miércoles, 4 de diciembre de 2024

Elogio del pueblo andaluz

Estudiantes palestinos se solidarizan con el pueblo andaluz en la manifestación del 4 de diciembre de 1977 en Sevilla.

Una mañana de agosto, hace unos años, sentado en la cocina de mi suegra con mi portátil, ella se asoma a la ventana y dice “vaya taró que hace hoy”. Ojiplático la curiosidad me llevó a Google. Taró, palabra de origen fenicio que define una niebla espesa proveniente del mar que no acaba de levantar durante el día. Tres mil años de historia hablaban se expresaban en una cocina almeriense.

La cultura andaluza, cuyo idioma habla con una impecable diversidad de acentos, es una aleación que contiene componentes históricos de todo el arco mediterráneo desde Sidón hasta Tartesos, pasando por Grecia, Roma, el mundo árabe, el norte africano, la negritud, el pueblo gitano y, como en el flamenco, a modo de los cantes de ida y vuelta, los pueblos latinoamericanos.

El pueblo cultural histórico andaluz existe sin necesidad de traductores al idioma castellano. Un pueblo autorreconocido y reconocible universalmente por sus formas expresivas, a cuya vanguardia están el flamenco y la huella cultural de Al-Andalus, así como por habitar el lugar en el que se dio el primer renacimiento europeo, sin el cual Europa no sería, en la historia del pensamiento y la ciencia, lo que es.

El 4 de diciembre es el Día Nacional de Andalucía, el día del pueblo andaluz. Ese día, un luminosos domingo de 1977, dos millones de andaluces y andaluzas salimos a las calles de las capitales de Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla, también de Madrid, Bilbao y, sobre todo, de Barcelona –más de doscientas mil almas de la diáspora de la emigración en Cataluña–, bajo el lema  “Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía.” No fue una manifestación más. Fue el día en el que pueblo cultural andaluz se constituyó como pueblo político. La incipiente España plurinacional renacía tras la dictadura franquista.

Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, a petición de Alejandro Rojas Marcos, líder histórico de andalucismo de la transición, declaró el 4D como Día de la Bandera de Andalucía. No es poco, frente a la farsa andalucista del PSOE que ha gobernado durante cuarenta años Andalucía sin reconocer ese día como el día más importante de nuestra historia política.

El Día de la Bandera de Andalucía no celebramos “el día en el que el pueblo andaluz, por encima de ideas e ideologías, se unió en la calle para reclamar autonomía e igualdad”, como afirma el presidente andaluz. El 4D celebramos el día en que nos constituimos como pueblo político, reclamando que queríamos ser como el que más. El 4D el andalucismo de izquierdas de la transición, asumido mayoritariamente por un pueblo andaluz oprimido y condenado a una economía de supervivencia y emigración, obtiene su más importante logro. Celebrar los logros es mantener viva la esperanza.

El pacto de las elites de la transición cuya forma visible fueron los pactos de la Moncloa, firmados el 15 de octubre de 1977, mes y medio antes de que el pueblo andaluz desbordara las calles, tenía tres elementos centrales. La monarquía sería la forma constitucional indiscutible, el soporte para que todo cambiase pero todo siguiese igual. La crisis del momento, alimentada por la primera crisis ecosistémica capitalista, la crisis del petróleo de 1973, se cargaría a las espaldas de la clase trabajadora. Y tres, la territorialidad del estado, que se iba a escribir negro sobre blanco en la CE de 1978, estaría formada por tres nacionalidades, a las que se les llamaba históricas (Galicia, Euskadi y Cataluña), y el resto serían regiones administrativas para la gestión descentralizada de las competencias del estado.

De las tres condiciones del acuerdo entre elites para la transición de la dictadura a la democracia, dos se cumplen. La tercera la rompe el pueblo andaluz el 4 de diciembre de 1977 primero reclamando ser como la que más, y después, ejerciendo el derecho a decidir, consecuencia de ese momento histórico, el 28 de febrero de 1980 en las urnas.

El pueblo andaluz merece el elogio del resto de pueblos del estado que pudieron lograr después una capacidad de autogobierno como la del pueblo andaluz, gracias a que nuestra fuerza política rompió uno de los candados que impuso el régimen franquista en la transición, un candado centralista que dejaba sin soberanía política a todo el estado menos a Galicia, País Vasco y Cataluña.

Vivimos tiempos en los que la derecha Española que gobierna Andalucía intenta resignificar al andalucismo como un apéndice de nacionalismo españolista afincado en Madrid. La operación intenta adormecer el carácter reivindicativo del pueblo andaluz en interés propio y, a un tiempo, instigarlo con el “a por ellos” para usarlo como ariete contra los intereses de otros pueblos.

Por eso, la construcción del andalucismo para el siglo XXI debe ser una prioridad absoluta de la izquierda andaluza, por eso celebramos hoy el gran logro de las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977, porque celebrar los logros es avivar la esperanza para que tres mil años de historia cultural sigan hablando orgullosos en las cocinas de nuestras madres.

Publicado en La Voz del Sur

domingo, 1 de diciembre de 2024

La ordinalidad perjudica a Andalucía

Asociación Andalucía y Democracia con motivo del 4D de 2024

Para despegar económica, social y culturalmente, Andalucía necesita un nuevo andalucismo político que sea capaz de romper el modelo de financiación ideado por las élites del norte y de Madrid basado en la ordinalidad. Ese andalucismo sólo será posible con la implicación activa de la intelectualidad académica y cultural andaluza. Conviene recordarlo una vez más con motivo de la conmemoración del 4 de diciembre, Día Nacional de Andalucía, fecha en la que el pueblo andaluz se constituyó en las calles como actor político de primer orden.

