domingo, 24 de noviembre de 2019

Cabeza fría y pies calientes dan larga vida a la gente



La sincronía de las olas no puede verse desde dentro de la ola. La sincronía de la política tampoco.

Casualidad o causalidad, los resultados de las elecciones del 10 de noviembre forzadas por Pedro Sánchez que no quería pactar gobierno con Unidas Podemos porque quería pactarlo con Ciudadanos, tal y como la CEOE decía y el Ibex 35 quería, junto con la posterior sentencia de los ERE, durísima respecto de Chaves y Griñán para compensar la de la Gürtel, se han sincronizado para situar al PSOE en una posición de debilidad ante la opinión pública progresista.

La ola del 10N revuelca a Sánchez en el rompeolas de todas las Españas, ningún calculo le sale. Ni Madrid ni el PSOE son España. Ni había centro, ni mayoría cautelosa, ni Más era más sino menos, ni Ciudadanos tenía voto pesoista sino de Vox, ni el PP iba a ser más más si no más menos.

La ola de la repetición electoral arroja a la playa un todo sigue igual pero con peores números para el PSOE y Unidas Podemos. Así, con Vox enaltecido, con los independentismos, nacionalismos, regionalismos y localismos aumentados (por fin Teruel existe) llega la ola de los ERE, que probablemente Sánchez y el Ibex 35 sabían que venía desde antes, coge al PSOE revolcado y lo arrastra por las arenas de las mares del sur.

Como bien se ha dicho, recordando a Vázquez Montalbán, se ha puesto de manifiesto no una correlación de fuerzas, sino una correlación de debilidades. Síntoma de un momento con potencialidad de cambio. Una correlación de debilidades con una certeza: La onda media del 15M, del 8M, de Stop Desahucios, de la lucha por garantizar las pensiones dignas y de las múltiples formas de demanda del derecho a decidir, desde Teruel hasta Cataluña (no se rían), hace que esa correlación de debilidades partidistas pueda transformarse en fortaleza asumiendo que frenar a la derecha española y al fascismo que la escolta a escasa distancia con el objetivo de deteriorar hasta destruir la democracia (condición de posibilidad del bienestar común), solo pueda hacerse mediante la cooperación política, el diálogo y los acuerdos del caleidoscopio de fuerzas progresistas y de izquierdas que salpican España.

Construir democracia hoy en España es contribuir a resolver la cuestión territorial (plurisoberanías) en sus múltiples variables, no solo la catalana por relevante que sea, paliar la cuestión de la desigualdad, afrontar la cuestión de la seguridad en el futuro (pensiones para los mayores, renta mínima para las familias y empleo para los jóvenes), escuelas gratis, medicina, hospital, mujeres libres y medio ambiente limpio. Eso no lo representa hoy precisamente ninguna mayoría cautelosa, lo representa una mayoría afectada por el último decenio depredador y lo plasma aunque sólo sea ha modo de intenciones el preacuerdo de Gobierno firmado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

Como dice un viejo refrán cabeza fría y pies calientes dan larga vida a la gente. El nuevo Gobierno que se aventura con el apoyo claro de las bases del PSOE, Podemos, IU y ERC habrá de aplicarse el refrán asentándose con fuerza sobre el calor ígneo de sus respectivos territorios electorales y la refrigeración de sus impulsos cerebrales partidistas para que tenga larga vida y mejor gloria.

domingo, 17 de noviembre de 2019

La condición de posibilidad de la democracia es la democracia


Resulta tan obvio que no se nos puede olvidar, sin democracia no hay democracia. Es importante decirlo. Tampoco podemos olvidar que el verbo que precede a los verbos encarcelar o matar es ilegalizar (prohibir). Verbos preferidos de Vox. Como la democracia son derechos democráticos (garantías), igualdad (justicia) y equidad (redistribución), también resulta obvio que desde que Zapatero sucumbió en 2010 ante Merkel, el BCE y el FMI, el campo de juego de la democracia ha quedado reducido y esquilmado. Los gobiernos de Rajoy han sido verdaderos navajeros contra la democracia.

