miércoles, 18 de noviembre de 2015

París - Sierra Nevada


Los cuatro copos de nieve que cayeron en la sierra en octubre se han derretido. En este noviembre nos desayunamos invernizos, nos almorzamos primaverales, en las recachas cafeteamos veraniegos y terminamos el día con cena otoñal.

Es el cambio climático, una fatalidad no imprevista. Es el calentamiento global advertido por la comunidad científica desde hace unos decenios, un hecho probado por multitud de efectos. En nuestra mismísima Sierra Nevada el Observatorio de Cambio Global ha detectado hasta 84 evidencias.


Ahora CETURSA dice mirando al cielo y al termómetro que la temporada de esquí se retrasa fijo.

¿Se acuerdan del protocolo de Kioto? Proponía reducir un 5% las emisiones de Gases de Efecto Invernadero hasta el año 2012 tomando como base las de 1990. Se incumplió a escala global y las emisiones ahora son un 61% superiores.

Hasta ahora los Estados y sus Mandatarios están demostrando mucho golpe de pecho y poco cerebro político. Claro que los intereses de los propietarios del modelo de los combustibles fósiles son capaces de imponer todo, también de imponer guerras y conflictos en las zonas petroleras que son causa de efectos tan odiados como el terrorismo.

En el París atacado se celebrará a partir del 30 de noviembre la 21 Cumbre del Clima. Una de las mejores maneras de iniciar el camino hacia un mundo sin terror y sin desigualdad es desconectar el planeta de la manguera de los combustibles fósiles y conectarnos al sol.

El 30 de noviembre en París, nos jugamos tanto la paz como la nieve de Sierra Nevada emprendiendo el camino hacia un mundo mejor.

¡Qué París nos iluminen como en el siglo de las luces!