martes, 23 de abril de 2024

Bildu o Elkarrekin Podemos

La misión de los nacionalismos burgueses vasco y catalán es hacer participar a los ricos catalanes y vascos del modelo bipartidista extractivo de capital económico, humano y ambiental, centralizado en Madrid. Si la patria de los nacionalismos burgueses vasco, catalán y español es el dinero, la patria de las izquierdas nacionalistas, soberanistas, federales y plurinacionales, habrían de ser los derechos.

Es falso que el viejo PNV haya sido alguna vez independentista. La representación política de la burguesía vasca ha utilizado su peso electoral para negociar bilateralmente con el bipartidismo de régimen, ora con el el PSOE otrora con el PP, con el objetivo de obtener su parte alícuota de la extracción de capital que el sistema monárquico centrado en Madrid ejecuta de las clases populares o medias de todo el estado, incluidas las clases populares de Madrid y Euskadi.

A las burguesías vasca y catalana les ha ido siempre muy bien en un permanente estado de tensión con el bipartidismo monárquico, representante, este último, del capital y del bloque de poder reaccionario afincado dentro de la M30. El nacionalismo burgués catalán y vasco, junto con el nacionalismo español, son en realidad la representación de un puñado de familias subalternas de otras extranjeras que se sientan en los consejos de administración de los fondos de inversión.

El procés es la huida hacia adelante de la derecha política catalanista, toda vez que estaba atrapada en la misma corrupción sistémica del bipartidismo monárquico (el tres per cent como mínimo), para zafarse de la presión de la calle, y enfocar el malestar popular hacia un objetivo que ocultase su culpabilidad en los daños sociales que la crisis del capitalismo global de 2008 provocaba también en Cataluña.

Fracasado el Procés, y sabiendo que al capitalismo global en modo régimen de guerra, interesa reducir los centros de poder para dominarlos con facilidad, la izquierda de estado plurinacional y las territoriales nacionalistas ajenas a Sumar, deberían explorar algún tipo de alianza estratégica que redujese el furor bélico del gobierno de España, achicando el espacio de las representaciones políticas de las burguesías vasca y catalana interesadas en el bipartidismo monárquico.

Tanto en Euskadi como en Cataluña, las izquierdas soberanistas están condicionadas por la existencia de burguesías propias que les condicionan las agendas territoriales. Si ERC crece en Cataluña gracias al marco del procés generado por CiU, Bildu, desparecida ETA, ve condicionado su crecimiento a hacer guiños al modelo extractivo de privilegios territoriales del PNV. Es por ello que en estas elecciones vascas Bildu ha buscado al PNV como socio de gobierno. Está por ver si finalmente esa maniobra, contra natura en el terreno de los derechos sociales, feministas y ambientales, induce finalmente a los indecisos a votar al original apoyo del bipartidismo monárquico, el PNV, o, como yo preferiría, a votar la propuesta de izquierda federalista que representa Elkarrekin Podemos.

Publicado en Diario Red