domingo, 21 de noviembre de 2021

A Andalucía que le den


Si para la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, la libertad era tomar cañas ocultando las muertes en las residencias, para el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, la libertad es poder convocar elecciones en Andalucía cuando le convenga a él y no a Pablo Casado, algo es algo. A Andalucía que le den.

El tema central del congreso andaluz del PP no ha sido el estado crítico de nuestra desigualdad estructural fruto del escaso peso industrial y tecnológico. No ha sido la precariedad laboral de hostelería y hotelería.No ha sido el paro, la pobreza laboral y infantil. No ha sido la mayor desigualdad salarial entre hombres y mujeres que en otros lugares.

No. No ha sido el malvivir de las personas que trabajan en los servicios de atención a la dependencia, no ha sido el estado crítico de la atención primaria y hospitalaria, ni los despidos masivos de personal sanitario gracias a la bajada masiva de impuestos a las grandes rentas. No ha sido el máximo deterioro de la educación pública, sus aulas saturadas, su liquidación de unidades y cierre de centros educativos en zonas rurales. No ha sido el abandono de la atención al alumnado con NEE y la precariedad y falta de contratación del personal que lo cuida, ni, por supuesto, sus bajos salarios.

No, en el congreso andaluz del PP tampoco ha interesado el campo andaluz, la degradación ambiental y las situaciones críticas fruto del cambio climático y un modelo intensivo atrapado por la plusvalía crediticia bancaria, cuyo valor añadido se basa en la explotación laboral. No ha sido la degradación urbana, la gentrificación, la carestía de la vivienda, o los problemas endémicos del sector turístico.

No ha sido la desarticulación de Andalucía en materia ferroviaria. No ha sido el gran problema de la contaminación en las áreas metropolitanas. No ha sido la ausencia de movilidad sostenible, la necesidad de la transición energéticahacia las renovables, la apuesta por el potencial de la agroecología, la ecoindustria o la industria rural. No han sido las causas de la huelga del metal en Cádiz; eso ni mencionarlo.

No ha sido el abandono generalizado de todos los servicios públicos, la financiación municipal o la escasez de una necesaria oferta potente de trabajo público. No ha sido el olvido del patrimonio cultural, no ha sido la desidia ante el mundo y las gentes del flamenco, del cine, del teatro o del arte en general.

No, no se ha hablado de empresariado andaluz, de autónomos, de potencial productivo y creativo, de raíces productivas atrapadas por la banca con domicilios fiscales lejanos. No se ha hablado de la necesaria imbricación de la universidad andaluza en la economía productiva y del conocimiento. Bueno, es que lo de la universidad es ajeno a un partido cuyo jefe obtuvo 12 asignaturas en cuatro meses.

No, de nada de eso se ha hablado en el congreso del PP andaluz. El elefante en la sala ha sido la convocatoria de elecciones en Andalucía. Unelefante que ha barritado el tema central del evento Popular, celebrado este pasado finde en el Palacio de Congresos de Granada, camuflado en el debate sobre la libertad del presidente andaluz. El viernes, Doña Isabel Díaz Ayuso, presidenta madrileña y reina colonial de Andalucía, le pidió a Moreno Bonilla que fuese libre: “Juanma, te recomiendo que vueles libre. Aquí solo se desgasta quien actúa como una marioneta”. El sábado el presidente andaluz dijo que él siempre se había sentido libre, y Don Teodoro García Egea, al que solo le falta la canana, que “no tenemos que venir de fuera a decirle a Moreno lo que hacer”. La guinda la puso Pablo Casado el domingo: “Juanma y yo nunca hemos hablado de la fecha de las elecciones andaluzas”. Ya se sabe, excusatio non petita, accusatio manifesta.

Así que el congreso del PP andaluz ha sido un debate sobre la libertad de Juan Manuel Moreno Bonilla, en función de los intereses personales de cada quien, y no sobre los problemas y el futuro de Andalucía. Porque los problemas de las y los andaluces les importan un pimiento. El lema del congreso bien podía haber sido “A Andalucía que le den”, al menos sería cierto, y no esa cosa de “Andalucía, el cambio funciona”, porque funcionar, es evidente, no funciona.