He visto la entrevista que Paula Chouza hace a Ione Belarra, la publicó incompleta El País el domingo. La podéis ver completa aquí. Una de las características más explícitas de los liderazgos de Podemos es la excesiva generosidad. No deja de sorprender que quienes han avanzado cercados por la persecución mediática, judicial y las estructuras antidemocráticas del estado -léase cloacas-, tengan una cabeza tan amuebladamente generosa respecto de sus adláteres en la izquierda. Las entrevistas a la gente de Podemos buscan generar marcos de culpabilidad. Ruido, presión, exigencia, ataque, deslealtad con el socio de gobierno, soberbia, incapacidad, ignorancia, infantilismo, inexperiencia, son campos semánticos que el periodismo del régimen impone, para impregnar relatos y titulares sobre Podemos.
En la entrevista ocupa tiempo
el asunto de la unidad entre Sumar y Podemos. Se busca el tomate para
acusar a Podemos de no querer la unidad. Los medios de la progresía y la
izquierda llevan mucho tiempo mitificando la unidad.
Se puso una
barrera a la izquierda para limitar la consecución de escaños en
provincias de tendencia conservadora con poco electorado. a acción de
gobierno de Unidas Podemos tenía consolidado el espacio unitario del
podemismo, la unidad existía cuando Pablo Iglesias abandonó la primera
linea política. Se trataba de mantenerla, ampliarla ocupando mayores
espacios ideológicos en el feminismo, el ecologismo y la justicia
social, y trabarlos con un proyecto republicano de graduación
territorial confederal. Se trataba de trazar líneas que contribuyesen al
acercamiento de Más Madrid y Compromís, únicos partidos con suficiente
relevancia electoral en sus territorios de implantación. Su estos
quisiesen, claro, porque lo demostrado es que no quieren la unidad con
Podemos ni de lejos.
Es Yolanda Díaz la que debe decidir si quiere la unidad o no. De momento ha corregido su posición de no querer hacer campaña en autonómicas y municipales por las candidaturas de Unidas Podemos, contra lo que había manifestado antes de que las encuestas revelasen que Podemos no solo no se debilita, sino que se consolida territorialmente con sus alianzas y se muestra imprescindible para conformar gobiernos de progreso frente a la derecha reaccionaria española.
No se trata de tener una mirada exclusiva electoral, ni de intentar gripar, con la colaboración activa del PSOE, el motor de empuje de Podemos. Los programas podrán ser muy parecidos, hasta con el PSOE pueden ser en muchos puntos iguales, el papel lo aguanta todo. Lo que diferencia a una izquierda transformadora de una izquierda dócil o, peor, farsante, es la valentía de sus liderazgos para defender y cumplir en los gobiernos las posiciones que blanco sobre negro dicen defender.