domingo, 19 de junio de 2022

La suma no es más


Lo dramático de este artículo es que estaba escrito hace una semana. No lo publiqué para no meter distorsión en una campaña de la izquierda que ya venía cuesta arriba desde las fotos de la feria de abril.

Queda demostrado que tratar Andalucía como colonia cuando se viene por la izquierda no produce resultados. Los mejores resultados de Julio Anguita, andaluz de Córdoba, llevaban el marco “Convocatoria por Andalucía”. Nadie vino de Madrid tocando la gaita a decir lo que teníamos que hacer sin saber bailar sevillanas, mucho menos sin querer aprender a bailarlas. La foto de la feria de Sevilla lo dejó claro. Canjear Andalucía por Madrid se paga. Cuando el referéndum del 28F de 1980 la derecha ucedista pagó con 37 años aquello de “Andaluz este no es tu referéndum”.

Desde la foto de la feria de abril hasta el acto de Por Andalucía en Málaga el día 12 de junio, pasaron semanas sin que se viesen banderas de Andalucía de forma relevante, ni en el escenario ni entre el público. Las banderas no son trapos, como las palabras no son letras, son símbolos, tienen semántica y etimología. En Andalucía, la bandera republicana es la verdiblanca. La que Abu Asbag iben Arqam, poeta andalusí de la cora de Guadix, describe sobre la alcazaba de Almería en el siglo XI: Una verde bandera, que se ha hecho de la aurora blanca un cinturón, despliega sobre ti un ala de delicia, que ella te asegure la felicidad al concederte un espíritu triunfante. La primera referencia escrita a una bandera europea. En Andalucía, desde 1977, la bandera de la libertad es la arbonaida. Por lo que significa: escuelas gratis medicina y hospital, que vuelvan pronto los emigrantes, haya cultura y prosperidad. La murga de los currelantes no se canta con gaitas ni con eses silbantes.

Andalucía es la clave de bóveda de un proyecto posible plurinacional para España. Que la haya tomado la derecha va a obstaculizar ese proyecto. Tamaño, población e identidad fuerte, tan fuerte como que no necesitamos idioma propio para sentir Andalucía en las venas. Nuestros acentos, diversos y del sur, y nuestro flamenco universal son nuestro idioma. Oír a Rigoberta Bandini, a la que podemos admirar, en los actos de Por Andalucía, da una idea de cómo se ignoraba nuestra fuerza cultural. Esa que hay que poner al servicio de un proyecto andaluz y de estado de profundización democrática, un proyecto plurinacional con Andalucía como la que más. Esa que es el imprescindible sostén para luchar contra las causas estructurales de nuestra desigualdad. Otra vez será para la izquierda andaluza, en Andalucía el andalucismo es pan de futuro.

En Andalucía, la bandera republicana es la verdiblanca

El punto virtuoso del papel de Andalucía por sí, por los pueblos, por España, por la humanidad es el cruce entre la defensa de nuestros intereses y la voluntad de poder andaluz y poder en el estado, voluntad de gobierno y voluntad de sumar a un bloque de dirección histórica confederal capaz de defender un proyecto de ruptura con el régimen del 78. Como Melenchón en Francia pero a la española, es decir, a la andaluza.

Lo ha escrito Ivan Redondo, proyecto Yolanda Díaz sí, pero con el motor Podemos y creyéndose de verdad la plurinacionalidad en Andalucía. Veremos próximamente si la conductora ha gripado su futuro en la feria de abril. No porque Podemos sea lo más de lo más, sino porque es símbolo, como la bandera de Andalucía, de proyecto de voluntad de poder. No solo de voluntad de hacer el papel de una izquierda del PSOE dócil. Efectivamente los partidos no son lo relevante, lo relevante son los proyectos políticos que defienden. La suma no es más, ha quedado demostrado, la suma es tener un proyecto de estado que no sea un PSOE Bis, con el que parecen estar encantadas las baronías del PSOE, los poderes mediáticos madrileños y hasta las derechas centralistas. La suma no es tener un proyecto sin verdadera voluntad de poder, la suma no puede ser la construcción de un nuevo Ciudadanos con apariencia de PSOE por la izquierda, la suma no es afirmar la plurinacionalidad y bloquear el poder andaluz con alianzas forjadas en Madrid.

Publicado en La Voz del Sur y en La Última Hora Noticias

viernes, 17 de junio de 2022

Andalucía, ¿tierra de esclavos?


Andalucía es nuestra matria, tierra de promisión, espacio de cultura milenaria y ámbito por el que lucharon y se sacrificaron las generaciones pasadas. Este 19J Andalucía se juega seguir siendo tierra para la convivencia en paz de las actuales y futuras generaciones, o doblegarse como tierra de esclavos. Debemos construir un país próspero y culto y no un territorio de esclavitud sometido a los designios de capitales externos o a dirigentes de otros pueblos o regiones políticas. O sometido al centralismo de Madrid.

