Con el prudente empujón inicial de tres mujeres, Ada Colau, Mónica Oltra y, de otro modo (el de la lealtad política), Teresa Rodríguez, el líder indiscutible de Podemos, Pablo Iglesias, mientras sucedían los avatares post 20D, que darían para una serie televisiva, reflexionó, como lo hacía casi todo el mundo, sobre la conveniencia de cambiar la estrategia de alianzas electorales para el cambio e intentar sumar a Izquierda Unidad de manera preelectoral. Ya era un hecho, fuésemos o no a lecciones el 26J, la contribución esencial de Alberto Garzón a una alianza de cambio por la izquierda.
En ese periodo ínter electoral, Alberto Garzón, aupado a voz estatal de la mal llamada coalición de izquierdas, se consolidaba (aguantando los habituales codazos internos, ya de acá ya de allá, de grupos que, como siempre, intentaban tomar posiciones orgánicas) como líder indiscutible de la “identidad” de izquierdas estatal. Los casi un millón de votos (923.105, 3,67% en España), con independencia del número de parlamentarios, habían demostrado, una vez más, el suelo de la izquierda que no responde al voto útil al que el PSOE ha llamado siempre a las claras y que para el 20D se propuso recoger Podemos sin conseguirlo.
De ese casi millón de votos a IU-Unidad Popular-En Común, 256.080 fueron en nuestra tierra, Andalucía, un 5,77% aquí supone un 27,74% de todo el voto de IU en cómputo estatal. De total de votos de Podemos y sus confluencias gallegas, catalanas y valencianas, 5.189.333 (20,66% estatal), 749.081 fueron en Andalucía, un 16,86% aquí que suponía un 14,43% del total.
De otro lado, Podemos y confluencias se quedaba a 341.360 votos del PSOE en cómputo estatal, y en Andalucía esta diferencia era de 651.318 votos a favor del PSOE. Mientras la suma algebraica de Podemos + Conf. + IU superó al PSOE en 581.745 votos en España, en Andalucía aún faltaban para alcanzar al partido hegemónico de la izquierda aquí 395.238 votos.
Mientras IU obtiene en Andalucía más de un cuarto de voto en España, Podemos sólo obtiene aquí una séptima parte de su voto estatal. La simple suma aritmética del voto de Podemos e IU en Andalucía supondría un incremento del 2% (16,44%) de nuestra aportación al cambio a nivel estatal, dado que estos votos suponen un diputado o diputada más por Jaén, Granada, Málaga y Sevilla, el primero restado al PSOE, los dos segundos al PP y el tercero C`s. La simple operación aritmética llevaría de Andalucía a Madrid un total de 14 representantes, cuatro más de los 10 que entraron el 20D.
Lo que define esta panorámica numérica es que en Andalucía la transversalidad identitaria para “construir pueblo” es menos efectiva que en otros territorios y que la identidad “izquierda” funciona de modo más efectivo que en otros lugares. Esto no es debido, como ya hemos razonado en otros lugares, ni a un particular envejecimiento de la población andaluza, ni a un particular voto rural más conservador ante el o los cambios. Tiene más que ver con nuestra historia antigua y reciente (la del régimen del 78), con la forma en que tuvimos acceso a la plena autonomía (Andalucía como la que más) y con el partido político que capitalizó electoralmente ese triunfo del pueblo y ocupó desde entonces el espacio simbólico del progreso andaluz.
Pero esto sólo es pensar de modo aritmético con sumas y restas. Hay más. Tenemos poderosas razones para pensar que la aportación andaluza al cambio crecerá como ninguna el 26J en una horquilla que en su extremo superior podría alcanzar 18 diputadas y diputados andaluces. No es descabellado pensar en sumar el tercero por Cádiz, el segundo por Córdoba y, más difícil, el cuarto por Sevilla y Málaga. Si en la actualidad somos la comunidad autónoma que, superada por Cataluña, aporta más fuerza de cambio, después del 26J Andalucía podría ser la que más.
Veamos dos hechos para aventurar esta hipótesis:
- En Andalucía, y así lo indican las encuestas sociológicas del IESA (Instituto de Estudios Sociales Avanzados del CSIC radicado en Córdoba) y el CAPDEA (Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía radicado en Granada), el sentimiento de pertenencia al ámbito de la izquierda sociológica es muy superior al sentimiento de pertenencia al centro derecha y la derecha. Esta es una de las causas de la hegemonía tradicional del PSOE, partido que sigue representando aquí mayoritariamente a la izquierda sociológica.
