivo, ahora lo sabemos, de laminar vía “voto útil” a Unidas Podemos. No lo consiguió entre otras cosas por la capacidad dialéctica de Pablo Iglesias en los dos debates televisivos que el presidente en funciones se vio obligado a aceptar.

Sánchez mintió con su Somos la izquierda, mintió, ahora lo sabemos, en todas y cada una de sus promesas electorales de carácter democrático, social, fiscal, económico o medioambiental. Pedro Sánchez Castejón solo quería el poder para hacer con el poder lo que el PSOE ha hecho siempre, usarlo en beneficio partidista y como Duermebien para la clase rica dueña de España.

Ahora lo sabemos, Pedro Sánchez presentó en las pasadas elecciones del 28 de abril un programa fraudulento, por eso no quiso pactar gobierno con Unidas Podemos, porque hubiese estado obligado a cumplir su propio programa. En este sentido es en el que el PSOE ha cometido un fraude a la sociedad española. Somos un fraude debió ser el lema verdadero de aquella campaña electoral.

Si de verdad Sánchez pretendiese cumplir un programa progresista, muy por debajo en progresismo del programa del laborismo británico, no hubiese hecho ningún paripé, no se hubiese puesto a las órdenes de los megaempresarios para los que las y los españoles somos súbditos de su propiedad, no se hubiese vestido de progre en sus reuniones con la “sociedad civil” y, sencillamente, se hubiese sentado a negociar un proyecto de gobierno y un gobierno de coalición justo y proporcional a los resultados electorales. Sin vetos ni mentiras.

Como la intención de Pedro Sánchez era destruir a Unidas Podemos para ponerse libremente al servicio de quienes quieren mantener y aumentar el estado de precariedad laboral y de derechos, la ley mordaza, los recortes en sanidad y educación, la ignorancia de los efectos del cambio climático en el medio ambiente y la economía, el desprecio por la desigualdad y la pobreza mayoritariamente femenina, maquillándose de izquierdas y no le salió del todo, calculó que haciéndose muy español y mucho español como Rajoy, convocando repetición electoral y esperando que el trabajo se lo hiciese Cataluña y el Tribunal Supremo con la sentencia del procés, ganaría unos escaños si forzaba una repetición electoral y podría elegir a quien de verdad era su socio preferente, su Querido Albert” Rivera.

Pero al fraude electoral cometido por Pedro Sánchez el 28 de abril se ha sumado la caída en las encuestas de Ciudadanos y el ascenso fulgurante del PP junto con una gran incertidumbre en los resultados de su propio partido, por ello Pedro Sánchez y Pablo Casado han abierto la puerta a una gran coalición a la española. Quien saque uno más gobierna. Vamos, lo que ya se hizo con Rajoy cuando el felipismo y el susanismo decían que no daban los números.

Sí, ahora los sabemos, Sanchez, el 28A, fue un fraude para el voto progresista más o menos de izquierdas. Ya no se esconde tanto, el y su equipo afín están afirmando que no derogarán la reforma laboral, que no garantizarán la subida de las pensiones con el IPC, que las medidas contra el cambio climático serán maquillaje para no enfadar a los grandes emisores de CO2 como Endesa, que no creará una empresa pública de energías renovables para luchar a un tiempo contra la pobreza energética y el calentamiento global, que no habrá justicia fiscal aumentando un poco el IRPF a las rentas superiores a los 150.000 euros anuales, ni aumentando el tipo efectivo del impuesto de sociedades que para las grandes empresas está por debajo de lo que paga cualquier trabajador en España, que no impondrá a la banca la devolución de los 60.000.000.000 de euros que nos debe, que no buscará que las tecnológicas de internet con sede en paraísos fiscales paguen impuestos en España, que le importa un pito que los precios de los alquileres en las grandes ciudades y en las zonas turísticas estén imposibles. Ahora los sabemos porque se reunió en Nueva York con inversores como Soros, Blackrock, Citi o Blackstone, para decirles que tranquis que España será cada vez más de ellos.

Ahora lo sabemos, ahora lo tenemos certificado porque el gobierno en funciones a enviado a Bruselas un proyecto de presupuestos que así lo testifica.

Ahora lo sabemos, Pedro Sánchez ha sido un fraude electoral para el voto progresista y de izquierdas. Ahora sabemos además que ha cambiado su programa del 28 de abril por un programa que podría ser perfectamente del PP o de Ciudadanos. Ahora los sabemos ha actuado con irresponsabilidad y temerariamente al convocar una repetición electoral para intentar aparecer ante las consecuencias de una sentencia política, como es la del procés, como un salvapatrias. Ahora lo sabemos.

