martes, 30 de julio de 2024

Feminismo y ecología, una conexión revolucionaria (2)

Foto opi.ucr.ac.cr

En España el intento de desactivación de la fuerza del feminismo, de momento, está resultando ridículo dada la fuerza con la que el feminismo ha penetrado en los espacios privados y sociales de las mujeres; también en los de los hombres. En el mismo sentido contracultural, contra el feminismo se sitúan las propuestas de la derecha ideológicamente más reaccionaria y nacionalcatólica de apoyar por ley la maternidad para abogar por lo que de modo sibilino llaman “la cultura de la vida”. El enemigo ha entendido a la perfección la fuerza de ese “poner la vida en el centro” y no ha tardado un segundo en buscar la manera de intentar destruir su sentido revolucionario.

El feminismo ha puesto la vida en el centro al reclamar justicia y equidad, y exigir el fin del patriarcado y la violencia estructural que se deriva del modelo cultural/económico en el que los hombres mandan porque sí. El feminismo que ha convocado huelgas, manifestaciones y movilizaciones en los últimos años lleva en su programa político la revolución contra el androcentrismo capitalista, porque además de incorporar la lucha por la paridad en los espacios de representación y la defensa de la ruptura con los roles culturales en el reparto de tareas y trabajo, ataca con sus demandas de justicia y equidad la causa estructural de la violencia machista, un sistema económico que deja para las mujeres los trabajos menos remunerados y que, cuando ocupan puestos más valorados, ellas son peor pagadas que ellos. Un sistema económico que externaliza en las mujeres los costes de las tareas de cuidados y de la reproducción social (infancia, mayores, pacientes, trabajo doméstico) sin las cuales la sociedad colapsaría. Las tareas que fabrican tiempo, las imprescindibles para la vida, son despreciadas.

El sentido profundo de ese “poner la vida en el centro” se constata en que la vida es una lucha contra los efectos degenerativos del tiempo. Una tarea puesta exclusiva y culturalmente en manos de las mujeres para que la sociedad funcione y se reproduzca. Esa tarea no solo no está repartida con equidad, sino que está minusvalorada y marginada a pesar de ser imprescindible.

La virulencia de los ataques contra el feminismo y la intención de desvirtuar el contenido de su programa político tiene que ver con esto. El sistema económico capitalista es un destructor de tiempo. El modelo energético fósil, el expolio de las reservas minerales, la destrucción de los ecosistemas y la biodiversidad aceleran la digestión del tiempo que crea la vida natural al igual que el modelo patriarcal devora el tiempo social que crean las mujeres. Y, como dijimos al principio de esta serie de dos, si la vida es algo, es una fábrica de tiempo, la vida es tiempo. Consiguientemente el capitalismo es un destructor de vida porque es Saturno devorando el tiempo.

Si la función de la vida es vivir, si la aspiración feminista es valorar culturalmente los cuidados y la vida buena en sociedad, la acción diaria del capitalismo patriarcal es matar, sin importar la vida de la naturaleza ni la vida de las personas. He ahí el carácter revolucionario de poner la vida placentera, la vida feliz en el centro de nuestras aspiraciones, y la fuerza política de la conexión entre feminismo y ecologismo.

Publicado en Diario Red

domingo, 28 de julio de 2024

Feminismo y ecología, una conexión revolucionaria (1)

Foto tercerainformacion.es

La vida es una fábrica de tiempo. La vida es tiempo. Durar y generar capacidad de duración, reproducirse, es el fin de la vida en términos biológicos. Toda la bioquímica de la vida sobre el planeta Tierra está dedicada a su autosostenimiento, toda la biodiversidad de los ecosistemas está estructurada para vivir y sobrevivir. Toda la complejidad de la naturaleza viva está invertida en luchar contra la degeneración impuesta por el segundo principio de la termodinámica, la entropía del universo siempre aumenta, absorbiendo energía exterior (del sol) para, como describió Erwin Rödinger en ¿Qué es la vida?, obtener negantropía y luchar contra la entropía que anuncia la muerte.

Una de las líneas de fuerza del feminismo es poner la vida en el centro. Poner la vida en el centro no como una vida valle de lágrimas si no como una vida placentera, una vida plena con aspiración de felicidad colectiva e individual. Ahora todos y todas nos damos cuenta porque “la vida en el centro” se ha convertido en idea fuerza y lema iterativo de la gran movilización política del feminismo por la igualdad y la equidad, al considerar las causas estructurales de la desigualdad como las causas profundas de la violencia machista.

Ese poner la vida en el centro es la conexión directa del feminismo con el ecologismo. No como una vuelta a las cavernas ni como una apología del dolor que supone el hecho biológico de que la vida humana necesite vida de otras especies para vivir, si no como una aspiración de respeto a la biodiversidad, que es condición de posibilidad para todas las vidas, en el margen estrecho de las condiciones fisicoquímicas de la biosfera que le son imprescindibles.