- El análisis de voto por municipios indica que el 21,05% del electorado andaluz vive en municipios de menos de 10.000 habitantes y el 78,05% vive en “ciudades” de más de 10.000 habitantes. Cuando hablamos de ciudades lo hacemos considerando que, dejando a un lado la evidencia de las diez grandes ciudades andaluzas con sus respectivas conurbaciones, el mundo agrario andaluz en esos municipios, digamos, de mediano tamaño, presenta hoy día una superposición de identidad rural e identidad urbana. Las redes de comunicación, físicas y virtuales, las redes de acceso local a los servicios educativos, sanitarios, servicios sociales comunitarios, etc. generan conciencia de ciudadanía urbana en estos municipios que no son grandes ciudades ni capitales de provincia, más aún en aquellos que se encuentran en las grandes áreas metropolitanas andaluza. Comprender esto es esencial para comprender Andalucía. No es Andalucía un territorio ruralizado y conservador en sus costumbres, más al contrario. Ni la moral es estricta ni la religiosidad ascética hegemónica, si no todo lo contrario.
Los datos demoscópicos de diversas encuestas están indicando que la alianza PODEMOS + EQUO + Confluencias con IU en UNIDOS PODEMOS es un atractor de voto de mediana edad que particularmente se trasvasa desde el PSOE hacia esta opción.
El túnel cuántico, un mecanismo que facilita cambio de estado (de voto) disminuyendo los requerimientos energéticos, que ya funcionó con candidaturas plurales (Barcelona, Madrid y otras) aventura que seguirá funcionando ahora ya sobre forma obligadamente explícita. Se trataba de crear un proyecto de identidad difusa (eso de los Ganemos y cosas así) pero con formas y procedimientos que ya habían demostrado el éxito (programa participado, primarias y códigos éticos). De este modo las viejas camisetas de voto podían sustituirse por nuevas con el menor coste identitario posible. El terreno de lo municipal era el más apropiado para iniciar este proceso de “cambio de estado”. Sólo fue posible, demostrando su indudable éxito, en unas cuantas ciudades y pueblos. Ahora el túnel cuántico ha aflorado y con la alianza con IU es un puente que traza un camino de cambio para el voto “de izquierdas” más resistente, haya ido este a IU o al PSOE.
Abundando en esta hipótesis, este gráfico no especula con las consecuencias electorales de la alianza PODEMOS-IU, está hecho con datos del CIS. Correlaciona el voto entre afinidades por partidos. Estableciendo de este modo el potencial de la suma Ps + IU y el potencial de transferencia de voto desde el PSOE hacia sendas opciones por separado.
La gran afinidad entre electorado de Ps y de IU era previsible, ahora bien la menor afinidad entre el electorado de PSOE y Ps (aún siendo positiva) se ve compensada por la mayor afinidad entre el electorado de PSOE a IU. Esto puede ser otro indicador de que la alianza con IU es un facilitador de transferencia de voto de izquierdas que iba al PSOE y que podrá ir a la alianza Ps-IU. Para el viejo voto de camiseta, que le cuesta cambiar, y que se sitúa abundantemente por encima de los 55 años, el coste del cambio hacia la alianza con IU pudiera ser menor. Al fin y al cabo IU es un “viejo conocido” y tiene sus propios y admirables referentes simbólicos, como Julio Anguita.
En conclusión, la idea fuerza potente del cambio era “arriba (la casta)-abajo (la mayoría)”, sí, quedó demostrado, pero la alianza intergeneracional, en un país donde el voto rocoso se encuentra por encima de los 55 años requiere no despreciar la idea “derecha-izquierda”.
Esta afirmación cobra en Andalucía especial importancia a la vista de los números y hechos que he recogido al principio de este texto, y a la vista de que su población tiene una fuerte identidad política progresista de izquierdas que, junto con nuestra igualmente fuerte identidad cultural andaluza, hace vislumbrar que la presentación por parte de Unidos Podemos de un proyecto de clara imagen andaluza, en virtud de nuestras apremiantes necesidades de empleo, cambio de modelo productivo, territorialización de la economía, financiación pública y lucha contra la exclusión y la desigualdad, Andalucía sea la que más aporte de diputadas y diputados del cambio lleve a Madrid.
Andalucía, la que más.
@MarioOrtega