Ahora sabemos que el pack de la bandera no solo lleva acometidas contra el diálogo para solventar política y democráticamente lo que es un problema político como la demanda de la mayoría de la sociedad catalana de una salida negociada. El pack de la bandera lleva consolidación de recortes de derechos y preparación de más para cuando vuelva a desatarse la siguiente crisis económica que ya se anuncia. El pack de la bandera al que se ha sumado alegremente Pedro Sánchez Castejón y el PSOE no trae nada bueno. Cuando le quitemos el lazo en navidad, si no lo evitamos votando útil a la única fuerza política que no ha mentido, encontraremos en la caja carbón negro.

Lo que intenta Pedro Sánchez en funciones es preparar las condiciones para que cuando abramos el pack de la bandera no tengamos ya ni la posibilidad de presentarle una hoja de reclamaciones.

Al tiempo que Cataluña se movilizaba pacíficamente como pueblo (la inmensísima mayoría) contra la sentencia del Supremo y por la libertad de sus presos políticos, miles de jubilados llenaban Madrid procedentes de todos los rincones de España. Ese día podíamos ver, como tantas otras veces, que las reivindicaciones sociales y democráticas estaban unidas a banderas multicolores andaluzas, vascas, gallegas, catalanas, valencianas, asturianas,… Nada que ver con el pack de la bandera.

No elijamos fraude, hay otro pack que no es el de la bandera.

domingo, 13 de octubre de 2019

Vota fuerte, vota útil


Es la primera vez en mi vida de votante, desde que a los dieciocho años voté por Andalucía el 28 de febrero de 1980, que voy a pedir el voto útil.

¿Qué es el voto útil? El voto que das a la opción con la que no estás de acuerdo en todo pero sabes que es la que frena las opciones con las que no estás de acuerdo en nada.

La semana que entra el procés dejará de estar encapsulado en el Tribunal Supremo y volverá a las calles, a las teles, a las instituciones catalanas y a las elecciones españolas. La sentencia, según la infiltración practicada en la sociedad española por el propio Tribunal Supremo, es dura. Sedición y malversación, muchos años de cárcel. Tan largos y tediosos serán los debates jurídicos como largas serán las condenas. La historia jurídica continuará en el Constitucional y después en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Cada vez que despertemos Cataluña y España seguirán ahí con el eterno problema de la relación entre naciones abierto en canal. Los unos, los independentistas, se lanzaron al vacío sin mayoría electoral en Cataluña (sí parlamentaria), y sin comprensión suficiente del derecho a decidir en el resto del estado para condicionar una evolución dialogada hacia, quien sabe, un nuevo acuerdo federal. Los otros, los nacionalistas españoles, aprovecharon el salto para, como en las artes marciales, desviar el impulso y consolidar desde el poder de la bandera rojigualda los grandes recortes sociales y de derechos que arrancaron con la modificación del artículo 135 de la CE.

La única estabilidad que prometen las opciones de derechas y el actual PSOE electoral es la de mantener el conflicto catalán vivo para estabilizar ad eternum los recortes sociales.

Pedro Sánchez ha convocado repetición electoral. Ha arrojado a la basura millones de votos progresistas que consideraron en abril que el PSOE era la opción útil. Lo ha hecho con pleno conocimiento del contexto político en el que se iban a celebrar las elecciones de noviembre. Su lema “Ahora España” olvida los derechos de las y los españoles. Podría ser el lema de Vox.

Sánchez con su equipo de proximidad, atendiendo a los poderes económicos y subterráneos del estado, decidió que los más de tres millones setecientos mil votos de Unidas Podemos tenían prohibido ser parte del gobierno de España porque entonces el concepto estabilidad significaría estabilidad económica, social y ambiental de las familias españolas, los autónomos y las PYMES. Unidas Podemos con funciones de gubernamentales ataría el proyecto de gobierno a la recuperación de derechos, empezando por las grandes derogaciones pendientes de la reforma laboral y la ley mordaza prometidas por el propio Sánchez en infinidad de ocasiones.

Con Unidas Podemos en el gobierno la estabilidad de España no es un concepto vacío o indefinido. Estabilidad significa entonces leyes contra la precariedad laboral, contra la carestía de la vivienda y la energía, contra la violencia machista, contra el cambio climático, por las pensiones garantizadas y subidas con el IPC, por un SMI decente, por la salud y la educación públicas bien financiadas, por las garantías democráticas, el acceso a la cultura y los estudios universitarios cualquiera que sea nuestros ingresos. Leyes que hagan que las personas vivamos una vida digna y segura, estable.

