Unas conclusiones multifocales deberían tener en cuanta al menos lo siguiente: CiU gana pero pierde, ERC gana y gana en su terreno de juego preferido, PSC cogido a contrapié y con la herencia ZP caliente se desploma, PP aguanta con respiración asistida, ICV obtiene un excelente resultado, C´s recoge una mezcla de desorientación, populismo y conservadurismo, CUP entra contra el capitalismo.
La compleja realidad política catalana, que se amalgama esencialmente en la gran concentración metropolitana de Barcelona, se ha traducido en un parlamento muy diverso, el más diverso de todos los territorios del Estado. Siete fuerzas políticas componen el Parlament. La identidad política, del Pueblo catalán ha salido reforzada de estas elecciones, la conciencia de que lo que se decide en Cataluña es determinante para la ciudadanía catalana ha movilizado casi medio millón de votantes más que en 2010 con un crecimiento de la participación próximo al 11%.
En computo global crece ligeramente el voto soberanista y crece fuertemente el voto de izquierdas y el voto que apoya el derecho a decidir. La izquierda y el derecho a decidir han sido los grandes mensajes triunfantes freten a la derecha españolista y el presidencialismo de Artur Mas. En este cruce, del lado de la izquierda, es ERC la gran beneficiada e ICV la beneficiaria menor. El bipartidismo catalán se rompe, las dos fuerzas políticas hegemónicas en Cataluña CiU y PSC sangran muchos miles de votos. En un grado mayor que en los anteriores procesos electorales autonómicos (Andalucía, Galicia y Euskadi) el voto se desconcentra abriendo espacios esenciales para la izquierda. El PSOE ahonda su crisis, la crisis de la socialdemocracia liberal, alejándose de la posibilidad de ser alternativa de gobierno creíble en el marco estatal.
Las elecciones del 25N, celebradas en el escenario que Artur Mas planteó tras la Diada, han convulsionado, como era previsible, el mapa político catalán. ERC se convierte en Cataluña en un actor central del que Artur Mas depende para mantener su estrategia soberanista, ni CiU ni ERC pueden traicionar a su su electorado, la máxima presión contra el centralismo y el nacionalismo español vendrá de este tandem soberanista, salvo que CiU cambie su estrategia con la dimisión de Artur Mas (altísimamente improbable). Pero ERC se encuentra en una doble encrucijada, para apoyar al Mas soberanista necesita oponerse al Mas neoliberal. Cuanto más ceda CiU para limitar los recortes en derechos sociales y laborales más cómodo será el papel de Esquerra.
Esta recomposición del puzzle político catalán tiene una repercusión directa en España y obliga, más si cabe, a la izquierda verde y federal a conformar una coalición que traduzca las movilizaciones sociales contra el centralismo y los recortes en un proyecto político de confrontación contra la arquitectura legal e institucional de la España que está construyendo la derecha nacionalcatólica a velocidad de vértigo sobre las bases heredadas del PSOE.
Con un debilitado PSC, el PSOE inicia definitivamente una dura travesía para intentar volver a ser lo que fue. Que la travesía sea más o menos rápida, e incluso que tenga resultado electoral práctico depende de sí mismo, pero depende aún más de que la izquierda plural que está creciendo fuertemente en los procesos electorales autonómicos (AGE en Galicia) y en las encuestas (Compromis en el País Valenciá), País Vasco aparte, sea capaz de articular un proyecto de Estado compartido, que rompa la deriva antidemocrática del partido popular, en alianza con los movimientos sociales y los sindicatos de clase.
En tanto ERC va a jugar un papel central en Cataluña para avanzar en el derecho a decidir, ICV queda en una posición privilegiada para asumir un papel de vanguardia, junto con Compromis, Alternativa Galega de Esquerdas y Xunta Aragonesista (+Ara), para liderar un impulso federalista que reconstruya un espacio ideológico que se confronte electoralmente con la derecha española y ocupe el espacio abandonado por el PSOE.
Las elecciones catalanas han reforzado la tesis de que la izquierda debe liderar un proceso de reforma de modelo de Estado vinculado con el derecho a decidir y la construcción de una democracia social avanzada que esté al servicio de la mayoría.
Para conseguir desplazar a la derecha del poder central urgen tres tareas:
1. Reforzar y crear un espacio de unidad estatal de izquierdas federalista y verde.
2. La alianza de este espacio en una coalición política que de paso a una coalición electoral con la actual Izquierda Unidad.
3. Hacer posible en Andalucía cuanto antes la visibilización de un proyecto unitario de la izquierda , andalucista y verde que busque el empoderamiento de Andalucía en lucha contra los recortes y el centralismo. El peso poblacional andaluz y la intersección de nuestra identidad política con nuestros extendidos valore de izquierdas y universalistas deben ser determinantes.
2. La alianza de este espacio en una coalición política que de paso a una coalición electoral con la actual Izquierda Unidad.
3. Hacer posible en Andalucía cuanto antes la visibilización de un proyecto unitario de la izquierda , andalucista y verde que busque el empoderamiento de Andalucía en lucha contra los recortes y el centralismo. El peso poblacional andaluz y la intersección de nuestra identidad política con nuestros extendidos valore de izquierdas y universalistas deben ser determinantes.
Todo ello, será más fácil, si IU lo ve, se lo cree, y lo promueve sin imposiciones.
El Pueblo catalán ha jugado sus cartas democráticamente. Aquí en Andalucía los dos partidos que están en el gobierno andaluz o toman nota de que sin confrontación y objetivos políticos de izquierdas contra el centralismo no resistirán la legislatura, o su base social los hará co-responsables de la situación crítica por la que atraviesa una mayoría de la población andaluza.
Por cierto, Andalucía con más de ocho millones de habitantes tiene un parlamento con 109 escaños (tres fuerzas políticas en el mismo) y Cataluña con menos tiene un parlament con 135 escaños (siete fuerzas políticas en el mismo). Si queremos diversidad y representatividad ya vemos que no es con menos si no con más.