El partidismo del partido socialista regaló España al PP a pesar de que desde 2011 el Partido Popular es el responsable del deterioro de la vida de la inmensa mayoría de las y los españoles. Subida de impuestos a las clases trabajadoras, Pymes y autónomos; bajada de impuestos a las clases altas, las grandes empresas y la banca, incluido el rescate que pagamos a mocho con decenas de miles de familias desahuciadas, en la pobreza o al borde de la pobreza; expolio de los derechos laborales con una reforma laboral que Guindos calificó de “extremadamente agresiva” y que ha provocado una legión de precariado y trabajadoras pobres; tijeretazos a la democracia con la ley mordaza, la amnistía fiscal y la conversión del Tribunal Constitucional, el poder judicial y la fiscalía en entes al servicio ideológico del gobierno; deterioro de los derechos a la salud, la educación y las pensiones decentes; y un largo etcétera de asuntos no menores que agreden a las causas sociales, ecologistas y feministas son la sumatoria de daños que vive la sociedad española debido al partidismo del partido socialista que no ha querido pactar gobierno nunca con Podemos o Unidas Podemos.
Los números daban, dieron siempre. La moción de censura tras la sentencia Gürtel lo demostró notarialmente.
Desde 2015 el partidismo del partido socialista veta a Podemos y a Unidas Podemos. El veto a Pablo Iglesias y la repetición electoral provocada por la arrogancia de Pedro Sánchez certifican lo que digo.
El veto es partidista, sí. El partido socialista ha ido abandonando su función ideológica y consolidando su función autoreproductiva. Por eso Susana Díaz se reproduce en la forma de Pedro Sánchez. En realidad la forma partidista del Partido Socialista Obrero Español es un desprecio a sus centenaria historia y a las y los luchadores que se dejaron la vida y el alma peleando por la justicia.
Podríamos pensar que en la actitud de veto a Unidas Podemos de Pedro Sánchez, certificada durante esta campaña electoral en la que ha exigido gobernar por la cara con el beneplácito de PP y Ciudadanos si gana las elecciones aunque no tenga mayoría parlamentaria, es solo una actitud partidista. Pero no, el partidismo del Sánchez, que no quiere que los millones de votos progresistas y de izquierdas a Unidas Podemos se sienten el el gobierno de España, se debe a que el partido socialista ya no es el partido socialista. En España el PSOE ya no defiende a las clases populares ni a las mayorías sociales. Ya no defiende de verdad a las mujeres precarias y en paro, ni a las personas mayores con pensiones miserables, ni a la clase trabajadora con alquileres y precios de la luz desorbitados, ni a nuestra juventud en paro o en la emigración. Y no defiende a la mayoría porque defiende los intereses del poder económico, ya radiquen en Bruselas o en Nueva York.
Por eso Pedro Sánchez veta a Unidas Podemos, por eso vetó a Pablo Iglesias, para cargar sobre Unidas Podemos la culpa de la no formación de gobierno. Iglesias cedió al veto y aún así Sánchez se fue a Doñana, luego hizo teatro con la sociedad civil y luego se fue a Nueva York a reunirse con lo más granado de los fondos buitre del mundo.
El 10 de noviembre hay que cambiar vetos por votos, por eso pido a las y los votantes socialistas de corazón que están estupefactos con Sánchez que voten a Unidas Podemos si quieren que España vuelva a tener un gobierno progresista que mire por el bienestar de la mayoría, por la igualdad de las mujeres, por la vida decente de nuestras personas mayores, por el futuro de nuestros hijos e hijas, por la naturaleza, por los animales y el planeta.
Este 10 de noviembre hay que votar, hay que votar con más ganas que el 28 de abril, aunque ahora sea otoño, porque está en nuestras manos que estalle una nueva primavera.