La lucha contra el cambio climático tiene dos frentes, el paliativo y el curativo. De un lado los cuidados, la restauración y la conservación, de otro la reconversión ecológica del modelo productivo.
El frente paliativo pasa conservar y proteger el agua, el aire, el suelo y la biodiversidad. Conservar y proteger el mundo físico y toda la comunidad biótica. La gran pandemia invisible se desarrolla en los ecosistemas naturales, en los agroecosistemas culturales y en las ciudades desnaturalizadas y deshumanizadas. La madre de todas las pandemias destruye las condiciones de posibilidad de la vida humana. Si el planeta es simbiótico como nos explicó Lynn Margulis, no podemos alterar a las bravas las relaciones de cooperación entre los seres vivos que lo componen como se viene haciendo desde hace al menos dos centurias. Las políticas públicas han de reforzar la simbiosis entre la especie humana y la naturaleza.
El frente curativo tiene dos prioridades, cerrar los ciclos de la materia, como hace la naturaleza en los ecosistemas, y resolver la cuestión de la energía conectando el sistema productivo al sol, como la vida desde hace cuatro mil millones de años. La economía circular alimentada por la energía solar es un inventó de la naturaleza con miles de millones de años de eficacia probada. Imitar la naturaleza es lo que la ecología llama biomimesis.
Avanzar hacia un sistema energético renovable produciría un efecto sinérgico beneficioso en los ámbitos económico, social y ambiental. Las energías renovables son, en el contexto actual de crisis estructural y sanitaria, nuestra tabla de salvación. Sus tecnologías tienen total fiabilidad para abastecernos con seguridad y garantías. Sol y viento están distribuidos por toda la geografía y tienen un enorme potencial de generación intensiva de empleo.
La economía ecológica es el único modelo alternativo disponible para afrontar las crisis que inundan la humanidad y la vida en el planeta Tierra. Repensar la fabricación y diseño de los productos de consumo, cerrar los ciclos de producción, imitar los procesos y diseños naturales, aumentar la eficiencia en el uso de recursos, reconvertir el modelo agrícola intensivo hacia la agricultura ecológica, cambiar el modelo fiscal para introducir el balance entre las afecciones medioambientales y sociales de los procesos productivos con los beneficios sobre la comunidad política de la producción ecológica y los servicios ambientales, y utilizar para todo ello la energía solar, son necesidades acuciantes.
La ecología contiene a la economía. La ONU acaba de certificar que las causas del cambio climático son las mismas que las de las pandemias. Tres conceptos procedentes del campo de la biología se correlacionan muy bien con lo que las políticas públicas deberían priorizar. La metamorfosis económica que Andalucía y el planeta necesitan ha de basarse en la simbiosis y la biomimesis.