Avanzado el siglo XVI, Montaigne publicó el texto de su amigo Étienne de la Boétie “Discurso de la servidumbre voluntaria”. Mantenía el autor la tesis de que para ser libres lo más necesario es un acto de voluntad, querer serlo. Desde entonces hasta la actualidad, hemos pasado por la revolución francesa, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y las constituciones liberales de los Estados Unidos de América, la Europa Comunitaria y más.
El derecho a la libertad de expresión es un derecho fundamental, tiene una de las más fuertes connotaciones colectivas, porque "es hablando como se entiende la gente."
Desde la ecología política miramos ese derecho, por utilizar una expresión de Edgar Morín, desde una perspectiva dialógica. Esto es, en su propia esencia está el ser y el no ser.
Contaré una anécdota, o mejor dos. Cuando mi hija era pequeña, tal vez siete u ocho años, me pedía que los sábados, los que le tocaba el partido de voleibol fuera de su colegio, la llevara junto con más niñas a los campos contrarios. La primera vez, la noche antes me dijo muy seria, "papá quiero hablar contigo. Mañana cuando nos lleves no hables." Tras unos segundos en los que yo tragaba saliva, y ella observaba mi reacción, continuó, "bueno, si te preguntan, responde." A esa actitud le llamamos coerción.
La segunda, y por la misma época. Tras mantener posiciones diferentes por un tema familiar, se cabreó, dio media vuelta y guardó silencio. Al medio día del día siguiente, mientras yo viajaba en el autobús urbano, se me acerca una señora compadecida de mi, me toca el hombro y me dice, "toma este papelito, lo llevas en la espalda todo el rato." El papelito tenía un epigrama con la frase en letra infantil e imprecisa: "Mi padre es tonto." Al llegar a casa se lo conté a la madre, "pues he visto por todo el barrios posit amarillos con la misma frase." Pero es más, los papelitos habían irrumpido en el armario y se mostraban adheridos a cada una de mis camisetas o camisas. Por supuesto, la madre y yo nos reímos abundantemente y contamos durante días esta anécdota como una de las últimas gracias de la niña. A esto se le llama libertad.
En esa esencia dialógica está inscrita desde la censura y la represión hasta el uso de nuestra facultad comunicativa para el escarnio o la acusación sin pruebas. Rango a regular, con la intervención del derecho positivo.
Donde la libertad de expresión se pone en juego con más fuerza es en el cuestionamiento del poder. En el terreno de la política (entendida en un sentido radical, como expresión de opinión sobre cuestiones que afectan a lo colectivo, que no implica solo a la palabra, si no también a la manifestación, la acción simbólica o a la expresión artística.)
Ya hace mucho tiempo que los medios de comunicación (ahora no podemos llamarlos de masas, pues ellos mismos han conseguido adormecer masivamente la conciencia crítica), actúan desde el poder de sus consejos de redacción del lado de la coerción. Y lo hacen, no porque los y las periodistas que los trabajan, no tengan espíritu abierto y tolerante, lo hacen porque atienden a una especie de servidumbre voluntaria, han decidido no ser libres. Esta es una de las razones por las que la prensa papel está en crisis. Y, en otro terreno de la comunicación, las televisiones públicas actúan de forma contracultural, eh ahí a Canal Sur, colocando en prime time programas banales, soeces e indescriptiblemente de mal gusto, en un rango de horarios muy amplio.
De un tiempo a esta parte, donde la libertad de expresión se manifiesta en su sentido más potente es en las redes sociales. Las redes sociales se han convertido en verdaderos espacios de libertad, gobiernos totalitarios intentan el control insistentemente, China, Siria, y otros muchos, persiguen a bloguers, bloquean accesos y regulan con censura el uso de redes sociales.
La ola de demanda de más y mejor democracia que recorre los países árabes, las multitudinarias manifestaciones de Israel, la lucha por la liberación en Siria, o la spanish revolution auspiciada por Democracia Real Ya y el movimiento 15M, están apoyándose en las herramientas de las redes sociales, útiles para multiplicar los vínculos de los problemas colectivos, hacer diagnósticos, propuestas y plantear los formatos y citas para la acción, que en estos casos no es otra cosa que acción política.
Las redes se convierten en generadores de inteligencia colectiva, funciona de modo cerebral y no disponen de centros de decisión, aunque sí para cada caso concreto, en un actividad comunicativa se autoconstituyen nodos donde la transferencia de información es más densa.
Entendemos las redes sociales como un ente instrumental, en la información que se recomienda, ofrece, comparte o intercambia con web, blog, prensa digital, instituciones, gobiernos,..., es donde se está constituyendo el sujeto crítico colectivo, el nuevo sujeto político.
Las redes sociales han pasado de una fase inicial mimetizada con una vida consumista, banal, e individual entre círculos próximos, a traducirse en movilizaciones ciudadanas de amplio alcance. Movilizaciones que logran cambiar la agenda política de gobiernos, generar espacios de debate distintos a los que interesa al poder establecido. Desde este punto de vista, asistimos a una verdadera revolución comunicativa. Todo el mundo puede estar en conexión con todo el mundo.
Frente a la globalización liberal de los mercados, el movimiento indiscriminado de mercancías y las limitaciones fronterizas al movimiento de las personas, las redes no tienen barreras, la información se transfiere a la velocidad de la luz de un lado a otro del planeta. Un hecho que está cambiando la forma de hacer información desde la verticalidad selectiva, más o menos intencionada, a la horizontalidad comunicativa, donde cabe, desde luego, la gestión sesgada de la información y aún tiempo la información objetiva con la máxima veracidad.
La redes son ahora para la libertad de expresión, el equivalente a la invención de la imprenta, con muchas ventajas añadidas, una de ellas es sus desmaterialización, la información circula a golpe de impulsos eléctricos digitales.
Si tu voluntad es ser libre, y aún no estás en las redes sociales, te recomiendo que indagues en ellas y te apuntes, cada una de ellas tiene sus propia gramática, su propio modelo de uso, son la nueva plaza pública, el espacio de encuentro. Tú, lector o lectora, seguro que eliges la que más te ineterese.