Ante estos datos la patronal hostelera granadina, inercial como una piedra de plomo y falta de ideas innovadoras para convertir Granada en algo más que cuatro eventos y una Semana Santa. Salvando un buen puñado de honrosas excepciones, quiere convertir a nuestras camareros y camareras en esclavos a tiempo completo, tal vez esperen que pronto trabajen por la propina.
Esta patronal hostelera, que no nos merecemos, que quiere aplicar la cruenta reforma laboral de Rajoy, exige mucho y da poco, no reconoce a nuestras camareras y camareros como un pilar esencial de nuestra economía, quiere reducir salarios un 20%, aplicar el miserable salario mínimo, quitar derechos en días festivos, romper la negociación colectiva y chantajear una a una o uno a uno a quienes con habitual alegría nos pone cañas y tapas, cafés y tostadas, raciones y sonrisas. En lugar de apostar por la calidad, el buen servicio, la buena formación y la atención cuidada, pretende exprimir más la piel del trabajo.
Por eso, y porque son tiempos que necesitan solidaridad, por eso, y porque el sector empresarial debería estar pensando en incrementar el empleo colocando más gente y contribuyendo al bienestar social sin recortar derechos, por esa huelga convocada para el 29 de agosto y los días 4, 10 y 11 de septiembre es muy justa.
Es tiempo de solidaridad, en los bares también. Codo a codo.
Opinión en La Voz de Granada Radio, 9 de julio 2014