jueves, 23 de marzo de 2023

Moción de censura, Podemos y el ticket Sánchez-Díaz


Enric Juliana, en un artículo del día anterior a la segunda moción de censura de Vox, utilizó un cuadro del pintor Álvaro Toledo, cuya reproducción había visto en la entrada a la vivienda del candidato Don Ramón Tamames, al hacerle una entrevista con motivo de su candidatura a la presidencia del gobierno de España en la moción de censura de Vox. El cuadro es La tertulia de Antonio Herrero, el texto El sindicato del crimen.

En el cuadro aparecen personajes cuyo largo aliento mediático llega hasta estos días. Son Pedro J. Ramírez, José Luis Gutiérrez, Justo Fernández, Manuel Martín Ferrand, Luis María Anson, el propio Antonio Herrero que dirigía la tertulia en la Cope, Federico Jiménez Losantos, Jaime Capmany, Amando de Miguel, Víctor Vázquez Reviriego, Pablo Sebastian, y Fernando Sánchez Dragó. Juliana describe cómo estos próceres del poder mediático, bien conectados con la alcurnia del poder judicial, policial y de los servicios de inteligencia, sincronizaban sus mensajes con el objetivo de que José María Aznar derrotase a Felipe González. La pintura es de 1996, el año en que el Partido Popular derrotó al PSOE.

Teníamos incertidumbre sobre el impacto de la moción de censura impulsada por Vox. Vista la obra, tenemos conclusiones. Ha sido un fracaso estrepitoso. La imagen caduca del candidato con su torpeza dialéctica ha actuado contra el imaginario del partido proponente. A Tamames le queda grande la imagen  de chulo de película. Alberto Núñez Feijóo recogerá electorado de esta mala idea de Vox. Su temor a que la cosa saliera bien a Vox le impidió estar en el Congreso con la red de pescar votos.

Sí ha sacado rédito de la moción el tándem Pedro Sánchez-Yolanda Díaz. Ha sido una maniobra fraguada en Moncloa. La acción política de Yolanda Díaz está concertada con Pedro Sánchez. Los actos de Sumar y los posicionamientos de la vicepresidenta cobran el sentido de conjunto que expliqué en Las fotos de Yolanda Díaz y los números del CIS. Presidente y vicepresidenta se han repartido los roles para potenciar la imagen de ambos y debilitar al motor Podemos. Los parabienes les llegan desde todo el espectro mediático. La adulación es interesada, sacar a Podemos del escenario. Ferreras goza en grande.

En los entresijos de poder hispano se trama una operación de régimen para devolver a la izquierda a la posición anterior a la llegada de Podemos en 2014. Un nuevo bipartidismo de bloques en el que el ticket Sánchez-Díaz fuese Jano bifronte. Efigie que mira al pasado y al futuro, a la derecha y la izquierda, para bloquear la puerta a los avances que no cuenten con el visto bueno del PSOE. Al tiempo, un PP con vía libre para pactar gobierno con Vox.

Si Podemos se deja arrastrar a los juegos de agón que preparan, como en Andalucía, quienes llaman a la unidad sin condiciones, se encontrará en el último momento, cuando se convoquen elecciones, ante la tesitura de entregarse a Sumar atado de pies y manos o limitar extremadamente su capacidad de acción. Lo veo venir como lo vi en Andalucía con resultados catastróficos que analicé en La suma no es más. A tiempo se está de evitarlo, cuanto antes mejor. Con lo de Andalucía acerté, no deseo acertar otra vez.

Publicado en La Voz del Sur

domingo, 19 de marzo de 2023

La unidad de Yolanda Díaz


¿Por qué los poderes de raíz antidemocrática quieren reducir Podemos a cenizas? Porque ha sido el movimiento político capaz de romper el bipartidismo y llevar a la izquierda al gobierno de España. Porque desde el gobierno, con la estrategia de Pablo Iglesias, se ha integrado a ERC y Bildu en la dirección de estado. Porque esa suma plurinacional es la que, en una legislatura complicada con pandemia y guerra en Europa, ha logrado numerosos avances en derechos sociales y feministas, ha frenado el deterioro empresarial, y ha amortiguado las políticas de sumisión neoliberal.

