lunes, 15 de octubre de 2018

Susana Díaz frente al espejo


Si pones tu mano derecha ante el espejo no ves tu mano derecha, ves tu mano izquierda. Se llama quiralidad. Tus manos son iguales pero no son iguales, la una es la imagen de la otra en el espejo. En la química del carbono, que es la química de la vida, este es un asunto relevante. Hay moléculas orgánicas que son quirales, parecen iguales pero son como imágenes especulares no superponibles, como las manos. Se distinguen porque, cuando pasa la luz polarizada a través de sus compuestos, unas giran las ondas de luz a la derecha (dextrógiras) y las otras las giran a la izquierda (levógiras). Su función vital depende de su quiralidad.
El acuerdo presupuestario del gobierno Sánchez con Unidos Podemos, que previsiblemente se amplíe hasta obtener mayoría parlamentaria, pone a la presidenta de la Junta de Andalucía ente el espejo. Lo que se ve en la imagen del espejo es lo que ella pudo ser cuando decía ser de izquierdas y muy de izquierdas y no lo fue. Susana Díaz representa al PSOE que gira a la derecha ante la luz del 15M y en el espejo ve su imagen quiral, un PSOE que gira a la izquierda ante el empuje de Podemos y del 8M.
El acuerdo de presupuestos para 2019 ha desvelado con claridad, para quien todavía lo dudase, que el Gobierno andaluz es dextrógiro; nos conduce, como así ha sido en esta legislatura en su alianza con Ciudadanos, hacia la derecha. Además, el acuerdo firmado entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ha desactivado el relato de la presidenta andaluza de que con Podemos no se podía negociar nada porque eran propuestas radicales irrealizables o buscaban sillones, como si ella llevara desde que tiene 18 años buscando espárragos. Unidos Podemos ha demostrado mucha voluntad de acuerdo dejando a un lado los temas que más comprometían al viejo PSOE y no ha habido ni un sólo sillón de por medio, sólo medidas que afectan al bienestar de millones de familias.
Durante tres años, Podemos Andalucía ha ofrecido negociar los presupuestos andaluces, incluidos los presupuestos de 2019. Tres años el PSOE del poder en Andalucía ha bloqueado esa posibilidad. Los mismos tres años que la presidenta Díaz ha intentado, y temporalmente conseguido, liquidar políticamente a Sánchez. Los mismos tres años que facilitó la continuidad de Rajoy y el PP en el Gobierno de España. Los mismos tres años que ha alimentado al partido que venido de Cataluña quiere pescar en Andalucía, diciendo que viene a enseñarnos a pescar, al grito de “a por ellos”, siendo el pueblo andaluz un pueblo de paz y diálogo y no de confrontación ni de guerra de banderas. Tres años desperdiciados para mejorar la vida y los servicios públicos por obra y gracia del susanismo dextrógiro.
Tras estos tres años, en menos de una semana, la presidenta Díaz ha convocado elecciones anticipadas y el presidente Sánchez ha pactado con Unidos Podemos. Las elecciones andaluzas serán anticipadas no por la inestabilidad a la que alude, sino porque el PSOE andaluz no tiene más remedio que evitar que el debate electoral esté cruzado por la sentencia de los ERES. Esta vez Susana Díaz no ha elegido el mejor momento, sino el momento menos malo. La decisión del adelanto electoral ha debido de ser muy difícil para los intereses del partido que lleva 37 años gobernando Andalucía.
No tenía opción buena. Si dejaba ir la legislatura hasta el final vendrían unas elecciones enredadas en la sentencia de los ERES, una sentencia que no se aventura buena, sumado a un gobierno de España con un proyecto pactado con Unidos Podemos y los nacionalismos vasco y catalán para llegar hasta 2020. Si adelantaba, malo, se le venía encima, como así ha sido, el acuerdo de presupuestos para 2019 de su exenemigo Sánchez con Unidos Podemos, desactivando el discurso de que Podemos es el demonio personificado.
Las eleciones andaluzas pueden demostrar que los números dan para un gobierno levógiro, que vaya por la izquierda. Ese 30% de afiliación del PSOE andaluz que votó en las primarias a Sánchez tiene una traducción mucho más alta entre el electorado andaluz. Si mira ahí, Adelante Andalucía verá un espacio de crecimiento electoral muy importante, tan importante como para disputarle la hegemonía de la representación de Andalucía a un PSOE andaluz que necesita una profunda renovación de cabo a rabo.
Ese electorado quiere certezas, futuro y seguridad de que lo nuevo será, como mínimo, mejor que lo viejo. Las gentes de luz a las que nuestro himno invoca no podemos permitir que el susanismo dextrógiro siga girando la luz de Andalucía hacia la derecha.
PUBLICADO EN LA VOZ DEL SUR