Lo primero es hacer crecer el andalucismo como ideología de defensa de los intereses del pueblo andaluz. Para ello, hacemos un llamamiento a la intelectualidad andaluza, al mundo académico, a los referentes artísticos y culturales y al periodismo de raíz andaluza, para que se impliquen masivamente en la defensa de Andalucía. Es imprescindible cultivar la conciencia cultural y política del pueblo andaluz tal como hicieron sus antecesores en la transición.

Los debates de la izquierda andaluza basados en la mera unidad electoral no son productivos, como se ha demostrado sobradamente. El debate sobre unidad no ha tenido en cuenta los problemas reales que aquejan al pueblo andaluz y están basados sobre todo en intereses partidistas. Tampoco lo es creer que el nacionalismo andaluz solo puede ser representado por partidos o coaliciones de ámbito exclusivamente andaluz. La cuestión estratégica para la izquierda andaluza es pensar, abonar y hacer crecer el andalucismo para el siglo XXI.

En el mismo sentido, el debate del andalucismo no puede ser sobre si éste es auténtico o no si defiende un proyecto sin conexión orgánica con aspiración de estado o que marque sus límites en el territorio andaluz. La forma orgánica o electoral con la que se defiendan los intereses del pueblo andaluz es parte de la cuestión táctica y del debate interno sobre la organización de partidos, coaliciones o proyectos electorales. Nada tiene que ver con el trabajo analítico e ideológico que recupere la capacidad de autodefensa y reivindicación del pueblo andaluz.

La segunda necesidad es impulsar un consenso que defienda los intereses del pueblo andaluz contra el principio de ordinalidad. Los nacionalismos soberanistas, tanto de izquierdas como de derechas, buscan imponer el principio de ordinalidad, basado en las balanzas fiscales, en las aportaciones que hacen las comunidades autónomas al estado, dirigidas a la solidaridad interterritorial. El sistema pretende que una comunidad autónoma mantenga la misma posición en la inversión per cápita del estado que ocupa en el orden de recaudación de impuestos estatales. De este modo, las comunidades autónomas que son contribuyentes netas nunca quedarán por detrás de las que tienen menor recaudación.

Sabemos que la ordinalidad potenciará la desigualdad territorial y no abordará el verdadero problema del déficit de financiación de las comunidades autónomas, que no es otro que una estructura fiscal que favorece a las grandes empresas, a la banca y a las rentas altas. Es mentira que en España paga más quien más tiene. Como hemos dicho en textos anteriores, la inmensa mayoría de las grandes empresas, incluidas las del sector turístico junto con la banca, tienen sus sedes sociales fuera de Andalucía. Más del 50% están en Madrid. Por lo tanto, Andalucía debe rechazar soberanismos desequilibradores que firman pactos contrarios a los intereses de Andalucía, fraguados entre las elites políticas madrileña, vasca o catalana, con el aval del bipartidismo.

Los impuestos se fijan en función de las rentas y de los beneficios empresariales y se pagan en los territorios donde las personas residen o las empresas tienen su sede social. Por lo tanto, la ordinalidad beneficia a los territorios donde se concentra la mayor parte de las empresas, por lo que es contraria a la solidaridad interterritorial y a la igualdad de derechos de las personas sea cual sea el territorio en el que residan. Tampoco tiene que ver con la necesidad de reducir las manifiestas desigualdades territoriales. La ordinalidad solo favorece a los ricos y perjudica a los pueblos del estado, independientemente de su grado de conciencia soberanista. La ordinalidad no es de izquierdas y beneficia sobremanera a Madrid.

Ese modelo hace que, como respuesta malintencionada, broten discursos anticatalanistas y antisoberanistas que aprovecha electoralmente la extrema derecha. Esto hace retroceder las posiciones del republicanismo plurinacional. Por eso, la izquierda andaluza está obligada a poner el andalucismo político en el frontispicio de su lucha y propugnar un pacto entre los pueblos basado en el republicanismo federal y plurinacional. Un pacto que profundice en la protección y desarrollo de todo tipo de derechos sociales, de género y de defensa del medio ambiente. La izquierda andaluza debe interponerse entre el “España nos roba” y el “a por ellos”.

La realidad política andaluza está marcada también por la pervivencia del bipartidismo y por la incapacidad del andalucismo político, cuya desorientación ideológica ha contribuido a impedir el crecimiento de la conciencia política del pueblo andaluz. Eso ocurre pese a los logros históricos del 28 de febrero de 1980, resultado a su vez de las movilizaciones del 4 de diciembre de 1977.

Para el crecimiento de la conciencia andalucista es precisa la implicación de la intelectualidad académica y cultural andaluza en el análisis, proyección y divulgación de las causas históricas y coyunturales que sostienen la desigualdad de Andalucía respecto de los territorios más ricos del estado, como son Madrid, Euskadi, Navarra o Cataluña. Es preciso alimentar la decencia intelectual para romper la dependencia del centralismo de estado y madrileño, con su actuación extractiva de capital ambiental, humano, cultural y económico andaluz.

En este movimiento de decencia intelectual deben participar, como decíamos al principio, la intelectualidad, la producción académica universitaria, los profesionales de la enseñanza, los medios de comunicación, el periodismo, los artistas y, claro que sí, el mundo empresarial arraigado en Andalucía que no quiera ser eternamente subalterno del capitalismo centralista ni del capitalismo usurero global. Esto último es imprescindible para que despegue un modelo productivo propio, que reduzca la dependencia de Andalucía de sectores tan insostenibles como son el turismo de masas, la construcción de segundas residencias o la agricultura intensiva.

