El pueblo andaluz se constituyó en la transición sobre las demandas de democracia, justicia social e igualdad territorial. Esos fueron los factores que aglutinaron una mayoría transversal en las impresionantes manifestaciones del 4 de diciembre de 1977, cuando en el estado se pergeñaba una constitución que solo reconocía como históricas las nacionalidades gallega, catalana y vasca. El pueblo andaluz redactó en la calle el artículo 151 de la CE de 1978, demandó su aplicación a través de los primeros municipios con plenos electos democráticamente en 1979, y venció a las fuerzas reaccionarias, UCD y Alianza Popular (germen franquista del actual Partido Popular), que decían “Andaluz este no es tu referéndum” ante el 28 de febrero de 1980. Así consiguió tener una autonomía plena como la catalana y la gallega, la vasca tiene un estatuto foral más avanzado reconocido en la CE.
Vox quiere liquidar la autonomía andaluza. Vox quiere enterrar nuestro patrimonio constitucional, nuestro estatuto con categoría de constitución andaluza. Si Vox influye en el gobierno andaluz, si Vox participa del gobierno andaluz, Andalucía será subalterna de las clases económicas especulativas y rentistas con residencia fundacional en Madrid, pasaremos de estar colonizados como pueblo y sin influencia relevante en la política de estado como estamos ahora, a pertenecer a una suerte de servidumbre voluntaria. Andalucía esclava.
Lo que se esconde en la bandera que lucen como pulsera las dirigencias de Vox es la precariedad de las y los trabajadores de la hostelería, la destrucción ambiental y territorial de nuestros campos y costas, la reducción de las mujeres andaluzas a mercancía dependiente del dominio de los hombres, el ataque a la diversidad sexual, de género, racial o de clase. Vox piensa Andalucía como colonia cuya identidad cultural ha de ser un esperpento para dibujar la españolidad, igual que hizo el régimen de Franco.
El concepto de pueblo andaluz solo existe en los marcos del progresismo, la izquierda y el andalucismo. Esos marcos suman hoy al feminismo y al ecologismo. Esos marcos podrían sumar hoy a un empresariado de raíz andaluza, agraria o urbana, con intereses en Andalucía y en riesgo de pasar a ser meros capataces de intereses extraños a nuestra tierra, Vox también está contra ellos aunque muchos no lo sepan.
Vox entró en la política española por Andalucía. Durante treinta y siete años el PSOE abonó nuestra tierra para que creciese un nacionalismo español extremo; el PSOE anuló simbólica y culturalmente a Andalucía en el Estado con los mantras de “Andalucía imparable” y “La tercera modernización de Andalucía”. Los detonantes de la entrada de Vox por Andalucía fueron el alineamiento político del susanismo con las derechas en el tema de la demanda del derecho a decidir en Cataluña, y la aplicación acrítica por los gobiernos de Susana Díaz de las políticas dictadas por los gobiernos de Rajoy, una vez que el PP vence al PSOE de Zapatero tras pactar juntos la reforma neoliberal y centralista del artículo 135 de la CE.
Sacar a Vox de la ecuación andaluza es muy importante a la vista de lo que está ocurriendo en Hungría, Polonia o Eslovenia con gobiernos de extrema derecha, que se apropian de todos los poderes del estado, liquidando poco a poco la democracia y poniendo en riesgo la Unión Europea que, no lo olvidemos, es un producto institucional antifascista que nace tras la segunda guerra mundial. Sentimos el hedor del neofascismo en las instituciones de esos países, en las calles de Italia de manera furibunda, y en las calles de España con los comportamientos agresivos y violentos contra manifestaciones sociales, personas LGTBI, racializadas, o mujeres e inmigrantes.
Sacar a Vox de la ecuación andaluza, uno de sus principales nutrientes junto con Madrid, debilitaría este movimiento trumpista reduciendo el riesgo de involución antidemocrática y de destrucción de nuestra autonomía. El PP y Ciudadanos han gobernado estos años con el apoyo externo de Vox. Las condiciones que Vox quiere imponer al presidente andaluz para aprobar los presupuestos de 2022 son extremas y se sitúan enfrente de las razones por las que el pueblo andaluz se constituyó.
El PSOE quiere ayudar al presidente andaluz, negociando los presupuestos con el argumento de evitar que Vox se apodere de la política andaluza. La oferta de negociación presupuestaria podría ampliarse a un espectro más amplio con la intención de aislar por completo a la extrema derecha. El espacio de cambio por la izquierda federalista, ecologista y feminista, puede ofrecer al gobierno andaluz una negociación, dado el momento histórico (salida de la pandemia y fondos europeos canalizados por el gobierno de España), que incluyese el compromiso de no pactar con Vox y no gobernar con Vox cualquiera que fuese el resultado de las elecciones que deberán celebrarse a finales de 2022. Si eso fuese posible Vox quedaría completamente recluido, protegiendo a la democracia andaluza, española y europea; si no fuese posible al menos se habría intentado.
Publicado en La Voz del Sur el 14 de octubre de 2021