lunes, 14 de septiembre de 2020

Derrotada la ministra María Jesús Montero


La ministra de hacienda María Jesús Montero condujo la pasada semana al gobierno a una estrepitosa derrota. La convalidación del real decreto ley que inyectaba en los municipios 5.000 millones de euros, a cambio de que estos entregasen a hacienda su superávit presupuestario durante 15 años, fracasó. La derrota llegó a manos de un muncipalismo ideológicamente inconexo que no quiere dejar al gobierno la sartén de sus cuentas por el mango, tal y como permite la ley Montoro de estabilidad presupuestaria. Una ley que fue más allá de los límites que estableció el reformado artículo 135 de la CE contra lo que dice la propia ministra.

La derrota por 193 noes contra 156 síes fue aplastante. Sorprende que una ministra con la inteligencia de María Jesús Montero no emule la capacidad negociadora de la ministra Yolanda Díaz. Esta última ha sabido avanzar promoviendo difíciles acuerdos entre patronal, pymes, autónomos y sindicatos. Basta entregar los 5.000 millones a los municipios sin más condiciones que dedicarlos a cuidados, políticas sociales, movilidad, protección ambiental y gastos derivados de la pandemia, para aislar en el no a las derechas y reforzar la mayoría de investidura.

¿Por qué Montero se muestra Montoro? Porque obedece a la parte conservadora del gobierno. Montero se pliega a las vicepresidentas primera y tercera, Calvo y Calviño que forman el ala derecha del consejo de ministros. Cuando la ministra de hacienda fue mano ejecutora de la alianza de la expresidenta andaluza Susana Díaz con Ciudadanos y de las políticas del gobierno Rajoy en Andalucía, la autonomía andaluza se redujo a una oficina de gestión centralista de recortes bajo el epigrama de la lealtad institucional. Conocemos las consecuencias. Maria Jesús Montero debe superar la herencia Montoro de grilletes puestos a los ayuntamientos.

Sin distribución cooperativa de soberanías no hay democracia. El municipalismo necesita capacidad fiscal y de gasto. No toda demanda de soberanía es nacionalismo. De hecho, la mayoría de las demandas actuales de soberanía no tiene nada que ver con identidades nacionales. Los poderes económicos subyugan la democracia concentrando el poder político para concentrar el poder económico. La función del centralismo con la cesión por arriba de soberanía monetaria es limitar la democracia.

Imposible comprender la derrota de la ministra Maria Jesús Montero sin percibir que puesta a las órdenes de las tendencias ciudadanistas del gobierno, como en su día se puso a las de la expresidenta andaluza Susana Díaz, acaba provocando un daño en el al gobierno, su presidente Pedro Sánchez y al país. Está a tiempo de arreglar el roto y olvidarse definitivamente de Montoro. Europa ya se olvidó, estamos en fase expansiva. Los ayuntamientos importan, son la expresión originaria de la ciudadanía, la polis y la democracia. Rectifique señora ministra, cuanto antes. Deje de alimentar el único frente político creíble que le queda al PP.