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Mario Ortega Rodríguez, presidente de la asociación Andalucía y Democracia; Pilar Cuevas López, vicepresidenta; Salvador Soler García, secretario, abogado Stop Desahucios y derechos humanos; Antonia Agudo González, abogada; Iván Casero Montes, ingeniero y agroecólogo; Adelina Sánchez Espinosa, profesora Universidad de Granada, coordinadora Erasmus Mundus Estudios de Género; Rubén Pérez Trujillano, jurista profesor de la UGR; Carmen Reina López, arquitecta; José Bejarano López, periodista, miembro de la Asociación de la Prensa de Sevilla; Elisa Cabrerizo Medina, médica forense del comité investigación restos Valle de los Caídos; Manuel Machuca González, escritor y farmacéutico; Blanca Parrilla Muñoz, maestra y antropóloga; Francisco Garrido Peña, profesor de la Universidad de Jaén; Marcos García Mariscal, abogado laboralista, Manuel Rodríguez Alcázar, técnico municipal; Francisco Calvo Miralles, ingeniero industrial; Juan Manuel Sanz Marín, empresario; Antonio Aguilera Nieves, economista; Raúl Solís Galván, periodista; Belén Bravo Rodríguez, Arquitecta, profesora de urbanismo en la Escuela de Arquitectura de la UGR.

Publicado en La Voz del Sur

lunes, 25 de noviembre de 2024

La decisión política del teniente general

Francisco José Gan Pámpols — RTVE

El teniente general Francisco José Gan Pámpols, nombrado por Carlos Mazón vicepresidente de la Generalitat Valenciana con la misión de reconstruir las zonas destrozadas por la DANA, ha afirmado que no aceptará “directrices políticas”. Sin embargo, tanto la virulencia de las lluvias torrenciales provocadas por la DANA, como su nombramiento, son consecuencia de decisiones políticas. Las políticas que  defiende abiertamente el partido al que pertenece quien lo ha nombrado, ignoran o niegan las causas y efectos del cambio climático.

Despreciar el cambio climático, priorizar la crueldad taurina, afirmar que la DANA se iba para Cuenca, recluirse a comer horas con una periodista, engañar sobre los avisos de AEMET y las notificaciones de la Confederación Hidrográfica del Júcar, es tan político como nombrar a un teniente general jubilado vicepresidente de la Generalitat.

Carlos Mazón pretende con el nombramiento de un militar de alta graduación compensar su indolencia y temeridad manifiesta en la gestión de los días y las horas previas y posteriores al desastre meteorológico, al tiempo que vestir el nombramiento como no político, para mantener la estrategia de que su ausencia de gestión, es producto de un fallo del sistema. Mientras el president no dimite como debiera, un teniente general como hombre de autoridad pondrá orden sin recibir directrices políticas. Ese es el mensaje.

Antipolítica militar de cara a la galería y políticas típicas del Partido Popular para repartir euros a dedo. El gobierno negacionista de Carlos Mazón entrega ya a dedo millones de euros a empresas amigas, algunas de las cuales estuvieron en la trama Gürtel. Regar de dinero con el dedo índice a amigos, compadres y familiares, es una decisión política, tan política como dejar morir cruelmente a 7.291 ancianos en las residencias de Madrid, lucrase intermediando la compra de mascarillas, o entregar a mutuas y capital privado el dinero de la salud pública.

Lo que la ecología, que es ciencia y es política, viene pronosticando para nuestra zona mediterránea, es que las consecuencias del modelo de producción basado en los combustibles fósiles, serán largos periodos de sequía, calor abrasante con veranos extensos y lluvias torrenciales de extrema violencia cada vez más frecuentes. Lo que la ecología previó es que el calentamiento global tendría consecuencias muy graves  y costosas sobre los ecosistemas, las migraciones, la industria, la agricultura y sobre cualquier actividad humana. Las vemos a diario.

Ni la técnica, ni la ingeniería, ni la ciencia gozan de neutralidad política. El teniente general ha aceptado una decisión política de un personaje cuyas decisiones por activa o por pasiva han causado la muerte de 220 personas y daños irreparables en un vasto territorio de la comunidad valenciana. La cuestión ahora es si, en su tarea de reconstrucción y, evidentemente, de prevención de futuros daños por seguras DANAS, sus decisiones técnicas se plegarán a la ingeniería del hormigón y la maquinaria pesada que desprecia los ecosistemas, o atenderán las propuestas de equipos multidisciplinares que pongan por delante la complejidad de las relaciones entre naturaleza y actividad humana. Y esta es la auténtica decisión política.

Publicado en Diario Red

sábado, 9 de noviembre de 2024

DANA, inutilidad y colaboracionismo

 Personas ayudando en una recogida solidaria para Valencia.

Desde que se produce la alerta roja de Aemet a las 7:36 horas del 29 de octubre, hasta antes de que se desatan las terribles inundaciones a las 18:30 del mismo día, la prioridad absoluta para el presidente valenciano, Carlos Mazón, debió ser proteger vidas y minimizar daños. Despreció el riesgo. Doscientas veinte personas fallecidas, noventa desaparecidas e inmensos daños son consecuencia directa de su incapacidad y su defensa de intereses espurios.

El día después, ajena a lo ocurrido, la prensa madrileña ignoraba en sus portadas la tragedia. El Madrid de la corte, el centralista, no el ciudadano, al ignorar la tragedia valenciana ignora la España que dice ser. Pedro Sánchez, ante la emergencia anunciada por Aemet la mañana del 29, y evidenciada por los datos de la Confederación Hidrográfica del Júcar la tarde del 29, despreció las consecuencias mortíferas de la desidia gestora del Carlos Mazón.