La gran aspiración cultural de la ecología política ha sido cambiar la perspectiva antropocéntrica, que es en realidad androcéntrica y capitalista, por una perspectiva biocéntrica. En ese cambio de mirada se ponen en juego tanto la crítica a las relaciones de producción del sistema capitalista como la función social y productiva (y ambiental) de los medios de producción y su propiedad.

Consiguientemente, al poner la vida (toda la vida, la humana y la del resto de diversidad natural) en el centro, se pone en cuestión tanto el modelo capitalista de crecimiento, como cualquier salida al mismo que pretenda apalancarse sobre la distribución “más justa” de los rendimientos del capital. El crecimiento deja de ser fin en sí mismo y sinónimo de progreso. Lo que el feminismo, al poner la vida en el centro y el ecologismo dicen es que la solución no está en los modelos político económicos nacidos en el siglo XIX, cuyas consecuencias vivimos en términos de desigualdad, daño ambiental y violencia. La democracia ya no resiste la fuerza del capitalismo, crecer para crecer, ni la solución del viejo socialismo, crecer para repartir, porque es la vida, y más la vida humana, y más la de las mujeres, lo que está en riesgo.

Contra el cambio cultural revolucionario que el feminismo empuja con la idea fuerza de poner la vida en el centro, se sitúa la intención del discurso del capital neoliberal de “crear” un nuevo feminismo calificado de liberal.

Se trata de apropiarse del término feminismo para destruirlo o, como hace la socialdemocracia liberal y sus soportes dóciles por la izquierda, descafeinarlo, al igual que ocurre con el término sostenibilidad en el marco de la economía ecológica.

Una suerte de violet washing para que funcione como un green washing. Pintura sobre la fachada de un edificio estructuralmente podrido. Los lazos morados que se ponen algunos dirigentes políticos son al feminismo lo que al ecologismo barriles de petróleo barnizados de verde.

Publicado en Diario Red

 

lunes, 8 de julio de 2024

Turistificación y precio de la vivienda en Andalucía

 Pisos turísticos en Cádiz en una imagen reciente.

La especialización de Andalucía en el turismo es una decisión de estado regalada al poder político de la Unión Europea para mantener Andalucía como una colonia interior. En el reparto funcional de la producción de valor en España y Europa, Andalucía no cuenta para el sector industrial ni para la economía del conocimiento, ni siquiera para la producción cultural.

El clima andaluz, el enorme litoral de costa este hasta consta oeste, nuestro inmenso patrimonio cultural, el más peculiar de toda la península ibérica gracias al legado de al-Ándalus, nuestro territorio, nuestra naturaleza y nuestro paisaje, son ya por completo productos de mercado capitalista cuya explotación la dirigen operadores externos a Andalucía.

El sector turístico aliado con el de la construcción ha sido el principal motor de destrucción y expolio de Andalucía. Además, ha inducido una economía temporal, de productos básicos encarecidos y de empleo mal pagado y precario, siendo las mujeres las más dañadas al sufrir los trabajos más duros y peor remunerados. 

Los males producidos por el sector turístico se agravan en los centros históricos, en los barrios andalusíes y en las zonas litorales. Tropas de turistas toman las calles desde la mañana a la noche expulsando la vida de las familias del barrio, promocionando la generación de parques temáticos con decorados reales, dificultando el acceso al transporte público, multiplicando los consumos de agua y la generación de residuos, encareciéndolo todo y requiriendo enormes inversiones de mantenimiento patrimonial y urbano.

De entre los veinte grandes operadores turísticos, según datos para 2022 de El Economista solo uno tiene su sede social en Andalucía. De entre los 20 principales operadores de alojamientos turísticos, solo tres declaran sus beneficios en Andalucía. De entre los veinte grandes conglomerados hoteleros que operan en España solo uno tiene sede social en Andalucía. Las dos grandes plataformas digitales que operan en Andalucía intermediando la oferta y la demanda de alojamientos turísticos, Booking y Airbnb, tributan sus beneficios en Países Bajos e Irlanda, respectivamente, países de la UE que operan con carácter de paraísos fiscales.

El modelo extractivo turístico es el principal causante de que el precio de los alquileres de vivienda en Andalucía entre junio de 2014 y junio de 2024, según datos del portal Idealista, haya subido un 95%, superior en casi 10 puntos a la media de subida en España. Por otro laso, el precio de la vivienda, según el mismo portal, ha subido en Andalucía, entre junio de 2014 y junio de 2024, un 61% frente al la subida de un 36% de media en España.

La vivienda, además de un derecho constitucional, es un bien de primera necesidad para construir un proyecto vital. Consiguientemente, el acceso a una vivienda digna es un derecho constitucional que deben garantizar tanto el gobierno de España como el gobierno andaluz. Con el panorama dibujado es de justicia la tasa turística que ya pide hasta una multitud de alcaldes del Partido Popular, una tasa que debería repercutir fuera del sector turístico para mejorar los servicios públicos municipales y facilitar el acceso a la vivienda.

