El personaje Pedro Sánchez hizo teatro en la entrevista de Jordi Évole al hacerse pasar por una persona de izquierdas a la que habían sacado de la secretaría general del PSOE por querer pactar Gobierno con Podemos después de la repetición electoral de 2016. Debimos imaginar que mentía dado que tras las elecciones de 2015, mientras un equipo del PSOE hacía el paripé de negociación con Podemos en una sala del Congreso, en otra cerraba un acuerdo en el que Pedro Sánchez hacía vicepresidente a Rivera con un programa de sostenimiento de recortes y degradación de derechos democráticos. Hemos de recordar que Íñigo Errejón forzó un referéndum, que perdió ampliamente, entre las bases de Podemos para que se apoyase ese acuerdo al que no le daban los números en el Congreso. PSOE con 85 y Ciudadanos con 32 sumaban 117 escaños, lejísimos de cualquier mayoría.
El personaje Pedro Sánchez mintió en las primarias que ganó a Susana Díaz, que tenía por entonces un pacto en Andalucía con Ciudadanos, cuando abanderó un discurso de izquierdas, plurinacional y dialogante. Mintió mucho, porque de aquella victoria aupado por las bases pesoistas nació su lema “somos la izquierda” y los coros “con Rivera no” y “sí se puede” con los que las mismas bases alegraron la noche electoral del mes de abril.
Mintió el personaje Pedro Sánchez en la pasada campaña electoral prometiendo buena parte del programa de Unidas Podemos, y las cuestiones fundamentales del mismo como la derogación de la reforma laboral, la vinculación del crecimiento de las pensiones al IPC, el control de los precios del alquiler en zonas tensionadas, la derogación de la Ley Mordaza o la publicación de la lista de amnistiados fiscales entre otras muchas. Mintió mucho porque tras admitir los últimos días de campaña que no le importaría estar con Unidas Podemos en el Gobierno, los acontecimientos han demostrado que Pablo Iglesias no era el socio sino el enemigo preferente.
Pedro Sánchez, personaje de sí mismo, ha mentido en la calle, en las teles, en las radios y en sede parlamentaria. Ha mentido en todas partes y a todo el mundo. Hizo una ronda con la “sociedad civil” española cuando ya había decidido ponerse del lado del Santander, Florentino Pérez, el Ibex 35, la CEOE y Blackstone para convocar, porque la ha convocado él, repetición electoral buscando resultados más favorables a la clase pudiente y desfavorables para las demás. Convocada la repetición electoral se fue a Nueva York a garantizar a los fondos de inversión (fondos buitre) y otros capitales con intereses en España, que no recuperará ni uno solo de los derechos o los recortes que hicieron los gobiernos de Rajoy ni habrá justicia fiscal.
Pedro Sánchez mintió al decir que el único obstáculo para un Gobierno de coalición con un programa progresistas era Pablo Iglesias. Mintió a lo grande, con descaro.
El personaje sigue mintiendo y toda su campaña electoral será ya puro teatro, falsedad bien ensayada y estudiado simulacro. Todo el mundo sabe que busca de socio al mismo “querido Albert” que días antes le había situado como jefe de “la banda”. Por eso la curiosa coincidencia de los lemas de los dos partidos “Ahora España” y “España en marcha”. Una España a la que toda la derecha y Pedro Sánchez quieren vaciar de los problemas de los españoles y españolas, como la España vacía, a fuerza de ignorar sus demandas.
La mentira es tan grande que ya no la ocultará nada. Todo votante progresista más o menos de izquierdas sabe que si los resultados del 10 de noviembre permiten a Sánchez un acuerdo con Ciudadanos, Albert será vicepresidente de un Gobierno para la derecha, un acuerdo que será apoyado por el nuevo partido Más País con el argumento de que hay que evitar una tercera repetición electoral. Un acuerdo en cuyo corazón no habrá un programa de recuperación de derechos, ni una sola medida de avance contra la precariedad laboral, la desigualdad de género o que asuma en serio la emergencia climática.
Los hechos no mienten. No seamos con nuestro voto cómplices de la mentira. No ayudemos a que Pedro Sánchez sea presiMiente.
Pedro Sánchez mintió al decir que el único obstáculo para un Gobierno de coalición con un programa progresistas era Pablo Iglesias. Mintió a lo grande, con descaro.
El personaje sigue mintiendo y toda su campaña electoral será ya puro teatro, falsedad bien ensayada y estudiado simulacro. Todo el mundo sabe que busca de socio al mismo “querido Albert” que días antes le había situado como jefe de “la banda”. Por eso la curiosa coincidencia de los lemas de los dos partidos “Ahora España” y “España en marcha”. Una España a la que toda la derecha y Pedro Sánchez quieren vaciar de los problemas de los españoles y españolas, como la España vacía, a fuerza de ignorar sus demandas.
La mentira es tan grande que ya no la ocultará nada. Todo votante progresista más o menos de izquierdas sabe que si los resultados del 10 de noviembre permiten a Sánchez un acuerdo con Ciudadanos, Albert será vicepresidente de un Gobierno para la derecha, un acuerdo que será apoyado por el nuevo partido Más País con el argumento de que hay que evitar una tercera repetición electoral. Un acuerdo en cuyo corazón no habrá un programa de recuperación de derechos, ni una sola medida de avance contra la precariedad laboral, la desigualdad de género o que asuma en serio la emergencia climática.
Los hechos no mienten. No seamos con nuestro voto cómplices de la mentira. No ayudemos a que Pedro Sánchez sea presiMiente.