Los unos por ignorantes ideológicos, el PP, y los otros, el PSOE, por tacticistas de la política bipartidista, juegan a desplazar con cuentos la culpa a la otra parte, sin afrontar lo que la población y el sentido común demandan, cooperación institucional y actuación inmediata para minimizar los efectos de la DANA y acelerar la recomposición de la vida. El rey, oliendo su oportunidad, quiso jugar su papel en la foto como piedra angular del rifirrafe bipartidista, en Paiporta salió igualmente embarrado.

Hay un vínculo entre ideología y modelo de gestión de los intereses comunes. Lo demuestran siempre las derechas en casos de catástrofes, sean sanitarias, naturales, ambientales, tecnológicas, bélicas o por acciones terroristas. A las derechas les gobierna el cerebro individualista, a las izquierdas el cooperativo. Cooperar mejor que competir.

El colaboracionismo de la socialdemocracia con el cerebro anticientífico de las derechas la sitúa fuera del campo político que defiende el bien común. Pedro Sánchez no ha actuado para afrontar la DANA y sus efectos como si presidiese un gobierno de izquierdas. Desde que se comprobó la incapacidad de Mazón, la mañana del 29 de octubre, debió asumir el control de la situación. Si te dices de izquierdas pero actúas como la derecha, no tienes función de utilidad para el bien común.

Publicado en LA VOZ DEL SUR

Menos mal que la pandemia la gestionó un gobierno con Unidas Podemos dentro, porque allá donde gobernaba la derecha o la ultraderecha el daño fue muy superior. Mientras en EE.UU, Trump preguntaba si se podía tomar lejía para matar al bicho, la región de Madrid, gobernada por Isabel Díaz Ayuso se convertía en la zona cero de las muertes en España, tanto en las residencias como en el conjunto de la sociedad. Un 34% más de muertes que en el resto del estado.

Desde los hilillos del Prestige, hasta la DANA de Valencia, la derecha muestra su inutilidad ideológica. Carlos Mazón recogía premios, se reunía con patronal y sindicatos vips, negaba a las 13:00 el riesgo en comparecencia pública, comía durante más de tres horas con una periodista y llegaba dos horas tarde al Cecopi para “gestionar” la emergencia porque desprecia la protección del común. Aguada su legislatura, el daño y el dolor son su legado. Dimitir es lo que debería hacer cuanto antes. Jugar con la DANA al bipartidismo, como está haciendo Pedro Sánchez, es sumarse a la culpabilidad del legado de Carlos Mazón.

miércoles, 16 de octubre de 2024

Antonio Maíllo en La Vanguardia

 Antonio Maíllo y Yolanda Díaz.

En periódico La Vanguardia, el catorce de este mes, el coordinador general de Izquierda Unida desde hace cinco meses, Antonio Maíllo, afirma que “quien no quiera unificar la izquierda, que lo diga. Que se retrate”. La afirmación es el titular. El entrevistador, Asier Martiarena, remacha que Maillo celebra la corrección del rumbo por parte de Sumar tras los resultados de las elecciones europeas del 9-J, pero apela a un reagrupamiento del espacio con “todos dentro”.

Si algo debe caracterizar a la izquierda en sus decisiones tácticas y estratégicas es el ejercicio de la memoria. Sin memoria es imposible no caer en las mismas trampas, en las mismas angustias, en las mismas traiciones, en los mismos desencantos. No dedica Antonio Maíllo ni un solo segundo a reconocer de forma meridiana que fueron IU, PCE y sectores de la coalición y el partido vinculados a CC. OO. quienes impulsaron y cooperaron con la gran mentira de la unidad de la izquierda que ha supuesto Sumar. La estrategia fallida de aniquilación de Podemos y, consiguientemente, de la unidad construida en forma de Unidas Podemos, la destapé en noviembre de 2022 en un artículo con el título Las fotos de Yolanda Díaz y los números del CIS.

La actual vicepresidenta segunda del gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, junto con el presidente Pedro Sánchez, decidieron reducir Podemos a cenizas. La idea era volver a la situación anterior al 15M de 2011, un PSOE que habla con la mano izquierda y gobierna con la derecha, manteniendo a su izquierda una docilidad militante de biblia comunista, a cambio de alguna que otra prebenda que justifique la colusión contra los intereses de la clase trabajadora.

La idea era muy buena, engañó a mucha gente inocente. Se trataba de destruir la hegemonía política y estratégica de Podemos, entregando Cataluña a Los Comunes bajo el dominio de cuadros de la vieja Iniciativa per Catalunya Verds, el País Valencià a Compromís, Madrid a Más Madrid y Andalucía al PCE bajo la forma de IU. El resto de fuerzas territorializadas que vistieron el santo eran meras comparsas para ocupar el espacio que Podemos tenía en sus territorios. El enemigo de toda esa izquierda de cortos vuelos era Podemos, justo quien la llevó al gobierno de España.

No estamos en tiempo electoral para estar todo el día con la monserga de la unidad. La izquierda que quiere representar el actual coordinador general de IU habría de hacer un ejercicio de constricción. Lo primero es pedir perdón por el daño hecho. Lo demuestra el entreguismo de Sumar y sus ministerios, incluido el de IU, a la farsa de “izquierdas” que es el gobierno de España desde que expulsaron a Podemos.

 Conviene recordar que fue en Andalucía, en coherencia con el reparto territorial planificado por las torpes cabezas de Sumar, donde en las elecciones autonómicas de 2022 se inició la estrategia de demolición de Podemos a las órdenes de Sánchez y Díaz. Así que debería ser desde aquí para todo el Estado, donde Antonio Maíllo reconociese en público la contribución de IU al daño a la izquierda transformadora. Que se retrate primero, que ya vendrán tiempos electorales cuando hayan de venir.

