martes, 19 de febrero de 2013

De la antipolítica a la expulsión Beatriz Talegón



En España no aparecerá un Beppe Grillo, el cómico metido a antipolítico feroz. Para eso ya están Rosa Díez y Toni Cantó, la versión española del “todos son iguales”. Claro, menos ellos, la expolítica de todo y el sabio “filósofo-jurista” “doctorado” en derechos de los animales. Y no lo digo por las similitudes en su discurso, que unas sí y las más no. Lo digo por el marco conceptual en el que dibujan sus propuestas. En el espacio que delimita el cuadro UPyD y el Movimiento 5 Estrellas tienen exactos parecidos. Ese denominador común: “ni de izquierdas ni de derechas, todos son iguales.” Única igualdad en la que creen con fe religiosa, el mundo es plano menos Beppe Grillo y UPyD que no son de este mundo.

En Francia, en los 80, hubo un Coluche, payaso de profesión que decidió pasar a la política antipolítica. No es casual que el bueno de Coluche recibiera los ataques más furibundos de la ultraderecha de Le Pen, sabedora de que era en el mismo terreno antipolítico donde se jugaba su espacio electoral. Y, claro, el Lepenismo había llegado antes y no estaba dispuesto a que le disputaran el “todos son iguales”. Por no recordar a la Cicciolina italiana, que ahora lo intenta de nuevo con el partido Democracia, Naturaleza y Libertad.

En Grecia llegó antes Aurora Dorada, tomo el bastión de la antipolítica, y nunca lamentaremos lo suficiente que antes no llegase un payaso, una actriz porno o una Rosa Díez. Siempre puede ser peor.

Siempre que ocurre igual pasa lo mismo. En la película “Miel de naranjas”; unas imágenes auténticas del NO&DO ilustran una voz en off que decía algo así como: “el generalísimo Franco llega a Bilbao en olor de multitud. En su visita al Santuario de la Virgen de Begoña ha afirmado que los países extranjeros deben entender que España tiene su propia visión de la política, que para nuestra patria la democracia es un sistema ineficaz que paga a representantes políticos por algo que el pueblo sabe hacer mejor.” No es literal, pero venía a decir eso o peor.

Cospedal ya ha aplicado el Spain is diferent franquista quitando el sueldo a la oposición parlamentaria, y el gobierno trama una reforma de la administración municipal que convertirá a las diputaciones en las viejas delegaciones del gobierno fascistas, e impedirá que las hijas e hijos de las clases populares puedan dedicarse a la política para defender su clase.

El sábado 16 fue noticia el abucheo y expulsión de la manifestación convocada por la Plataforma Antidesahucios contra el genocidio financiero, la dación en pago y el derecho a la vivienda de Beatriz Talegón. La secretaria general de la Internacional Socialista Joven alcanzó la fama mediática por su discurso contra la derechización del PSOE en el fondo y en las formas en el consejo de la Internacional Socialista que se celebraba en Lisboa. Creo que esa actitud no es aceptada mayoritariamente entre las y los manifestantes de Madrid. Estoy prácticamente seguro. Pero también resulta que la organización no evitó ese acto de desprecio público hacia una persona, ni, que yo sepa, ha hecho una sola manifestación pública de repudio de esos comportamientos.

Beatriz Talegón, nos guste el PSOE poco, mucho o nada, se atrevió a hablar en un partido en el que nadie, desde hace mucho tiempo habla si no es para decir vacuidades o halagar al poder interno. En lugar de irse en silencio, como muchas y muchos militantes socialistas se han ido del PSOE y se van de otras organizaciones donde las diferencias no suelen resolverse democráticamente con el sano ejercicio del debate, el acuerdo y la integración, pasó a la acción y dijo lo que pensaba. Habló directo y clarito, aunque molestase a muchos de los actuales dirigentes del socialismo español y seguramente a buena parte de las viejas glorias.

Ella nunca pensó en la repercusión mediática de sus palabras, pero las palabras llegaron, y llegaron a esa base social del socialismo que espera que algo cambie en la política para recuperar la confianza perdida. Esa base social que está buscando una salida que se enfrente a la derecha. Esa base social que si no encuentra la esperanza en un futuro mejor podría verse arrojada fuera del sistema o, en el peor de los casos, absorbida por el movimiento político antipolítico de turno. Aquí, ya lo he dicho, UPyD.

Las palabras de Beatriz Talegón llegaron a esa parte de la sociedad que demanda justicia social. Como llegaron las palabras de Ada Colau cuando defendió la admisión a trámite de la ILP Antidesahucios en la mesa de Congreso. Y esas palabras dejadas sobre el tapete de la ideología política de izquierdas tiene un claro sentido de justicia social. Esos son los marcos conceptuales que hay que reforzar y sobre los que la izquierda tiene que trabajar. No se trata de siglas, ni del pasado del partido que falsamente lleva el nombre de “obrero”. No es eso.

La expulsión de Talegón de la manifestación del 16 es un acto de violencia política y de intolerancia se mire por donde se mire. Nadie puede culpar a la parte por el todo, ni confundir el todo con sus partes. Nadie puede culpar a los hijos de los delitos de sus padres, nadie está legitimado para pedir carnets de pureza a la entrada de las manifestaciones, de las asambleas o de los conciertos de rock.

La PAH goza de la simpatía del 80% de la población encuestada. Hechos como el de Talegón y del exministro López Aguilar, no refuerzan sus objetivos. En las alianzas, en las complicidades y en la política está el secreto del triunfo. Y la alianza no es con Beatriz Talegón, ni con el PSOE, la alianza por la justicia social se construye tejiendo una red de solidaridades que no excluya a nadie.

Imagino a la cúpula del PP, a los jerifaltes de la banca y a los directores de la caverna mediática relamiéndose de gusto mientras el propio pueblo abate a una más de sus posibles enemigos.

@marioortega