lunes, 24 de julio de 2023

España es Cataluña

Decía el más andalucista de todos los parlamentarios que Podemos metió en 2015 en el parlamento Andaluz, José Luis Serrano, que Andalucía no es España, España es Andalucía. La virtud y la tragedia identitaria andaluza resumida en una frase que la demoscopia cultural confirma. La comunidad capaz de dibujar un mapa autonómico plurinacional, como nacionalidad histórica a partir del referéndum del 28F de 1980, era la que prestaba su identidad cultural a España para que fuese usada en Madrid como chiste, en la emigración con desprecio y en el mundo con admiración.

Las elecciones generales del 23J han situado a Cataluña en una posición a la andaluza de 1977, o contribuye a dibujar un mapa de España plurinacional, democrático, europeista y antifascista, o el no pasarán trazado el domingo en todo el territorio español con los pinceles de Euskadi, Cataluña y, sospecho hasta ver los análisis numéricos que pronto saldrán a la luz, el feminismo, o da pie a una nueva repetición electoral que hará más difícil para el electorado sostener su voto contra la ultraderecha madrileñizada representada por PP/Vox.

Pero la responsabilidad no puede recaer solo sobre el independentismo catalán, es hora de un auténtico parlem. Es hora de que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz reconozcan que el manual de supervivencia, que en cierto modo es el manual de supervivencia de la izquierda en todo el territorio español, está escrito con las indicaciones estratégicas del nacionalismo catalán y vasco y del podemismo republicano plurinacional. La palabra no la tiene solo Puigdemont.

El electorado de izquierdas puede hoy estar feliz. Partido Popular y Vox no tienen números. El PSOE resiste creciendo en votos, Sumar aguanta sin sumar, el gobierno de coalición puede reeditarse, el carácter plurinacional de España contra la ultraderecha centralista es clave. El motor Podemos tendrá que salir de boxes. La precampaña y la campaña electoral comenzaron con tristeza y desasosiego, el acto de Sumar de Magariños anunció un reparto territorial trágico que se consumó el 28 de mayo de este mismo año. La derecha cabalgaba a lomos de los grandes grupos mediáticos y de las encuestas de pago, liberado Feijóo de su imagen de moderado, Voz toreaba en los gobiernos del PP allá donde daban los números. Las señales de alarma del neofascismo dejaron de ser de advertencia, desaparecían las concejalías y las consejerías de igualdad y se prohibían conciertos y obras teatrales. Hechos consumados.

Todo eso ocurría sin que los dos actores llamados a enfrentarse en España a la ultraderecha reivindicasen con fuerza ideológica el feminismo, la plurinacionalidad, el gobierno de coalición con sus logro, ni mucho menos el pacifismo frente a la guerra en Europa y la Europa guerrera. Todo empezó cambiar tras el destrozo que Feijóo hizo de Sánchez en el debate de Antena 3. Zapatero lo vio y decidió ser un Rambo electoral. Luego vinieron las dos milagrosas ayudas de la RTVE que el PSOE regaló en esta legislatura al PP. La periodista Silvia Intxaurrondo reveló simbólicamente al mentiroso candidato del PP, el debate a tres hizo el resto dado el garrafal error de su candidato de no acudir, por cobardía, para hacer un catenaccio en un partido que creía ganado. El debate movilizó el voto de la izquierda, recuperó la esperanza y visibilizó tanto parecido entre Sáncchez y Díaz que contribuyó a un tiempo a levantar el voto de Sumar por la izquierda y a facilitar la transferencia de voto útil a PSOE.

Ahora para formar gobierno la izquierda habrá de tener en cuenta que Cataluña no es España, España es Cataluña. Parlem. Y no olvidar que avanzar es derribar barreras y romper candados, para avanzar hay que democratizar el CGPJ, los ministerios de estado y RTVE, como mínimo.

Publicado en Diario Red