Lo importante de Podemos son sus logros y su fuerza simbólica. Mientras sea fuerte, podremos aspirar a tener un acuerdo equilibrado de las demandas territoriales, a profundizar en la democratización de la justicia, las policías, los medios de información, las políticas feministas, de derechos o ecologistas. Con Podemos fuerte el PSOE estará presionado para cumplir sus promesas y sus acuerdos, aunque sea con “ruido” dentro y fuera del gobierno.

Ese Podemos en Unidas Podemos lo heredó la vicepresidenta segunda del gobierno, Yolanda Díaz. Un legado que pasará a la historia. Los logros de ese legado son también de la ministra de Trabajo. Imposibles sin el empuje de Podemos. De bien nacidos es ser agradecidos; Alberto Garzón jamás hubiese sido ministro, Yolanda Díaz tampoco, los Comunes jamás hubiesen optado a un ministerio sin la generosidad de Podemos para ampliar el espacio de representación.

Yolanda Díaz podía haber dedicado su estilo a la tarea para la que estaba llamada: ampliar el espacio de aceptación de la izquierda y su potencial electoral, sin despreciar lo que Ivan Redondo llama el motor Podemos. Tender puentes con Más Madrid o Compromís no pasaba por poner fuera de foco a Podemos. La vicepresidenta segunda ignoró la Mesa Confederal del congreso y dejó de coordinar la acción de gobierno de los ministerios de UP. Abandonó la estrategia de dirección de estado despreciando a ERC en la negociación parlamentaria de la reforma laboral. Solo la torpeza de un diputado del PP la salvó de una dimisión torpemente confesada a Jordi Évole. Son muchos los momentos en los que sus manifestaciones han sido comprensivas con el PSOE: El envío de armas a Ucrania, el cambio de posición respecto del Sahara, la cumbre de la OTAN, la propuesta de que Victoria Rosell estuviese en el CGPJ si se llegaba a un acuerdo con el PP, son ejemplos vívidos.

La vicepresidenta segunda ha señalado como ruido lo que era presión política desde Podemos para que el PSOE no diera marcha atrás en derechos feministas. Lo mismo ha hecho cuando el PSOE ha impedido sacar adelante la derogación de la ley mordaza; cargar contra los aliados estratégicos ERC y Bildu, en lugar de contra quién es tapón para avances democráticos, son ejemplos paradigmáticos.

Le bastaba trabajar la ampliación del espacio político sin destruir lo existente. Sumar sin dividir. Llamada a plantar cara democrática al bipartidismo, le pone pista de aterrizaje al Partido Popular. El primer ensayo fue en Andalucía, el resultado una catástrofe electoral, la suma no fue más. Ahora intenta reproducir el modelo andaluz a nivel de estado, con su liderazgo despejado de la ecuación y el apoyo del PCE. intenta achicar la fuerza de Podemos, su condición simbólica. La presión a Podemos se está haciendo como en los juegos de agón. Se agota el tiempo con el anhelo de que se puede llegar a un acuerdo decente, se llega así al borde del precipicio y, una vez ahí, en el último segundo se da a elegir entre el precipicio o la unidad de Yolanda Díaz. El modus operandi que la ministra alimentó contra Podemos en Andalucía.

Con el ánimo de que la gente progresista y de izquierdas reflexione, escribo esto porque creo que es de la dinámica de agón de la que se debe salir, la unidad es deseable, pero no es un fin en sí mismo. ¿Para qué sirve la unidad si conduce a una izquierda que aspira a la subalternidad, a ser un PSOE bis, a ser tratada con condescendencia por el Ferri sin capacidad alguna de transformación?