Así que si queréis estabilidad, pero de la buena, de la de verdad, no la abstracta de bandera y firmes, entonces el voto útil progresista es el que es, no para quien lo ha tirado a las alcantarillas, sino el que garantiza que no ganan las opciones con las que no estás de acuerdo en nada. Opciones a las que el mismo Sánchez no ha parado de pedir su apoyo convirtiendo a quien llamó socio en enemigo preferente.

Te lo pido, vota fuerte, vota útil.

domingo, 6 de octubre de 2019

Sánchez "PresiMiente"


El personaje Pedro Sánchez hizo teatro en la entrevista de Jordi Évole al hacerse pasar por una persona de izquierdas a la que habían sacado de la secretaría general del PSOE por querer pactar Gobierno con Podemos después de la repetición electoral de 2016. Debimos imaginar que mentía dado que tras las elecciones de 2015, mientras un equipo del PSOE hacía el paripé de negociación con Podemos en una sala del Congreso, en otra cerraba un acuerdo en el que Pedro Sánchez hacía vicepresidente a Rivera con un programa de sostenimiento de recortes y degradación de derechos democráticos. Hemos de recordar que Íñigo Errejón forzó un referéndum, que perdió ampliamente, entre las bases de Podemos para que se apoyase ese acuerdo al que no le daban los números en el Congreso. PSOE con 85 y Ciudadanos con 32 sumaban 117 escaños, lejísimos de cualquier mayoría.

El personaje Pedro Sánchez mintió en las primarias que ganó a Susana Díaz, que tenía por entonces un pacto en Andalucía con Ciudadanos, cuando abanderó un discurso de izquierdas, plurinacional y dialogante. Mintió mucho, porque de aquella victoria aupado por las bases pesoistas nació su lema “somos la izquierda” y los coros “con Rivera no” y “sí se puede” con los que las mismas bases alegraron la noche electoral del mes de abril.

Mintió el personaje Pedro Sánchez en la pasada campaña electoral prometiendo buena parte del programa de Unidas Podemos, y las cuestiones fundamentales del mismo como la derogación de la reforma laboral, la vinculación del crecimiento de las pensiones al IPC, el control de los precios del alquiler en zonas tensionadas, la derogación de la Ley Mordaza o la publicación de la lista de amnistiados fiscales entre otras muchas. Mintió mucho porque tras admitir los últimos días de campaña que no le importaría estar con Unidas Podemos en el Gobierno, los acontecimientos han demostrado que Pablo Iglesias no era el socio sino el enemigo preferente.

Pedro Sánchez, personaje de sí mismo, ha mentido en la calle, en las teles, en las radios y en sede parlamentaria. Ha mentido en todas partes y a todo el mundo. Hizo una ronda con la “sociedad civil” española cuando ya había decidido ponerse del lado del Santander, Florentino Pérez, el Ibex 35, la CEOE y Blackstone para convocar, porque la ha convocado él, repetición electoral buscando resultados más favorables a la clase pudiente y desfavorables para las demás. Convocada la repetición electoral se fue a Nueva York a garantizar a los fondos de inversión (fondos buitre) y otros capitales con intereses en España, que no recuperará ni uno solo de los derechos o los recortes que hicieron los gobiernos de Rajoy ni habrá justicia fiscal.

Pedro Sánchez mintió al decir que el único obstáculo para un Gobierno de coalición con un programa progresistas era Pablo Iglesias. Mintió a lo grande, con descaro.

El personaje sigue mintiendo y toda su campaña electoral será ya puro teatro, falsedad bien ensayada y estudiado simulacro. Todo el mundo sabe que busca de socio al mismo “querido Albert” que días antes le había situado como jefe de “la banda”. Por eso la curiosa coincidencia de los lemas de los dos partidos “Ahora España” y “España en marcha”. Una España a la que toda la derecha y Pedro Sánchez quieren vaciar de los problemas de los españoles y españolas, como la España vacía, a fuerza de ignorar sus demandas.

La mentira es tan grande que ya no la ocultará nada. Todo votante progresista más o menos de izquierdas sabe que si los resultados del 10 de noviembre permiten a Sánchez un acuerdo con Ciudadanos, Albert será vicepresidente de un Gobierno para la derecha, un acuerdo que será apoyado por el nuevo partido Más País con el argumento de que hay que evitar una tercera repetición electoral. Un acuerdo en cuyo corazón no habrá un programa de recuperación de derechos, ni una sola medida de avance contra la precariedad laboral, la desigualdad de género o que asuma en serio la emergencia climática.

Los hechos no mienten. No seamos con nuestro voto cómplices de la mentira. No ayudemos a que Pedro Sánchez sea presiMiente.