El gobierno de España debería saber que en el sur, Andalucía, se está gestando una situación de expolio vital masivo. Más de 400.000 mil familias tienen a la totalidad de sus miembros en paro. El desempleo, si todo sigue en la misma dirección, alcanzará, y podría sobrepasar, en diciembre de este año la cifra del 40%, el paro juvenil superará el 65%. Los desahucios bancarios cabalgan desbocados, los comedores sociales están en overbooking, la inmigración en riesgo sanitario, la atención a la dependencia ultrarecortada, las tarifas universitarias por las nubes, los negocios y pymes cerrando, las y los autónomos de camino obligado a la economía de subsistencia. Miles y miles de personas temen por su precario y esclavo, empleo.
Aún así los usurpadores políticos Ángela Merkel junto con Mario Draghi piden más. Alguien tiene que elevar la voz, y mejor que sea una izquierda política y social organizada a nivel europeo y radicalmente democrática.
Para la gente, para el pueblo, lo peor no es la carestía, la carencia o la fatalidad momentánea, lo peor, lo peor de todo, es la falta de expectativa vital, la extirpación de una salida de futuro digna. No se puede vivir sin futuro.
En Andalucía la cosa está que arde. El objetivo de la acción del SAT comandada por Sánchez Gordillo es tan simple que debería preocupar mucho a la izquierda, sobre todo a la izquierda que gobierna en Andalucía. El diputado Gordillo ocupa un espacio de representación sociopolítico vacío, y lo ocupa montando una movida populista de gran efecto mediático.
La extracción de comida de los supermercados tiene una eficacia simbólica muy poderosa, sitúa el centro de la acción en el hambre -recordemos: arriba parias de la tierra en pie famélica legión- y el dedo acusador sobre los gobiernos y el sistema judicial. El terreno para la comprensión popular de la necesidad de acciones que rompen la línea de la legalidad está servido. Han sido muchos años, intensificado en los últimos meses, de ver como los ricos (porque los ricos existen), se han apropiado de todo, sobre todo se han apropiado del poder ejecutivo y del poder judicial. A un tiempo han desprestigiado la Política y los centros de deliberación institucionales, esto es, los parlamentos, también el sindicalismo de clase está dañado. La culpa se encuentra a ambos lados del espectro político.
El problema de la acción del SAT no es jugar al límite o traspasar ligeramente la legalidad, otras organizaciones civiles lo hacen (ahí están por ejemplo las acciones de greenpeace). El problema es la ausencia de programa político serio, el problema es alimentar aún más la ley del más fuerte, el problema es la sustitución del conflicto políticosocial en el marco democrático y pacífico por la provocación. La prueba está en que este gobierno centralista derechón, en cuyo ADN está el nacionalcatolicismo hispano, ha reaccionado llamando a la ley y el orden.
El verano pasará y las movilizaciones se intensificarán, la acción del SAT coleará un tiempo. De la izquierda que gobierna Andalucía y la que está en la calle depende que ese espacio sociopolítico simbólico se ocupe con un proyecto sólido para cambiar la miseria de la caridad por la justicia de la solidaridad (generacional e intergeneracional, medioambiental y territorial, local y global).
Ya hemos dicho en otras editoriales que el gobierno andaluz debe apurar toda su capacidad legislativa y fiscal para tomar la iniciativa política. Modelo energético, agroecología, protección de los espacios agrarios, movilidad sostenible, cultura andaluza, biotecnología y tecnologías médicas, reforma equilibrada de la administración pública, fiscalidad ecológica, universidades, comercio de proximidad, prestigio de las educación pública y laica, eso como poco.
Y confrontación, sí confrontación, confrontación con el gobierno central, y alianza con las izquierdas del sur de Europa y de todo el mediterráneo para subvertir la centralidad de los poderes financieros en las decisiones de la Unión Europea.
Paralelo 36 Andalucía se apuntará al otoño caliente con el fin de alumbrar una auténtica primavera política andaluza, sabemos que Andalucía puede.
Editorial PARALELO 36 ANDALUCÍA 10/08/2012