"Hasta que el pueblo las canta
las coplas, coplas no son;
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor."
Manuel Machado
Se viene pidiendo el Nobel de literatura a título póstumo para Federico García Lorca. Es indudable que el prestigio del premio crecería con Federico en su palmarés.
En el mismo tiempo histórico en que nos atacan los bárbaros, si es que alguna vez dejaron de hacerlo, ya tomen el nombre de Tejerina, Verstrynge, Arzalluz, Lleida, Cospedal o Aguirre, me pregunto: si no es un disparate pedir el Nobel para un muerto, ¿por qué ha de serlo pedir el Nobel para un pueblo?
Andalucía es un pueblo vivo autor intelectual de un compendio gigantesco de poesía popular de tanta calidad como el tamaño del universo. Son las letras del flamenco. Andalucía, el pueblo andaluz, ha sido la gran, a lo mejor hasta la única, creadora colectiva literaria de la modernidad. Es prueba de que la inteligencia colectiva existe. Que me desmientan o maticen las y los sabios.
Si los griegos nos dieron el arte de la filosofía, el arte de las preguntas, el espacio para pensar las ciencias, las letras y las técnicas, las y los andaluces hemos entregado el alma a la humanidad a través del conjunto ciclópeo de letras flamencas a las que ningún tema les es ajeno.
Por ello, el pueblo andaluz, ese mestizaje genético y genealógico de culturas históricas, merece el Nobel de literatura por las letras flamenco. Ni que decir tiene que ha recogerlo deberíamos enviar una representación prominente del pueblo gitano andaluz.