Publicado en La Voz del Sur

sábado, 11 de marzo de 2023

PSOE, Podemos y las amistades peligrosas


Las manifestaciones del 8 de marzo han demostrado que Irene Montero e Ione Belarra no están solas, que el feminismo no está dividido, que es el movimiento popular más potente que hay en España, con tanta capacidad de resistencia como de ofensiva democrática. Es el movimiento vanguardia capaz de conseguir y afianzar derechos para las mujeres, y derechos sociales, económicos y ecológicos para todo el mundo.

Pedro Sánchez ha debido verlo, por eso reacciona como publica eldiario.es, indicando a su partido y ministerios: “Tema zanjado, miremos adelante”: Sánchez impone al PSOE tono bajo con Podemos y reactivar la agenda de reformas.

Decíamos hace un mes que Pedro Sánchez azuzó a su partido para reformar la ley del solo sí es sí, con objeto de descargar de sus espaldas la presión de la derecha, y entrar en una operación para derribar a Irene Montero, con el fin de debilitar a Podemos y fortalecer a Yolanda Díaz. Decíamos que el presidente preparaba el campo electoral. Buscaba que el espacio de Unidas Podemos no pierda peso, pero que a su vez sea dócil. Decíamos que el PSOE necesita a su izquierda un PSOE bis que no haga ruido, que tenga ministros y ministras pétreos, silenciosos y sonrientes.

La foto en soledad de Ione Belarra e Irene Montero en el Congreso, junto con la vergonzosa ausencia de aplausos de la bancada del PSOE cuando salió aprobada la toma en consideración de su contrarreforma, con el apoyo del PP y Ciudadanos, y la abstención de Vox, además de la de Compromís y Más País, que pusieron por delante su aversión a Podemos al consentimiento de las mujeres, fueron elocuentes.

Un congreso convirtiendo las víctimas en verdugos, como hace el patriarcado y el machismo, con los aplausos de la derecha, el silencio del PSOE, las ausencias de Pedro Sánchez y sus ministerios, y con Yolanda Díaz, Alberto Garzón y Joan Subirats también ausentes en posición perfilada aunque votasen en contra la contrarreforma.

Advertimos que en la batalla entre las togas negras y las guerreras moradas, si Sánchez tomaba partido por los primeros, perdería. Los datos de CIS de principios de febrero lo anunciaban. La ministra de Igualdad soporta la mayor violencia política de la Unión Europea, cuando ha tenido oportunidad de defender sus posiciones, su discurso ha sido arrollador. El CIS de febrero no tuvo tiempo de recoger la contraofensiva de Irene Montero y su equipo. Dijimos que las consecuencias se verían en las manifestaciones del 8M. Las hemos visto, Sánchez también.

El presidente, antes del 8M, quiso a la desesperada cambiar el marco con lo de la ley de los techos de cristal en los consejos de administración, no lo consiguió. Las manifestaciones fueron clarísimas, hasta más fuertes que en años anteriores. Por eso Pedro Sánchez ha ordenado borrar la imagen de la bancada socialista votando con el PP, instando a acuerdos con Podemos. Es hasta posible que la contrarreforma de la ley del solo sí es sí se ralentice, que el PSOE intente ocultarla bajo las alfombras del Congreso para que muera sin salir adelante en la legislatura. Ojalá.

El daño está hecho, a cambio el feminismo ha logrado forzar de manera indirecta a Pedro Sánchez para que no se pierdan derechos en materia de pensiones, que el alto empresariado apoquine más a la seguridad social, que pueda salir adelante una ley de vivienda decente, y que se derogue la mordaza de la ley mordaza. El pulso de la calle lo ha ganado el feminismo, el político lo ha ganado Podemos y, en el gobierno de coalición, lo han ganado las ministras Ione Belarra e Irene Montero a pesar de las amistades peligrosas.

Publicado en La Voz del Sur

miércoles, 8 de marzo de 2023

Aplausos, silencios, ausencias y abstenciones antes del 8M


El Congreso aprobó ayer la toma en consideración de la propuesta de reforma de la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual, la conocida como ley del solo sí es sí, que pone el consentimiento de las mujeres en el centro de los factores de decisión, para que la judicatura procese los casos de agresiones sexuales, sin distinción entre abusos o violaciones. Poder demostrar la violencia ejercida era un calvario probatorio para las mujeres agredidas. Un calvario que suponía, en la mayoría de las ocasiones, la humillación procesal de las víctimas y la absolución o condenas banales a los violadores.

