El Congreso aprobó ayer la toma en consideración de la propuesta de reforma de la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual, la conocida como ley del solo sí es sí, que pone el consentimiento de las mujeres en el centro de los factores de decisión, para que la judicatura procese los casos de agresiones sexuales, sin distinción entre abusos o violaciones. Poder demostrar la violencia ejercida era un calvario probatorio para las mujeres agredidas. Un calvario que suponía, en la mayoría de las ocasiones, la humillación procesal de las víctimas y la absolución o condenas banales a los violadores.
Le ley, elaborada entre el ministerio de Justicia (PSOE) y el de Igualdad (Podemos), a propuesta de este último, se aprobó definitivamente en agosto pasado con 205 votos a favor (PSOE, Unidas Podemos, Esquerra, Ciudadanos, PNV, Bildu, Más País, Compromís y Junts), 141 en contra (PP y Vox) y 3 abstenciones (CUP). Se publicó en BOE hace tan solo seis meses. Es una ley que reacciona a una realidad existente que se vio reflejada de manera brutal en la sentencia de la manada. La ley que demandaba mayoritariamente hasta el feminismo electoral del PSOE aunque la liderase desde el gobierno Irene Montero.
Ayer, 7 de marzo de 2023, los votos del PP, Ciudadanos y de las derechas nacionalistas, PNV, PdeCAT, Coalición Canaria, Navarra Suma, Partido Regionalista de Cantabria, Foro Asturias y Teruel Existe se sumaron a los del PP para iniciar los trámites y tumbar el consentimiento de las mujeres, fueron 231 votos; en contra votaron Unidas Podemos, ERC, Bildu, JuntsxCAT y la CUP, 56 votos; se abstuvieron Vox, Compromís y Más País, 58 votos.
Dos imágenes del debate y la votación en el Congreso retrataron las causas políticas que mueven a cada partido de gobierno. La fotografía de la soledad de las ministras de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, sentadas en la bancada ministerial sin que en ella se encuentren el resto de ministras y ministros, ni siquiera la ministra de Trabajo, ni los ministros de Consumo y Universidades, y el silencio atronador de la bancada del PSOE, cuando su propuesta de liquidación del solo sí es sí salió adelante por con los votos del PP. Contrastan las imágenes con los aplausos y los abrazos compartidos cuando la ley del solo sí es sí fue aprobada.
Las derechas estructurales españolas de raíz y acción ultra han utilizado el césped regado por la parte más reaccionaria, patriarcal y machista de la judicatura, para, con el consorcio de los medios de comunicación en manos de poderes reaccionarios, montar un campo de batalla contra el gobierno de coalición. El tamaño de la guerra es tal que, como no se ha cansado de decir la ministra Belarra, al PSOE le han temblado las piernas. En lugar de cerrar filas con una ley que también era suya, Pedro Sánchez hace un mal cálculo político, plantea la reforma de la ley para debilitar a Podemos, en la figura de Irene Montero, y al mismo tiempo intentar capturar voto “moderado” del PP. La última encuesta del CIS, como analicé en otro artículo, desmiente que ese efecto vaya a producirse. Al contrario, lo que ha permitido esta absurda táctica del PSOE es hacer pasar al PP por moderado.
Además en el filo lateral izquierdo del PSOE, donde aparentemente se encuentran el proyecto de Sumar (con el que el PCE e IU conniven), Más País y Compromís, han creído que con una posición perfilada, consumada en los dos últimos con la abstención junto a Vox, podían ampliar su espacio electoral. No parece nada probable. Ese alineamiento suave con la posición reformista les impide parecer leales a un potente proyecto de transformación como el que representa Podemos, al tiempo que al PSOE no le es útil para sujetar su fuga por la izquierda cuando se alinea con posiciones de derechas en materia feminista, de vivienda, de ley mordaza, del precio de los alimentos o de cualquier otra que defina con claridad el eje izquierda derecha.
Esta es la política que ha retratado los aplausos, los silencios, las ausencias y las abstenciones. Para el PSOE y sus amigos lo peor es que siguen haciendo jugadas para perder las elecciones y el prestigio progresista internacional, esta vez en el campo feminista donde el ministerio de Igualdad de España tiene sonadas admiraciones.
Publicado en La Voz del Sur