Publicado en LA VOZ DEL SUR

martes, 15 de octubre de 2024

Alberto Garzón en el Palacio Real

Alberto Garzón durante el besamanos. 12 de Octubre 2024

No es una anécdota ni un hecho aislado. No es la manera de despechar las críticas de su propia organización que le obligaron a retractarse de trabajar para el consulting dirigido por el exministro, ex vicesecretario general y ex responsable de organización del PSOE, Pepe Blanco. Alberto Garzón acudiendo, sin necesidad, al besamos borbónico por invitación de la Casa Real, es la representación simbólica de la izquierda que domesticó el régimen del 78.

El pacto de la transición del franquismo a la democracia, aceptado por el PCE y, por supuesto, por el PSOE, suponía la interiorización en la izquierda de tres cuestiones de fondo. La aceptación de la monarquía borbónica reinstalada por el dictador como clave de bóveda del todo atado y bien atado. La aceptación de que la crisis económica de régimen, agravada por la primera crisis del petróleo, la pagase la clase trabajadora. Y, tercero, la aceptación de que la estructura territorial del estado sería la compuesta por las tres nacionalidades cuyos estatutos habían sido aprobado antes del golpe de estado de julio de 1936, Galicia, País Vasco y Cataluña, la comunidad foral de Navarra, quedando relegados el resto de territorios a meras estructuras administrativas, sin capacidad política, dirigidas desde el centralismo gubernamental.

De esas tres vigas maestras del pacto de la transición, la única que se rompe es la territorial. La rompe Andalucía el 4 de diciembre de 1977. Ese día el pueblo cultural andaluz sale masivamente a la calle para constituirse como pueblo político. Fuerza el artículo 151 de la CE, que los padres de la constitución redactan de manera infame, imponiendo unas condiciones de referéndum para que fuese imposible que Andalucía obtuviera el reconocimiento de nacionalidad histórica. La infamia es desbordada en las urnas andaluzas el 28 de febrero de 1980. En el proceso autonómico andaluz, tanto el PSOE como el PCE fueron siempre a rebufo del andalucismo político, liderado entonces por el PSA.

Alberto Garzón en el besamos del Palacio Real representa a la izquierda de una España que es una ficción hecha realidad a fuerza de absolutismo, centralismo y represión territorial. Una España Real que no es la España real. El bipartidismo de régimen que alimenta el ex coordinador general de IU, de regreso en forma de nuevas corruptelas, se ha fortalecido con el apoyo, ora a unos ora a otros, del PNV y la derecha política catalana, y con una izquierda preocupada en exclusiva por su reproducción y supervivencia electoral. Una izquierda regresada, tras el fracaso de Sumar, a la cantinela extemporánea de la unidad.

Salvo que la corrupción sistémica del régimen del 78, representada por la monarquía  y, en esta fase, por  Isabel Díaz Ayuso y su mundo y por el mundo del exministro y ex secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, provoque un anticipo electoral, parece que hay margen temporal para que, sin urgencias tácticas, se aborde un proyecto político que vincule la realidad de la diversidad política, cultural y territorial, con los avances republicanos y democráticos hurtados a los pueblos del estado español en la transición. Desde luego, para un proyecto así, no cabe la hegemonía de una izquierda como la que simboliza Alberto Garzón en el besamos del Palacio Real.

Publicado en Diario Red

lunes, 30 de septiembre de 2024

Andalucía y federalismo plurinacional

 Dos personas pasean por delante del Parlamento de Andalucía.

La realidad plurinacional del Estado español hace inevitable el debate sobre su configuración territorial institucional. España no es Madrid ni Madrid es España. España es una ficción hecha realidad a base de imposición centralista, bien facistoide, bien borbónica, sostenida en estos tiempos por el capitalismo neoliberal. El Estado español federal/confederal es un sueño que precisa acuerdos plurinacionales para construir una realidad republicana.

El procés ha muerto. Mientras el nacionalismo catalán se zafa del pasado inmediato, el andalucismo del siglo XXI no puede por más que usar la fuerza de una Andalucía que, por tamaño y población, podría ser el país dieciséis o diecisiete de la UE, para promover un pacto entre pueblos que confronte con el pacto entre elites al que está suscrito el régimen del 78.

El bipartidismo imperfecto, del que habla insistentemente Pablo Iglesias, beneficia más que a nadie a las elites capitalistas que medran en Madrid, amparadas por el PSOE y por el PP, BOE mediante. Pero también a las elites burguesas apegadas al nacionalismo catalán y vasco, que siempre terminan succionando una porción del jugo que desde Madrid DF, como lo define Enric Juliana, se extrae del resto de territorios del estado.

En el actual contexto bélico global, con la democracia en riesgo de oclusión bajo el régimen de guerra impuesto por Wall Street y la OTAN, malo será que las izquierdas plurinacionales y soberanistas no formulen un horizonte estratégico común. Si los soberanismos de izquierdas gallego, vasco y catalán ignoran la fuerza cultural y poblacional de Andalucía, y a la inversa, si la izquierda andaluza desconoce el sustrato identitario popular sobre el que hacer crecer el empuje reivindicativo contra nuestra desigualdad estructural histórica, el horizonte republicano federal se situará, invisible, tras las empalizadas de intereses de las distintas burguesías que constituyen las derechas española, catalana y la vasca, subalternas todas del gran capital global.