Le ley, elaborada entre el ministerio de Justicia (PSOE) y el de Igualdad (Podemos), a propuesta de este último, se aprobó definitivamente en agosto pasado con 205 votos a favor (PSOE, Unidas Podemos, Esquerra, Ciudadanos, PNV, Bildu, Más País, Compromís y Junts), 141 en contra (PP y Vox) y 3 abstenciones (CUP). Se publicó en BOE hace tan solo seis meses. Es una ley que reacciona a una realidad existente que se vio reflejada de manera brutal en la sentencia de la manada. La ley que demandaba mayoritariamente hasta el feminismo electoral del PSOE aunque la liderase desde el gobierno Irene Montero.

Ayer, 7 de marzo de 2023, los votos del PP, Ciudadanos y de las derechas nacionalistas, PNV, PdeCAT, Coalición Canaria, Navarra Suma, Partido Regionalista de Cantabria, Foro Asturias y Teruel Existe se sumaron a los del PP para iniciar los trámites y tumbar el consentimiento de las mujeres, fueron 231 votos; en contra votaron Unidas Podemos, ERC, Bildu, JuntsxCAT y la CUP, 56 votos; se abstuvieron Vox, Compromís y Más País, 58 votos.

Dos imágenes del debate y la votación en el Congreso retrataron las causas políticas que mueven a cada partido de gobierno. La fotografía de la soledad de las ministras de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, sentadas en la bancada ministerial sin que en ella se encuentren el resto de ministras y ministros, ni siquiera la ministra de Trabajo, ni los ministros de Consumo y Universidades, y el silencio atronador de la bancada del PSOE, cuando su propuesta de liquidación del solo sí es sí salió adelante por con los votos del PP. Contrastan las imágenes con los aplausos y los abrazos compartidos cuando la ley del solo sí es sí fue aprobada.

Las derechas estructurales españolas de raíz y acción ultra han utilizado el césped regado por la parte más reaccionaria, patriarcal y machista de la judicatura, para, con el consorcio de los medios de comunicación en manos de poderes reaccionarios, montar un campo de batalla contra el gobierno de coalición. El tamaño de la guerra es tal que, como no se ha cansado de decir la ministra Belarra, al PSOE le han temblado las piernas. En lugar de cerrar filas con una ley que también era suya, Pedro Sánchez hace un mal cálculo político, plantea la reforma de la ley para debilitar a Podemos, en la figura de Irene Montero, y al mismo tiempo intentar capturar voto “moderado” del PP. La última encuesta del CIS, como analicé en otro artículo, desmiente que ese efecto vaya a producirse. Al contrario, lo que ha permitido esta absurda táctica del PSOE es hacer pasar al PP por moderado.

Además en el filo lateral izquierdo del PSOE, donde aparentemente se encuentran el proyecto de Sumar (con el que el PCE e IU conniven), Más País y Compromís, han creído que con una posición perfilada, consumada en los dos últimos con la abstención junto a Vox, podían ampliar su espacio electoral. No parece nada probable. Ese alineamiento suave con la posición reformista les impide parecer leales a un potente proyecto de transformación como el que representa Podemos, al tiempo que al PSOE no le es útil para sujetar su fuga por la izquierda cuando se alinea con posiciones de derechas en materia feminista, de vivienda, de ley mordaza, del precio de los alimentos o de cualquier otra que defina con claridad el eje izquierda derecha.

Esta es la política que ha retratado los aplausos, los silencios, las ausencias y las abstenciones. Para el PSOE y sus amigos lo peor es que siguen haciendo jugadas para perder las elecciones y el prestigio progresista internacional, esta vez en el campo feminista donde el ministerio de Igualdad de España tiene sonadas admiraciones.

Publicado en La Voz del Sur