sábado, 19 de septiembre de 2020

Madrid, problema de todas las Españas


Región de Madrid llaman a la provincia llamada Madrid quienes son incapaces de gestionar sus competencias, sus responsabilidades constitucionales, desde el poder en el gobierno de la comunidad autónoma o la alcaldía. Ayuso, Aguado, Almeida, Villacís, con el apoyo intendente de Vox, son en la ciudad estado de Madrid pajes de su corte y caras visibles de la villa, representantes de la mayor bomba coronavírica de Europa. Estos pajes con aire petulante principesco, que se desvanecen en cuanto abren la boca, están más preocupados por atacar al gobierno de España y por los dineros y propiedades de las clases altas y los ricos con residencia fiscal en la capital, que por la pandemia.

En pleno crecimiento de la segunda ola, Isabel Díaz Ayuso, presidenta, ocultó la gravedad del número de contagios y anunció una nueva bajada de impuestos que solo afectará de verdad a las rentas altas y los ricos en el debate sobre el estado de la región, provincia, comunidad autónoma, capital constitucional de España.

El fondo covid que el gobierno de España entregó a las comunidades autónomas a finales de julio fue de 6.000 millones de euros, la cuarta parte se quedó en Madrid, 1500 millones, el triple de los recibió Andalucía con más población y más extensión.

Un gobierno que influye en la vida de un octavo de la población española recibió un cuarto de los fondos estatales inmediatos para afrontar inversiones contra la pandemia. Andalucía, donde tampoco sabemos en qué se han gastado, recibió un sexto para un quinto de la población española. Madrid siempre más es España siempre menos.

¿Qué ha hecho el gobierno de Ayuso y Aguado con esos 1.500 millones de euros? Sabemos que no los ha dedicado ni a inversión sanitaria, ni a medicalización de residencias, ni a reforzar la atención primaria, ni a contratar docentes y reforzar los servicios educativos, ni a garantizar el distanciamiento en el transporte público. He ahí, junto con la ignorancia, la incompetencia y la protección de intereses económicos de cortesanos de renombre, las causas de la feroz segunda ola madrileña.

El gobierno de Madrid no ha hecho nada verdaderamente relacionado con la prevención para afrontar la gran segunda ola que sufre la capital de reino. En Madrid, la zona cero actual de la pandemia en el continente europeo, su gobierno se dedica a culpabilizar la entrada de extranjeros por el aeropuerto y la vida estrecha y difícil de la gente trabajadora y la inmigración, al tiempo que establece un confinamiento selectivo, de clase social con rentas medias o bajas, y pide al gobierno central que la policía vigile. Una trampa para el gobierno progresista de izquierdas que algo habrá de decir y cuidar al respecto.

Madrid, agujero negro de recursos ambientales, energéticos, sociales, humanos, culturales y económicos de todas las regiones, provincias, comunidades autónomas, nacionalidades y naciones de España. También agujero negro de esos recursos de su mismo sur. Esos barrios del sur, donde vive la dignidad de clase trabajadora que durante el confinamiento sostuvo el hilo de la vida en la gran urbe, acusados por los pajes de la corte de propalar la covid-19 por llevar mala vida, en lugar de ser protegidos para curar su vida mala. Indignante.

Madrid, criadero de desigualdad y racismo abonado por sus derechas ultras todas. Las que alentaron y gustaron de las manifestaciones con autos deportivos, palos de golf y señoronas con criada en el barrio de Salamanca, después de acusar a las mujeres con su feminismo de ser culpables de la pandemia.

Madrid paraíso fiscal de ricos y rentas muy altas con nombres y apellidos importantes. Madrid, que con un octavo de población española produce un tercio del daño humano por la pandemia en España.

Madrid, concentración de cloacas y estulticia de poderes e instituciones. Madrid, capital de España, concentración de ignorancia y maldad moral en sus derechas dirigentes, buena parte imputadas. Madrid, donde otras mascarillas habitan en los juzgados de la Gürtel, la Púnica o la Kitchen (pueden aumentar la lista) para bloquear el olor de la podredumbre.

Madrid, qué bien nos vendría, qué bien les vendría a las y los madrileños de buena fe que Madrid dejase de ser capital de España al menos por un tiempo. Qué bien nos vendría una moción de censura que sacase a Ayuso de la presidencia. Qué bien nos vendría que cuando las y los madrileños voten otra vez se hagan un favor a sí mismos y le hagan un favor a España.