Salvo excepciones contadas, con las que se comparte el dolor de la lejanía forzada, la mayoría maltrabaja en Londres, en Alemania, en Holanda, en Dinamarca,.., y a lo poquito que ganan, sus familias de aquí les ponen lo que pueden para que puedan seguir viviendo, y al menos hacer algo. Al menos tener un proyecto vital propio.
Se van fuera para que la mierda de los minijobs alemanes los explote a cargo nuestra.
La antigua emigración española tenía, en el dolor del desarraigo, el orgullo de enviar algo a los familiares que quedaban aquí. Ahora es al revés.
"Tanto dolor se agrupa en mi costado que por doler me duele hasta el aliento."
Es imprescindible parar la infamia.
No habrá referéndum, pero habrá elecciones.
@marioortega