Hacer memoria de cómo liquidó el pacto de gobierno de izquierdas para adelantar las elecciones andaluzas y entregarse a la derecha de Ciudadanos. Hacer memoria del uso que Susana Díaz, está haciendo del capital político y del patrimonio constitucional andaluz para bloquear la democracia y enfrentarnos con el pueblo catalán.
O hacer memoria estadística de los diferenciales respecto de la media de España y de la Unión Europea de los indicadores de desempleo, desigualdad, pobreza, pobreza infantil, precariedad laboral, desahucios, industrialización, inversiones… O memoria de los recortes en sanidad, educación y servicios sociales aplicados con sumisión al gobierno del PP, sumisión que se llamó cínicamente lealtad institucional. Memoria de la entrega que protagonizó su partido, en el gobierno andaluz durante 37 años, de la práctica totalidad de la banca pública andaluza poderes externos a nuestra tierra. Hacer memoria, mucha memoria, de la Andalucía imparable del ladrillo, o de la segunda modernización, repletas de canapés y celofán brillante. Fijaos que no necesito hacer memoria de los ERES.
Basta hacer memoria para que el discurso de noche vieja (¿o se dice de año nuevo?) decaiga y resulte increíble.
Pero no quiero, prefiero mirar al futuro. Mientras Pedro Sánchez en el PSOE se ve apresado, condenado y próximamente liquidado por sus barones con la baronesa al frente, Pablo Iglesias no tiene más remedio que cooperar con las sultanas que las masas han nombrado lideresas del cambio. Manuela Carmena, Ada Colau, Mónica Oltra y Teresa Rodríguez son una clarísima representación de la pluralidad, la plurinacionalidad, la defensa de las mayorías, la cooperación y la decencia.
El año 2015 se salda con la irrupción en primera línea de la política y la participación activa y simbólica en la construcción de una nueva España de cuatro mujeres esenciales.
Todas las caras visibles de la transición fueron hombres, las mujeres, que las hubo a tope, y valientes igual o más que las de ahora, no figuraron en primera línea de los partidos y organizaciones sociales. No hubo madres de la Constitución del 78, sólo padres. La figura femenina de la transición del 78 fue la reina y su papel de consorte en sus paseos por España.
Estamos entrando en un periodo de alejamiento de las secuelas que el régimen faccioso franquista dejó en la etapa democrática. Se abren los múltiples candados, mes a mes, elección tras elección, del cofre que el dictador legó con la inscripción “lo dejo todo atado y bien atado”. Caen uno a uno los liderazgos artificiales criados en las sedes de los partidos al tiempo que nacen en las calles liderazgos reales que, empujados por las urnas, crecen elección tras elección.
Resumo políticamente 2015, no con la conversión del fenómeno Podemos en un partido de masas, si no con la centralizad que Manuela Carmena, Ada Colau, Mónica Oltra y Teresa Rodríguez han ganado en la política española procediendo de diversas culturas, diversos territorios y diversas experiencias vitales.
Cuatro mujeres y un destino, el cambio.