Las políticas killers de la democracia comandadas en España por el PP, asumidas con docilidad en aquella Andalucía de Susana Díaz y su pacto con Ciudadanos, son las que han dado lugar al nacimiento del auténtico killer de la democracia, Vox. No es extraño, por tanto, que el huevo de la serpiente del fascismo español eclosionara en Andalucía, territorio campeón de España en indicadores de paro, desigualdad, y precariedad.

El “a por todos” (y sobre todo todas) que significaron las reformas laborales, las subidas de impuestos directos e indirectos a las clases populares y medias, las bajadas de impuestos reales a la banca y las grandes empresas, la detracción de gasto en igualdad, justicia social, educación, salud y empleo para entregárselo a la banca vía rescate directo o vía endeudamiento público fue tapado por el “a por ellos” del PP y Ciudadanos al que se apuntó alegremente el PSOE andaluz inconsciente de que el pack antidemocrático de la derecha es indivisible y dentro de ese pack del “a por ellos” Andalucía era objetivo substancial.

Una definición tautológica de democracia podría ser esta: La democracia es aquel conjunto de relaciones con las que se práctica la democracia. No hay democracia sin práctica democrática. Por eso es tan importante que una fuerza política democrática como Unidas Podemos esté, en tiempos como estos, en el Gobierno de España. Nos estamos jugando cada vez más la democracia. Estar en el gobierno es un antídoto, un baluarte, contra la involución que hasta antier ha promovido y alimentado el viejo bipartidismo conservador, del que Vox es la consecuencia política más visible y terrible.

Por supuesto que es relevante recuperar derechos laborales y democráticos derogando leyes y avanzando con otras leyes. Por supuesto que es imprescindible recuperar bienestar social y familiar aumentando gasto público para garantizar escuelas, medicina, casa, pan, cultura, alegría, aire limpio y mujeres libres fuera del abismo de la precariedad y la pobreza. Por supuesto, porque eso es imposible sin democracia.

Por eso, para que la democracia sea cada vez más sólida, es imprescindible apuntalar las condiciones de posibilidad de la democracia. Así, derogar ya la ley mordaza, liquidar la posibilidad de puertas giratorias, limitar la concentración de la propiedad de los medios de comunicación, democratizar las radios y televisiones públicas, descentralizar la elaboración y difusión de la información (Madrid no es España), democratizar el acceso a la carrera judicial y la forma en la que se eligen los órganos judiciales y fiscales para evitar su hiperideologización de derechas y su endogamia machista, reforzar la democracia en la escuela pública y las universidades, democratizar las fuerzas armadas y los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, eliminar del código penal el delito de sedición y el delito contra los sentimientos religiosos, enaltecer el valor de la diversidad, la plurinacionalidad, los autogobiernos y las soberanías territoriales, sean demandadas por Teruel, por las comarcas del altiplano granadino, por Cataluña o por Andalucía, entre muchas cosas más, se hacen cada día que pasa más imprescindibles.

Debemos trabajar para que nunca más gritar a por ellos, cualesquiera que sean ellos, mujeres, inmigrantes, catalanes, kellys, sindicalistas, familias desahuciadas, pobres o ricos, titiriteros o premios Nobel tenga éxito político. La condición de posibilidad de la democracia es la democracia.

viernes, 8 de noviembre de 2019

Cambiemos vetos por votos


Desde las elecciones de diciembre de 2015 hasta las de noviembre de 2019, el partidismo del partido socialista ha impedido la existencia real de un gobierno progresista en España. Más al contrario, el partidismo del partido socialista entregó en 2016 el gobierno de España al Rajoyde los sobres y la Gürtel.

