Los pocos y los mejores. Localización y crítica del fetichismo político, es el último ensayo de José Luis Moreno Pestaña, profesor de filosofía moral en la Universidad de Granada. Su escritura ágil permite la comprensión fácil del sentido del texto incluso a quienes carecemos de suficiente erudición filosófica. Un libro erudito para no eruditos en defensa de la democracia debería llegar a ser un libro popular. Esa es la verdadera intención de este artículo, poner un granito de arena para popularizar un texto que da mucho qué pensar.
Los pocos y los mejores se asienta en una milenaria historia de pensamiento sobre el poder y la democracia que arranca desde la Grecia clásica. Lo cual no impide, más al contrario es condición de posibilidad, comprender el sentido de los acontecimientos políticos del último decenio, sobre todo las acciones en el lado de los buenos. Ese lugar de quienes no quieren que nadie quede desvalido, el medio ambiente destrozado o las mujeres inhabilitadas para ejercer derechos y poder en pie de igualdad.
En los primeros compases de lectura de Los pocos y los mejores, comprendí el sentido del principio antioligárquico. El autor nos previene de aquello que los domingueros de los setenta y setenta del siglo pasado colgaban en la ventanilla trasera del coche: “To er mundo es güeno”. El principio antioligárquico es un principio de precaución dedicado al poder político, todo el mundo es bueno pero cuidado, si accede a algún tipo de poder democrático es preciso normatividad para que siga siéndolo.
Un refrán conocido condensa esa idea: “Si quieres saber cómo es Juanillo, dale un carguillo”. A partir de esa demostrada premisa, el poder subyuga incluso a quienes lo poseen, el poder corrompe, puede deducirse el malestar con la política reflejado en las mayorías estadísticas que así lo reflejan. No hay democracia sin garantías democráticas. Los pocos son pocos (o pocas si nos fijamos en el acto Otras Políticas, celebrado en el Teatro Olympia de Valencia), pero los y las mejores son muchas, cuantas más mejor. Cuantos más seres humanos pensemos y actuemos políticamente (la inteligencia de las multitudes) más difícil lo tendrán los pocos para subvertir la democracia. En este sentido el libro no solo es un llamamiento a la política, es también un elogio de la persistencia de quienes sintiéndose concernidos por la realidad social actúan para mejorarla.
La insistente lectura en el texto de la palabra fetichismo respecto de la política, amparada y soportada por la idea de fetichismo de la mercancía de Marx, me llevó a consultar la etimología de fetiche. Google me devolvió la idea de fetiche como algo que hechiza. Fetiche del portugués “feitiço”, que significa “hechizo”. Ese rayo de luz etimológico me hechizó de tal modo que de repente se me reveló el porqué de la importancia del símbolo en política, y en la vida; sea el símbolo bandera, líder, himno o lema está en su naturaleza la capacidad de hechizar. Para lo bueno y para lo malo, la política es hechizo, y los hechizos como en los cuentos, pueden ser buenos o malos.
El libro de Moreno Pestaña anima a hacer política a quien no siente la necesidad de la política, en este sentido el autor se manifiesta como un promotor de la democracia. La antipolítica es lo contrario de la democracia. Por eso los poderes económicos, los poderes ideológicos y los poderes oligárquicos se empeñan en que no nos apasione. Al tiempo, aporta ideas para construir la práctica, a modo de principio de precaución, de la prevención para que los hechizados acabemos verdaderamente ciegos. Esa ceguera que hace que un trabajador, una joven, un inmigrante o una mujer actúe (y vote) en contra de sus intereses.
Los pocos y los mejores ha sido Premio Internacional de Pensamiento 2030 del Institutu Asturies, puede encontrase en Akal pensamiento crítico.