Por eso es tan importante en este momento votar pensando en Andalucía. ¿Y qué significa votar pensando en Andalucía el próximo 19 de junio? Significa elegir opciones electorales progresistas y de izquierdas. El voto progresista es una obligación de todos los que anhelamos una vida justa, digna y con igualdad de oportunidades para todo el que viva en Andalucía, haya nacido aquí o en otro lugar del mundo. Defendemos el voto ideológico porque es el que más puede beneficiar la vida de andaluces y andaluzas, de las empresas y de los autónomos de nuestra tierra, de nuestra nacionalidad histórica constitucional.


Pedimos el voto para la izquierda porque sabemos que, si el 19J vence la derecha, la desigualdad seguirá creciendo en los próximos años. Que si no gana la izquierda progresista peligrarán muchos derechos cuya conquista ha costado sangre y sufrimiento a varias generaciones de andaluces y andaluzas. Andalucía perderá el tren del progreso y será empujada al corral de las colonias de Madrid, relegada a la condición de patio trasero de España. Eso, que ya sucede de un tiempo a esta parte, se acelerará de forma vertiginosa si se registra una victoria rotunda de la derecha. Si el 19J gana la derecha, gana el patriarcado y pierden las mujeres de nuestra tierra.


La derecha se empeña en lucir la etiqueta de moderada, cuando en realidad su etiqueta es la de la indolencia, ha gobernado Andalucía de manera continuista y pasiva, mirando al pasado lejano y al pasado reciente, la ha gobernado apoyada desde fuera por quienes solo inyectan conflicto y violencia en las relaciones sociales. La suma de las derechas formará un gobierno con la extrema derecha en su seno, un gobierno cuyos intereses no sólo están fuera de Andalucía, sino que son contrarios a Andalucía. Su candidata ni siquiera reside en Andalucía. La derecha y la ultraderecha quieren apropiarse de Andalucía para someterla al centralismo colonial, entregarla a los intereses de las fortunas radicadas en el paraíso fiscal que es Madrid. Son derechas que llevan todo este tiempo intentando enterrar el nombre de Andalucía bajo la palabra España.


Tenemos que decir a las claras que el actual gobierno andaluz de derechas sintoniza con la ideología de la barbarie. Si la derecha y la ultraderecha suman, como indican las encuestas, la barbarie entrará en el gobierno andaluz. Andalucía estará gobernada por gente que apoya llevar armas, que no reconoce la existencia de la violencia machista, que desprecia la ciencia y niega el cambio climático y sus consecuencias, que coquetea con los movimientos antivacunas y los terraplanistas. Gente que defiende que sólo quienes puedan pagárselo tengan asistencia sanitaria, educación u otros servicios imprescindibles para una vida digna y con igualdad de oportunidades.


Por todo eso, votar Andalucía este 19J es impedir que nuestra tierra se convierta en un valle de lágrimas para las mayorías sociales. Mayorías que necesitan justicia fiscal y no reducción de impuestos a las rentas altísimas o a los ricos. Andalucía necesita un gobierno que se tome en serio los grandes servicios públicos, que aumente la inversión en sanidad, educación, universidades, cultura, políticas de igualdad, tejido empresarial e industrial y protección ambiental. En definitiva, que se tome en serio nuestro Estatuto de Autonomía.


Votar Andalucía es votar para tener un gobierno que no busque el enfrentamiento con otros pueblos y naciones del estado. Para tener un gobierno que exija las inversiones que nos corresponde por tamaño territorial y poblacional y para reducir los déficits estructurales de inversión pública, que hasta ahora han servido fundamentalmente para profundizar en el poder centralista de Madrid. Madrid no es España y Andalucía no puede ser propiedad de Madrid.


Andalucía necesita un gobierno que exija inversiones ferroviarias que articulen nuestro territorio y lo conecten ágilmente con Europa y África. Un gobierno que exija inversiones en industria, que ponga Andalucía a la vanguardia de las energías renovables, de la agroecología, de la economía de la salud, de las tecnologías electrónicas, de la industria cultural. Un gobierno que reduzca nuestra dependencia de sectores como el turístico o la construcción, que van al límite de sus posibilidades de desarrollo. 


Andalucía necesita un gobierno que promueva una economía con mayor productividad y valor añadido, al tiempo que garantice trabajo digno, con derechos y reducción drástica del desempleo. Un gobierno que corte la sangría que supone la emigración de nuestra juventud, la mejor formada y peor tratada de la historia. Que reduzca los altos índices de pobreza, desigualdad y agresiones ambientales que sufre Andalucía.


Desde la asociación Andalucía y Democracia creemos que hay motivos más que suficientes para movilizarse, para ir a votar mirando al futuro, al progreso. Votar a la izquierda es poner nuestra fuerza como pueblo al servicio de nuestro futuro. Votar a la derecha es poner nuestra fuerza a trabajar en beneficio de intereses extraños a nuestra tierra. El 19J hay que votar con la alegría y la esperanza de que lo hacemos por nuestra matria, Andalucía.