El partidismo del partido socialista regaló España al PP a pesar de que desde 2011 el Partido Popular es el responsable del deterioro de la vida de la inmensa mayoría de las y los españoles. Subida de impuestos a las clases trabajadoras, Pymes y autónomos; bajada de impuestos a las clases altas, las grandes empresas y la banca, incluido el rescate que pagamos a mocho con decenas de miles de familias desahuciadas, en la pobreza o al borde de la pobreza; expolio de los derechos laborales con una reforma laboral que Guindos calificó de “extremadamente agresiva” y que ha provocado una legión de precariado y trabajadoras pobres; tijeretazos a la democracia con la ley mordaza, la amnistía fiscal y la conversión del Tribunal Constitucional, el poder judicial y la fiscalía en entes al servicio ideológico del gobierno; deterioro de los derechos a la salud, la educación y las pensiones decentes; y un largo etcétera de asuntos no menores que agreden a las causas sociales, ecologistas y feministas son la sumatoria de daños que vive la sociedad española debido al partidismo del partido socialista que no ha querido pactar gobierno nunca con Podemos o Unidas Podemos.

Los números daban, dieron siempre. La moción de censura tras la sentencia Gürtel lo demostró notarialmente.

Desde 2015 el partidismo del partido socialista veta a Podemos y a Unidas Podemos. El veto a Pablo Iglesias y la repetición electoral provocada por la arrogancia de Pedro Sánchez certifican lo que digo.

El veto es partidista, sí. El partido socialista ha ido abandonando su función ideológica y consolidando su función autoreproductiva. Por eso Susana Díaz se reproduce en la forma de Pedro Sánchez. En realidad la forma partidista del Partido Socialista Obrero Español es un desprecio a sus centenaria historia y a las y los luchadores que se dejaron la vida y el alma peleando por la justicia.

Podríamos pensar que en la actitud de veto a Unidas Podemos de Pedro Sánchez, certificada durante esta campaña electoral en la que ha exigido gobernar por la cara con el beneplácito de PP y Ciudadanos si gana las elecciones aunque no tenga mayoría parlamentaria, es solo una actitud partidista. Pero no, el partidismo del Sánchez, que no quiere que los millones de votos progresistas y de izquierdas a Unidas Podemos se sienten el el gobierno de España, se debe a que el partido socialista ya no es el partido socialista. En España el PSOE ya no defiende a las clases populares ni a las mayorías sociales. Ya no defiende de verdad a las mujeres precarias y en paro, ni a las personas mayores con pensiones miserables, ni a la clase trabajadora con alquileres y precios de la luz desorbitados, ni a nuestra juventud en paro o en la emigración. Y no defiende a la mayoría porque defiende los intereses del poder económico, ya radiquen en Bruselas o en Nueva York.

Por eso Pedro Sánchez veta a Unidas Podemos, por eso vetó a Pablo Iglesias, para cargar sobre Unidas Podemos la culpa de la no formación de gobierno. Iglesias cedió al veto y aún así Sánchez se fue a Doñana, luego hizo teatro con la sociedad civil y luego se fue a Nueva York a reunirse con lo más granado de los fondos buitre del mundo.

El 10 de noviembre hay que cambiar vetos por votos, por eso pido a las y los votantes socialistas de corazón que están estupefactos con Sánchez que voten a Unidas Podemos si quieren que España vuelva a tener un gobierno progresista que mire por el bienestar de la mayoría, por la igualdad de las mujeres, por la vida decente de nuestras personas mayores, por el futuro de nuestros hijos e hijas, por la naturaleza, por los animales y el planeta.

Este 10 de noviembre hay que votar, hay que votar con más ganas que el 28 de abril, aunque ahora sea otoño, porque está en nuestras manos que estalle una nueva primavera.

domingo, 3 de noviembre de 2019

10N, objetivo Pablo Iglesias


Pedro Sánchez ha convocado repetición electoral para quitarse de encima a Pablo Iglesias. Es lo que viene intentando el PSOE desde el año 2015 en que Susana Díaz dio una patada a IU y convocó elecciones anticipadas para evitar que Podemos tuviese tiempo de armar en Andalucía un proyecto que le disputase la hegemonía.

El veto de Pedro Sánchez a Pablo Iglesias en un gobierno de España tenía como objetivo dinamitar los puentes de entendimiento entre el aparato del PSOE y Unidas Podemos. Cargar sobre el personaje y símbolo Pablo Iglesias las culpas de una repetición electoral que ya habían decidido los poderes económicos españoles, y así triturar y arrojar definitivamente al basurero del bipartidismo los más de seis millones de votos que un día sumaron Podemos e IU.

