lunes, 3 de julio de 2023

Derogar el sanchismo

La consigna “derogar el sanchismo” proclamada por la ultraderecha de cara a las elecciones generales del 23 de julio es un acierto. Derogar el sanchismo tiene la potencia del símbolo, una vez enunciado no hay que explicar nada. El mensaje de futuro de “derogar el sanchismo” es liquidar el presente y volver al pasado. Sirve al tándem PP/Vox que se ha impuesto en las pasadas elecciones autonómicas y municipales. Feijóo es un meritorio de la extrema derecha enraizada en la capital del reino. Valencia, Baleares, Extremadura, Murcia, demuestran que los votos del neofranquismo serán aceptados sin sonrojo alguno allá donde se necesiten.

La ultraderecha ha instalado en el electorado la pregunta Sanchismo sí o no. Entretanto PSOE y Sumar juegan al catenaccio defensivo. Antes respondieron a otra pregunta formulada por la misma extrema derecha, Podemos sí o no; no. Los hechos son los hechos. Lo dicen a las claras o entre líneas, Enric Juliana, Iván Redondo, José Luis Rodríguez Zapatero, El Gran Wyoming, y muchas y muchos más. Mal negocio dinamitar el pilar central de los logros progresistas del gobierno de coalición. No obstante, libertad de expresión aparte, nadie debería dejar de votar flanco izquierdo.

Frente a “derogar el sanchismo”, ¿qué hay al otro lado? Pedro Sánchez ratificando su sumisión al imperio, su falta de compromiso con la paz, estrenando la presidencia española de la UE con un viaje a Kiev, mientras hace tourné en campos enemigos donde conseguir votos es más difícil que transmutar el hierro en oro. El sustrato de guerra inyecta miedo e induce al electorado al mercado de certezas reaccionarias. Por su parte, Yolanda Díaz no encuentra la consigna que resuma su proyecto de estado. Al contrario que PP y Vox, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, tras las connivencias en el gobierno, se comportan como ciclistas que pedalean sin sentido. El primero pide el voto útil, la segunda no condensa en un mensaje ni la esperanza, ni su diferencia con el PSOE, ni su proyecto de estado. Hasta la editorial de este domingo de El País les pedía que espabilasen con el temor de que España caiga en las garras de una ultraderecha que alimenta el retroceso democrático de la UE.

En la caminata dominguera, antes de escribir estas líneas, uno escucha el programa de debate de Canal Red que dirige Laura Arroyo, Zona Comanche, y se alegra. En el último, Felipe VI: ¿El rey de la derecha?, uno encuentra frases lanzadas por Manu Levín como ésta: “La república es el proyecto democrático de los pueblos de España”. O el resumen de un proyecto republicano plurinacional que hace Rafa Mayoral en estos términos: “La derecha monárquica tiene una crisis institucional y una crisis en el proyecto económico y social que ha sostenido esa institucionalidad, por eso solo tiene un camino, el reaccionario. La reflexión que hay que hacer en la izquierda es cómo resolvemos la posibilidad de conformar una mayoría republicana, esa es la clave de bóveda, y en torno a qué: La cuestión de la plurinacionaliad, la garantía de los derechos civiles y políticos, la garantía de los derechos económicos y sociales, y en el siglo XXI, la garantía de los derechos feministas y de los derechos de la madre tierra, configurarían un proyecto para salir del neoliberalismo.”

Los programas se escriben negro sobre blanco y, en el bipartidismo de régimen, si te he visto no me acuerdo. Tuvo que llegar Podemos para que el PSOE cumpla a duras penas sus acuerdos con la izquierda. Lo ha expresado El Gran Wyoming en un corte de entrevista que podéis ver aquí. “Derogar el sanchismo” es liquidar el gobierno de coalición. Frente a eso cabe defender la coalición y trazar un horizonte democrático como el que describe Rafa Mayoral, con Andalucía como la que más, pues, sin el pueblo andaluz, el proyecto republicano será imposible. Andalucía, por tamaño, identidad e historia, tiene el potencial para inclinar la balanza a favor de un proyecto de profundización democrática para sí y por todos los pueblos de España.

Publicado en Diario Red