El pueblo cultural y político andaluz existe. Es preciso en Andalucía sentar las bases ideológicas para la construcción de una propuesta propia que ponga por delante la soberanía política andaluza como parte esencial de la plurinacionalidad del Estado. Dicha propuesta ha de estar asociada a un proyecto democrático republicano que garantice derechos, justicia, igualdad, paz y ecología, cualquiera que sea el lugar de nacimiento y residencia de las personas a las que va dirigido.

La propuesta republicana para el siglo XXI, como objetivo estratégico de las distintas izquierdas soberanistas y la izquierda plurinacional, está vinculada a la propuesta de un Estado federal plurinacional. Para encarar el futuro sin que releguen al pueblo andaluz a la subalternidad del capitalismo global y de las elites madrileñas, vascas y catalanas, la izquierda andaluza debe proponer un pacto entre pueblos al conjunto de las izquierdas del Estado español. A su vez, debe luchar por la propia singularidad fiscal y la bilateralidad con el Gobierno de España, reconocida en el estatuto de autonomía en sus artículos 184, 220 y en su disposición adicional tercera.

Publicado en La Voz del Sur 

lunes, 23 de septiembre de 2024

El PSOE no es un partido de izquierdas

El último comité federal del PSOE.

El PSOE no es un partido de izquierdas. Esta afirmación no es contradictoria con que su electorado sea de izquierdas, considere al PSOE de izquierdas o crea que votándolo frena a la ultraderecha, incluso con que buena parte de su militancia sea de izquierdas. El PSOE es el partido instrumental de los poderes económicos y monárquicos herederos del franquismo para vestir al régimen del 78 de aires democráticos.

El PSOE, en su papel de partido de régimen, ha entregado a la derecha el control del órgano de gobierno de los jueces. El pacto con el PP para renovar el Consejo General de Poder Judicial va contra los intereses de la mayoría social. Lo notaremos agravado en los próximos años, como notamos su pacto con el PP para reformar el artículo 135 de la CE, su apoyo a Rajoy en la aplicación del artículo 155 de la CE a Cataluña, o su obstrucción a la derogación de la ley mordaza. Por recordar solo algunas de sus últimas hazañas de derechas

Conseguida la investidura para la XV legislatura, promulgada la ley de amnistía, a la espera de su ratificación en el Constitucional, con Salvador Illa presidiendo la Generalitat, el refrendo del legislativo a la acción de gobierno pasa a segundo plano. El presidente lo dijo en un desliz comunicativo en su discurso ante el Comité Federal del PSOE del 7 de septiembre, "vamos a avanzar con determinación en esa agenda, con o sin apoyo de la oposición, con o sin el concurso de un poder legislativo que necesariamente tiene que ser más constructivo y menos restrictivo".

Pedro Sánchez está decidido a resistir, tiene motivos. Si convocara elecciones por falta de presupuestos para 2025 entregaría el gobierno al PP y Vox. El PSOE no se puede permitir esa derrota, reduciría al mínimo su poder territorial, y el PSC (única federación fuerte con poder) se quedaría sin amparo en Madrid, quedando al pairo en Cataluña.

Sánchez tiene que resistir para que el PSOE mantenga la farsa de una democracia deficitaria. Seguirá lanzando cortinas de humo, espejismos de propuestas que si hubiese números para sacar las adelante en el congreso no lanzaría. Mientras tanto apoyará la política migratoria antiderechos humanos de la Unión Europea, seguirá vendiendo y comprando armas a Israel, apoyando la escalada bélica en Ucrania, entregando más poder ideológico a la derecha potenciando la enseñanza concertada, o impidiendo una política de vivienda que frene la ambición de los fondos buitre y los grandes propietarios.

Andalucía, si no hay sorpresas, abrirá el nuevo ciclo electoral en la primavera/verano de 2026. Aquí se producirá el primer combate electoral. No hay visos de que el PSOE andaluz recupere fuelle, mucho menos con un Pedro Sánchez atrapado en un gobierno sin horizonte de transformación progresista. El PSOE ya ha advertido el fracaso de la operación Sumar que instigó contra Podemos. Sin un flanco izquierdo mínimamente fuerte está condenado a perder irreversiblemente el poder. Las maniobras para reconstruir una izquierda dócil, sin la cual el PSOE no podrá ya gobernar, van a continuar, ya están en marcha otra vez con el PCE y Sumar. La izquierda no subalterna ha de ser cauta en Andalucía y fuera de Andalucía, ya la han engañado un buen puñado de veces.

Es tiempo de trabajar un proyecto ideológico que aspire a sustituir al PSOE como actor hegemónico en el electorado de izquierdas. Las claves sociales, las feministas de clase, las de la ecología política y las del andalucismo como ideología para defender los intereses del pueblo andaluz, están llamadas a ser los pilares de una izquierda andaluza y andalucista que no se conforme con ser subalterna ni aspire a suplantar la farsa teatral que representan el llamado Partido Socialista Obrero Español.

 Publicado en La Voz del Sur

martes, 17 de septiembre de 2024

Alianza Europea de Izquierdas por los Pueblos y el Planeta

 Manon Aubry (Francia Insumisa), Ione Belarra (Podemos) y otros dirigentes de la izquierda — Twitter

El nuevo partido de izquierdas europeo forjado por la Francia Insumisa, Podemos, el Bloco de Esquerda portugués y otros partidos de distintos países de la Unión Europea, se llama Alianza Europea de Izquierdas por los Pueblos y el Planeta. Noto en ese nombre resonancias del himno de Andalucía que la izquierda andaluza entona: “Andaluces, levantaos, pedid tierra y libertad, sean por Andalucía libre, los pueblos y la humanidad.” Dotar a la naturaleza y los animales de personalidad jurídica para protegerlos, es considerar la protección del planeta condición de posibilidad para la supervivencia de la humanidad.

