El discurso de Nochebuena del Rey certificó dos cosas. Es un rey que toma partido por las ultraderechas españolistas y su discurso es la continuación del que hizo el 3 de octubre de 2017 cuando legitimó el “a por ellos” contra el independentismo catalán. Felipe VI se aferra a la constitución monárquica como principal representante político de una España que solo puede existir utilizando la fuerza. La fuerza represiva, la fuerza centralista del BOE y la fuerza puñetera de la corte togada.
Felipe VI al pronunciar doce veces la palabra Constitución marcó al gobierno de Sánchez los límites de lo posible. Un rey metido a político, que no se presenta a las elecciones, que desconoce la España real situada fuera de los límites de la M30. Felipe VI hizo el discurso que le hubiesen redactado Feijóo o Abascal de ser estos presidente y vicepresidente del gobierno. Todos los medios de derechas y de ultraderecha, incluido PRISA, auténtico pilar mediático del sistema centralista del 78, han elogiado el discurso del Rey. El Partido Popular y Vox se alineaban perfectamente con las palabras reales. Dime quien te elogia y te diré quien eres.
Con retraso, porque es imposible ocultar lo evidente, el PSOE lanzó a Cristina Narbona, que hace tiempo se mueve en la tercera posición de visibilidad política, para elogiar un discurso que marcaba a las claras los límites permisibles de la acción de Pedro Sánchez. El PSOE lo sabe, al rey solo le interesa el vínculo entre la España una, la monarquía hereditaria y la bolsa del dinero de los ricos, da igual españoles que extranjeros. Narbona camufló al rey de ultraderecha diciendo que estápreocupado por las cuestiones sociales y por la igualdad de las mujeres, cuando las alusiones a la desigualdad social o de género, que preocupan a buena parte de la ciudadanía, fueron nulas o banales. Además de ignorar la crisis ecológica planetaria, el Rey silenció los temas centrales de la geopolítica que condicionan todos los gobiernos, cero empatía con el pueblo palestino y cero pacifismo en relación a la guerra de Ucrania. Un rey que toma partido no es un rey para una democracia parlamentaria. El PSOE lo sabe.
La torpeza del Rey, como la torpeza del bloque monárquico reaccionario, es limitar el campo de maniobra de Pedro Sánchez, del PSOE. Se ha visto estos días también en los ataques recibidos por la ministra más querida por Vox, Margarita Robles, desde el flanco mediático reaccionario, cuando ha defendido no participar junto con la VI flota en la operación “Guardián de la Prosperidad” en el mar Rojo, si no existe un mandato específico de la Unión Europea. El sostén político del régimen monárquico, bipartidista y centralista del 78 es el PSOE. Todo lo que ha hecho Pedro Sánchez, desde que se dispuso a recorrer España para batir en primarias a Susana Díaz, es para recuperar el bipartidismo imperfecto con PNV y Junts. Sumarse a la expulsión del PSOE del consenso de régimen del 78, como hace Felipe VI desde Zarzuela, es como participar en las manifestaciones fachas ante Ferraz, juega en su contra. La Constitución para el Rey es un clavo ardiendo.