Es de justicia un ecoimpuesto hotelero, es de justicia prohibir desde ya el crecimiento de plazas hoteleras, es de justicia limitar y vigilar el crecimiento indiscriminado de los pisos turísticos. Es un deber del gobierno andaluz aplicar la ley de vivienda que con mucho esfuerzo frente a la obstrucción del PSOE sacó Podemos Adelante declarar los pueblos y ciudades turísticas y patrimoniales, con alta concentración de alojamientos turísticos, zonas tensionadas para limitar el precio de los alquileres. Si no se hace, si el gobierno de España y el andaluz no actúan con decisión a favor del acceso a la vivienda, es porque son cómplices de intereses económicos de un pequeño grupo de personas que lo tiene todo y lo quieren todo.

Publicado en La Voz del Sur 

viernes, 5 de julio de 2024

Salvar la democracia

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, preside el pleno extraordinario del Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer, en el Complejo de La Moncloa, a 16 de abril de 2024, en Madrid (España). La reunión se ha celebrado tras el repunte de crímenes vicarios, en tres meses, donde siete menores han sido asesinados por sus padres. El objetivo de la reunión es analizar la situación actual de las violencias contra las mujeres y los retos existentes para su protección, así como el estudio de nuevas medidas para combatir este problema social.
16 ABRIL 2024;SÁNCHEZ;PLENO EXTRAORDINARIO;OBSERVATORIO ESTATAL;VIOLENCIA DE GÉNERO;MADRID
Alberto Ortega / Europa Press
16/4/2024

“Con Rivera no” gritaban a Pedro Sánchez las bases del PSOE la noche electoral del 28 de abril de 2019. Las mismas bases que lo llevaron a la secretaría general de su partido cuando se enfrentó en primarias al felipismo degradado que representaba Susana Díaz. “Lo he escuchado” respondió. Lo había escuchado, pero tenía otros planes. Los planes de gobernar con Ciudadanos los frustró el propio Albert Rivera, al no hacer caso a la banca que invirtió en él para frenar a Podemos. Sánchez forzó la repetición electoral negando a Podemos el pan y la sal. Los resultados de esa repetición, noviembre de 2019, lo obligaron a formar gobierno con Unidas Podemos.

Pedro Sánchez siempre sabe lo que hace. Trabaja para la derecha económica global occidental, decidida, en esta fase neoliberal en la que lo quieren todo todo el tiempo, a sostener la guerra en Ucrania y el genocidio en Palestina, con la misión imposible de frenar a la potencia productiva China y su influencia internacional. El PSOE de Sánchez ejerce, en versión renovada, el papel que la socialdemocracia liberal ha ejercido siempre. Tapón para mantener la capacidad extractiva de las élites capitalistas, dotando de apariencia democrática a sistemas de poder para los que la democracia es un mero artificio. Miremos el trágico esperpento estadounidense de Trump y Biden.

Sánchez ha esperado, el momento de oportunidad, sin previsiones electorales por más de dos años, para regalar al bloque reaccionario formado por la monarquía, PP y Vox, el dominio de toda la alta judicatura española. Sabe lo que hace. Cosas así las hicieron sus antecesores “socialistas”. Cumple órdenes de la comandancia del capitalismo occidental, como lo hicieron Felipe González y José María Aznar. Así se explica el giro con el Sahara, la posición pro-belicista ante la invasión rusa de Ucrania, la desidia con el genocidio en Palestina, la entrega y el comercio de armas a Ucrania e Israel. Sánchez es el PSOE de siempre, el que hacen visible, ya desprovistos de máscaras, González, Guerra y otros viejos barones. Mentir con la mano izquierda y engañar con la derecha.

A pesar del pacto entre el PP y el PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial, la alta judicatura española está en rebeldía contra al poder legislativo. Alta judicatura en rebeldía es una buena parte del Tribunal Supremo, de la Audiencia Nacional y del órgano de gobierno de los jueces, el CGPJ. Quienes deben dar ejemplo de equidad y justicia en la aplicación de las leyes elaboradas por el poder legislativo electo, lo hacen de todo lo contrario. Su sesgo ideológico conservador, reaccionario, ultracatólico, antifeminista, antiecologista y anticientífico, manda un mensaje imperante a todos los miembros de la carrera judicial, si aplicáis la justicia sin la venda en los ojos y con el ojo derecho, seréis amparados por el staff judicial y el poder económico.

Las togas son, en tiempos de crisis sistémica del capitalismo global, en tiempos en que un puñado de personajes propietarios de toda la economía especulativa occidental han decidido imponer el régimen de guerra para disciplinar a las poblaciones, el ejército chusquero que carga contra la democracia, amparado por la propaganda de grandes medios propiedad de un puñado de familias repugnantemente ricas. Al avituallamiento de ese ejército ha contribuido disciplinadamente Pedro Sánchez, olvidando a la mayoría que lo invistió, a su electorado y a sus propias bases. El presidente salvará sus intereses personales, pero el camino que ha emprendido debilitará a su partido frente al empuje del bloque reaccionario. Es el bloque democrático que lo invistió el que debe construir una estrategia conjunta de salvamento de la democracia al margen del PSOE y su confusa muleta, una estrategia republicana plagada de feminismo, ecosocialismo y plurinacionalidad.

Publicado en Diario Red