El nombre del nuevo partido reconoce la existencia de pueblos culturales, muchos de los cuales han devenido, por voluntad propia, pueblos políticos. Al igual que desde la mirada de la ecología, el planeta es un inmenso conjunto de ecosistemas, desde una mirada política el planeta es un conjunto inmenso de pueblos culturales y políticos. Un pueblo es a la política lo que un ecosistema es a la biología. Un conjunto de relaciones que promueven la supervivencia del conjunto, un conjunto de relaciones que forjan la resiliencia, esa capacidad intrínseca de resistencia.

El nombre del nuevo partido de izquierdas europeo, una alianza de partidos, es un acierto. Representa en sí los tres bienes mayores que la izquierda debe proteger, la clase trabajadora, los pueblos y el planeta. Al igual que en el planeta la base de la supervivencia de la vida es la biodiversidad, encargada de cerrar los ciclos metabólicos, la base de la supervivencia de la humanidad es la federación pacifista del poder democrático. Por los pueblos y el planeta es lo mismo que decir por los pueblos y la humanidad.

El nuevo partido de la izquierda europea se aleja de una izquierda subalterna de la socialdemocracia liberal. A su vez, a la vista de las estrategias que sus principales componentes tienen en sus países, no pretende suplantarla, en todo caso sustituirla como agentes hegemónicos de los distintos pueblos de Europa. El desastre que ha supuesto en el estado español el fracasado proyecto de Sumar, se debe al delirio en la creencia de que se puede ser fuerza subalterna del PSOE y a su vez suplantarlo. Ni subalternidad ni suplantación, el proyecto ha de ser para sustituir a la socialdemocracia liberal.

La nueva izquierda con aspiraciones de hegemonía ha de proyectarse hacia el horizonte de sustitución de la socialdemocracia liberal, devenida ésta en el proyecto ideológico más light de la derecha económica, útil a los capitalistas como tampón de una izquierda rupturista. Esa nueva izquierda cuyos componentes reconocen las identidades de clase y las identidades de género, reconoce en su nombre las distintas identidades de los pueblos culturales y políticos. Un avance importante que no eludirá reconocer la existencia de, además de desigualdades de clase y de género, desigualdades entre pueblos y, consiguientemente, la obligación de la solidaridad internacionalista.

Intuyo que un proyecto de cooperación política a nivel europeo como el de la Alianza Europea de Izquierdas por los Pueblos y el Planeta es, si no en forma de partido, extrapolable al estado español. La plurinacionalidad no es otra cosa que el reconocimiento mutuo de la existencia de diferentes pueblos políticos asentados en territorios. Una alianza plurinacional estratégica hacia un horizonte republicano, se torna imprescindible en el actual momento político. El objetivo es ganar espacio a la decadencia ideológica de un PSOE que está entregando conscientemente el estado español a la derecha.

Publicado en Diario Red

 

 

lunes, 9 de septiembre de 2024

Democracia y federalismo plurinacional

ecorepublicano.es

No hay política sin territorio, como no hay vida sin ecosistema. El federalismo es la distribución normativa y caleidoscópica del poder territorial. Introduciendo en esta operación también los niveles municipales. A los dueños del capital les interesa reducir al mínimo tanto el estado como la interlocución con el poder político del mismo. Eso es lo que les ofrece el bipartidismo en España. El capital, en su forma ideológica neoliberal, potencia el centralismo. El centralismo es la concentración de poder en un punto. La concentración del poder es lo contrario a la democracia.

En esta fase del neoliberalismo occidental, en la que los dueños del capital lo quieren todo todo el tiempo, estos no pueden ocultar su aversión a la democracia. Sus peones, como estos días Macron en Francia, actúan siempre en consecuencia. Para enfrentarse a la escasez de recursos naturales y a la capacidad productiva de China y los BRICS, con objeto de mantener las imprescindibles tasas de crecimiento, el centralismo, la concentración del poder, es la mejor forma institucional de operar contra la democracia.

La reforma del artículo 135 de la CE, que se hizo para priorizar el rescate a la banca frente a las inversiones en políticas públicas, y para disciplinar con recortes la política fiscal y económica de ayuntamientos y comunidades autónomas, fue un acto bipartidista de carácter substancialmente centralista ejecutado por Zapatero y Rajoy a las órdenes de los entonces capataces mundiales del capital, Obama y Merkel. La protesta que desató la crisis social, consecuencia de esa acción centralizante, se atacó con más legislación centralista, la ley mordaza.

La substancia ideológica de la izquierda es la defensa de la democracia. Si, como intentamos demostrar, el centralismo es un operador anti-democrático, el federalismo es un operador pro-democrático. Como se viene repitiendo en los editoriales de Diario Red, en la composición del congreso para esta legislatura no hay mayoría de izquierdas. Consiguientemente será muy difícil el avance federal tal y como está vistiendo Pedro Sánchez la potencialidad del pacto PSC/ERC para la singularidad en el modelo de financiación de Cataluña.

Una propuesta de modelo de financiación federal de las comunidades autónomas, que modifique la actual LOFCA, está condenada en esta legislatura al fracaso, porque no hay mayoría en el congreso que la refrende. Pero es que es eso lo que sabe el PSOE y esa es la trampa en la que ha caído ERC. La aplicación de la singularidad a Cataluña no será matemáticamente posible y, si lo fuese alguna vez, el PSOE, que es un actor centralista en el estado español como lo demostró su apoyo a la aplicación del artículo 155 a la autonomía catalana, obstaculizaría con fuerza el avance federal. Lo haría, porque la llamada socialdemocracia liberal es un agente al servicio de los intereses del capital y, el capital busca gestionar sus intereses dominando todo desde un solo punto.

