sábado, 11 de marzo de 2023

PSOE, Podemos y las amistades peligrosas


Las manifestaciones del 8 de marzo han demostrado que Irene Montero e Ione Belarra no están solas, que el feminismo no está dividido, que es el movimiento popular más potente que hay en España, con tanta capacidad de resistencia como de ofensiva democrática. Es el movimiento vanguardia capaz de conseguir y afianzar derechos para las mujeres, y derechos sociales, económicos y ecológicos para todo el mundo.

Pedro Sánchez ha debido verlo, por eso reacciona como publica eldiario.es, indicando a su partido y ministerios: “Tema zanjado, miremos adelante”: Sánchez impone al PSOE tono bajo con Podemos y reactivar la agenda de reformas.

Decíamos hace un mes que Pedro Sánchez azuzó a su partido para reformar la ley del solo sí es sí, con objeto de descargar de sus espaldas la presión de la derecha, y entrar en una operación para derribar a Irene Montero, con el fin de debilitar a Podemos y fortalecer a Yolanda Díaz. Decíamos que el presidente preparaba el campo electoral. Buscaba que el espacio de Unidas Podemos no pierda peso, pero que a su vez sea dócil. Decíamos que el PSOE necesita a su izquierda un PSOE bis que no haga ruido, que tenga ministros y ministras pétreos, silenciosos y sonrientes.

La foto en soledad de Ione Belarra e Irene Montero en el Congreso, junto con la vergonzosa ausencia de aplausos de la bancada del PSOE cuando salió aprobada la toma en consideración de su contrarreforma, con el apoyo del PP y Ciudadanos, y la abstención de Vox, además de la de Compromís y Más País, que pusieron por delante su aversión a Podemos al consentimiento de las mujeres, fueron elocuentes.

Un congreso convirtiendo las víctimas en verdugos, como hace el patriarcado y el machismo, con los aplausos de la derecha, el silencio del PSOE, las ausencias de Pedro Sánchez y sus ministerios, y con Yolanda Díaz, Alberto Garzón y Joan Subirats también ausentes en posición perfilada aunque votasen en contra la contrarreforma.

Advertimos que en la batalla entre las togas negras y las guerreras moradas, si Sánchez tomaba partido por los primeros, perdería. Los datos de CIS de principios de febrero lo anunciaban. La ministra de Igualdad soporta la mayor violencia política de la Unión Europea, cuando ha tenido oportunidad de defender sus posiciones, su discurso ha sido arrollador. El CIS de febrero no tuvo tiempo de recoger la contraofensiva de Irene Montero y su equipo. Dijimos que las consecuencias se verían en las manifestaciones del 8M. Las hemos visto, Sánchez también.

El presidente, antes del 8M, quiso a la desesperada cambiar el marco con lo de la ley de los techos de cristal en los consejos de administración, no lo consiguió. Las manifestaciones fueron clarísimas, hasta más fuertes que en años anteriores. Por eso Pedro Sánchez ha ordenado borrar la imagen de la bancada socialista votando con el PP, instando a acuerdos con Podemos. Es hasta posible que la contrarreforma de la ley del solo sí es sí se ralentice, que el PSOE intente ocultarla bajo las alfombras del Congreso para que muera sin salir adelante en la legislatura. Ojalá.

El daño está hecho, a cambio el feminismo ha logrado forzar de manera indirecta a Pedro Sánchez para que no se pierdan derechos en materia de pensiones, que el alto empresariado apoquine más a la seguridad social, que pueda salir adelante una ley de vivienda decente, y que se derogue la mordaza de la ley mordaza. El pulso de la calle lo ha ganado el feminismo, el político lo ha ganado Podemos y, en el gobierno de coalición, lo han ganado las ministras Ione Belarra e Irene Montero a pesar de las amistades peligrosas.

Publicado en La Voz del Sur