Andalucía y Democracia


Publicado en La Voz del Sur y en Publico


lunes, 6 de junio de 2022

La opinión publicada ceniza


Escribe Ignacio Sánchez Cuenca en CTXT un artículo titulado La izquierda ceniza en el que acusa a la izquierda, no quiere ser explícito en el señalamiento, de no alegrarse con los pequeños logros sin tener por ello que renunciar a seguir en las denuncias y luchas contra las situaciones de opresión y desigualdad que se enquistan. Con buen criterio el texto ha sido enmarcado por Contexto y Acción con la palabra en mayúsculas DESMOVILIZACIÓN. De modo que no soy solo yo quien piensa que existe una opinión publicada ceniza, en el campo progresista. Siempre que la izquierda toca o puede tocar bola con poder real para transformar la realidad en favor de amplias mayorías sociales aparecen cenizos en el campo de la opinión publicada.

El caso está en que la intencionalidad del artículo es, a primera vista, elogiable. Alegrarse produce dopaminas, le viene bien a la izquierda ser alegre. La esperanza en la izquierda no nace del gruñido, ni de la melancolía, ni del anuncio del colapso. Alguien dijo alguna vez que ningún triste gana elecciones. Matizo lo de la esperanza en la izquierda, porque la izquierda no promete, como hace la religión, consecuencia de nuestras acciones en la tierra, un reino de los cielos. La izquierda busca que la vida para todo el mundo sea mejor y no un valle de lágrimas.

Sánchez Cuenca se comporta como el profe que regaña al alumnado que asiste a clase por el comportamiento indolente de quienes no asisten. Regaña a la izquierda que empuja mejoras desde el gobierno por el comportamiento de quienes no quieren gobernar en su pureza o de quienes, gobernando, llevan el freno de mano echado para limitar el alcance de sus promesas electorales. Del mismo modo que otros enmarcan los déficit educativos del comportamiento social, en la culpabilidad de los centros de enseñanza y su personal docente, cuando en realidad buena parte del problema está en los mensajes que lanzan las grandes cadenas de televisión a padres, madres, niños y niñas con su programación basura y sus fake, su griterío sin argumentos y su falta de interés por la verdad. Ni el feminismo, ni la ecología, ni la lucha contra la xenofobia, la homofobia o la desigualdad, triunfarán si antes no ha triunfado la democracia en los grandes medios. Y si no ha triunfado es por una cuestión de propiedad, de capital, de quien tiene el parné, aunque pueda haber ejemplos de que el oligopolio mediático puede enfrentarse con inteligencia comunicativa.

Le disculpo a Sánchez Cuenca, la alusión a la energía nuclear de fusión, que pone como ejemplo de esperanza que la izquierda no es capaz de admitir. El autor de La izquierda ceniza no sabe de lo que habla en este tema. Sin entrar en que esa energía hace decenios que siempre se promete para de aquí a cincuenta años, desconoce por completo las consecuencias políticas de tamaña concentración de poder energético y las entrópicas, físicas, de una disponibilidad de energía atómica a ojos humanos infinita.

Pero al tema. Me pregunto: ¿a qué izquierda actual se refiere con el calificativo de ceniza? Y, si existe, ¿tiene ocupado tanto espacio como el autor hace ver? ¿No estará contribuyendo Sánchez Cuenca a amplificar su importancia como aquello de "No pienses en un elefante"? Yo lo que veo es una izquierda en el gobierno que consigue cosas, algunas muy relevantes en plena pandemia, y a otras izquierdas y menos izquierdas del bloque de investidura que tensan al PSOE por la fuerza de los números en el Congreso a posiciones sociales, progresistas, ecologistas, feministas republicanas y plurinacionales. ¿No será que el problema está en que los grandes medios de comunicación públicos y privados son muy mayoritatiamente de derechas y alimentan, como si de un fantasma se tratase, la idea de la existencia real de una izquierda ceniza? Para que periodistas, tertulianos y demás progresía mediática hable de que el problema es la izquierda ceniza, cuando en realidad el problema son ellos mismos y el propio PSOE, cuyo freno de mano a los avances echa chispas produciendo carbonilla y cenizas en el motor del cambio hacia una profundización democrática.

Eso sí, como se está demostrando en la campaña electoral andaluza, tanto el candidato del PSOE como Pedro Sánchez lucen en sus mítines y entrevistas todos los logros que les ha sacado la izquierda ceniza con inteligencia, alegría y tesón. ¿No será que hay una opinión publicada que, queriendo o sin querer, está tratando, como hicieron cuando Julio Anguita, reducir la actual fuerza gubernamental de la izquierda a ceniza para que su señalamiento cenizo se cumpla de verdad? A Anguita, desee posiciones similares, lo llamaron también iluminado y cenizo. ¿No será que en la capital del reino se oyen cantos de sirena para que la izquierda gourmet se desprenda de la izquierda para acabar luego achicharrada entre las cenizas?