Un movimiento de cambio se debilita si se acaba con sus representaciones simbólicas. No cabe duda que Pablo Iglesias, persona y personaje, es el símbolo que contiene el sentido de un movimiento que busca fortalecer la democracia. La finalidad de las cloacas y sus interacciones mediáticas era ese, destruir al símbolo Pablo Iglesias para destruir el significado histórico de Podemos. Democracia o barbarie.

En los dos debates televisados de las elecciones de abril y sus consecuencias en votos se demostró la fuerza simbólica de la que hablo. Pablo Iglesias fue el mejor valorado por votantes de las cuatro opciones que participaron. No le ganó por KO a Pedro Sánchez porque dedicó el esfuerzo a visibilizar la necesidad de un entendimiento pasadas las elecciones. No hay política sin pensamiento simbólico porque no hay sociedad humana sin interacciones simbólicas. Pablo Iglesias volvió a demostrar ante millones de telespectadores la fuerza de su representación simbólica.

Cuando Pablo Iglesias acepta el veto para echar agua a la dinamita del PSOE evitando una guerra abierta y anteponiendo los intereses de la mayoría de las y los españoles, once millones de los cuales habían sido votantes de las dos opciones, el PSOE se ve obligado a una maniobra de repliegue y a teatralizar la posibilidad de un acuerdo de gobierno de coalición cuarenta y ocho horas antes de la sesión de investidura. Todo era mentira como se vio durante el verano agosteño en Doñana y en la entrevista de Ferreras en la que el presidente en funciones dijo que no podría dormir con Unidas Podemos en el gobierno. No dormiría bien con el agente político que le hizo presidente para echar al PP corrupto de la Moncloa.

La esencia del fraude de Pedro Sánchez es esta, entre democracia y barbarie ha elegido barbarie. Se ha alineado con la derecha anti diálogo no solo para el asunto catalán. Quiere gobernar solo sin tener la mayoría absoluta, quiere ser presidente mirando a la izquierda para mantenerla lejos, apoyado por los grandes poderes económicos españoles y extranjeros a quienes sirve. No quiere cumplir el programa electoral con el que se presentó el 28 de abril y por eso no quiso gobierno de coalición con Unidas Podemos, porque estando en el gobierno gente de Unidas Podemos estaría obligado a hacer políticas serias sociales, económicas, feministas y ecologistas tras derogar la ley mordaza y la reforma laboral, indexar las pensiones por ley al IPC, subir el salario mínimo a mil doscientos euros, publicar la lista de los amnistiados fiscales, bajar el precio del alquiler, la vivienda y la factura de la luz, eliminar los desahucios por causas sociales, o venerar a las víctimas del franquismo eliminando las condecoraciones a torturadores y santificando por ley la memoria histórica, la verdad, la justicia y la reparación como asignatura pendiente tras cuarenta y un años de constitución democrática del 78 con el franquismo incrustado.

Pedro Sánchez se ha sumado a las claras a la derecha y a los poderes económicos que no pagan a hacienda lo que deben por justicia y consideran España una propiedad exclusiva de los ricos del mundo, con el mismo el objetivo de triturar a Pablo Iglesias, Unidas Podemos y millones de votos de conciencia demócrata, que tienen el IBEX 35, el Santander, Florentino Pérez o las cloacas.

Si el objetivo de Pedro Sánchez es liquidar al símbolo Pablo Iglesias el objetivo del electorado demócrata, progresistas, feminista, ecologista, más o menos de izquierdas debería ser apuntalarlo con más fuerza para que desde dentro del gobierno de España Unidas Podemos impulse la mejora de la vida de las y los millones que somos.

Estas elecciones del 10 de noviembre no son las de todos contra Pedro Sánchez, son todos contra Pablo Iglesias, es por eso que debemos cambiar vetos por votos porque si no el PSOE va a seguir cambiando votos por vetos. Coerción, recortes y desprecio a la gente corriente por democracia, derechos, vida y solidaridad.

Democracia o barbarie. Elijamos.