Mientras transcurre la legislatura, con presupuestos o sin presupuestos, con la inercia otanista de Pedro Sánchez, enmascarada por sus discursos de izquierdas que chocan con sus políticas prácticas de contención de avances sociales, cuando no directamente de derechas, tal vez las izquierdas soberanistas y plurinacionales, como hace Irene Montero en Europa, con los pies en el suelo y la mirada en el horizonte, deban considerar que el debate territorial, para que sea útil a la democracia, consiguientemente a los pueblos que componen la diversidad regional y plurinacional del estado español, pasa por coordinarse para avivar ideológicamente el federalismo plurinacional, en vez del aislamiento que facilita el choque entre pueblos del estado, como buscan con toda claridad las ultraderechas españolas, incluida la que representa el PP.

Publicado en Diario Red

 

 

lunes, 12 de agosto de 2024

Andalucía y Cataluña

 EuropaPress_4689425_presidente_junta_andalucia_juanma_moreno_interviene_celebracion_xxvGustavo Valiente / Europa Press

El principal fabricante de desigualdad y deterioro de los servicios públicos andaluces es el Sr. Juan Manuel Moreno Bonilla. Para atacar el fruto democrático de los resultados electorales del pueblo catalán usa la verdiblanca, una bandera de paz con la que enfrenta Andalucía con Cataluña. El presidente andaluz prometió en su campaña electoral una “bajada masiva de impuestos”, es decir, un arma de destrucción masiva de la capacidad normativa y gestora de la Junta de Andalucía, una bomba nuclear contra nuestras competencias.

Al poner la corona borbónica sobre el escudo de Andalucía, el presidente del Partido Popular, que en la pasada legislatura alcanzó el poder de la Junta con el apoyo de Vox, manda la señal de que entrega nuestro autogobierno al absolutismo madrileño de Isabel Díaz Ayuso. La política del presidente andaluz se basa en entregar todo el poder a Madrid y todo el capital ambiental, patrimonial, natural, social, cultural y monetario del pueblo andaluz a manos privadas que declaran sus impuestos y rentas fuera de Andalucía.

Moreno Bonilla recorta en los servicios públicos, no solo en sanidad, educación y dependencia, también en todas las prestaciones y funciones que dependen de la JJ.AA. Con una mano baja los impuestos de competencia autonómica o transferidos a las clases altas, los ricos y las grandes empresas, o se niega a implementar impuestos imprescindibles para la financiación municipal, como la tasa turística, y con la otra actúa como un pedigüeño ante el gobierno central comprometiendo la fuerza política reivindicativa de Andalucía.

No se puede regalar con una mano el dinero andaluz, el campo andaluz y el patrimonio andaluz a manos externas con la privatización y eliminación de controles democráticos para la protección del territorio y el medio ambiente, y con la otra acusar al pueblo catalán de robar a Andalucía. Señor Moreno Bonilla, para defender los intereses del pueblo andaluz, empiece por ser coherente y abandone ser el polichinela de Madrid y de las elites económicas que representa su camarada, amiga de Milei, Isabel Díaz Ayuso, que es la que verdaderamente roba a Andalucía con, como decía Carlos Cano, cuatro palabritas finas.

Si en Cataluña se abre la brecha para avanzar hacia un modelo federal, Andalucía tiene que ser como la que más. Nuestra arbonaida, nuestro país deber defender nuestra singularidad, reclamar la compensación por el déficit histórico en inversiones e infraestructuras, exigir las competencias en materia ferroviaria y el dinero para llevarlas a buen puerto. Exigir un plan de industrialización para Andalucía con fondos del estado y europeos, que afronte el cambio del modelo productivo y energético permitiéndonos limitar nuestra dependencia del turismo o la construcción, que solo generan precariedad laboral, destrucción ambiental y colonización económica.

Y más, Sr. Bonilla, recupere usted primero los impuestos a los ricos que eliminó, como el de sucesiones o patrimonio, eleve su parte del IRPF a las rentas altas, incremente al máximo el impuesto del juego, instale un impuesto ambiental a las grandes superficies comerciales, ponga ya la tasa turística que hasta sus propios alcaldes le piden, exija a los municipios que gobierna su partido que suba el IBI de los grandes tenedores, deje de regalar terreno y privilegios para que la iglesia monte universidades privadas para regalar títulos al pijerío, invierta en formación profesional pública y no conceda más grados a operadores privados, recupere los impuestos ambientales como el de emisiones contaminantes, el de residuos peligrosos o de vertidos a ríos y mar. Impulse una banca pública de obediencia andaluza. Exija un cambio profundo en la estructura fiscal del estado para que paguen más quienes más tienen con beneficios abusivos, empezando por la banca.

Y, acompasado con todo eso, lo que lo legitimaría para reclamar lo que a Andalucía le corresponde como nacionalidad histórica, exija un acuerdo en la línea del que han firmado PSC y ERC. Exija la competencia para la gestión total de los impuestos que se recaudan en Andalucía. Reclame una norma, o hágala usted, que contabilice todo lo que las y los andaluces pagan en impuestos a empresas con sede fiscal exterior a nuestro territorio y que se embolsan otras comunidades como la madrileña, pregúntele al estado cuánto ingresa por las actividad portuaria, aeroportuaria y ferroviaria en Andalucía, o cuánto ingresa por el beneficio bancario del Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell o Bankinter fruto del expolio de capital andaluz.

Andalucía no es una comunidad subsidiada, es, con el apoyo del PP y también del PSOE, una comunidad expoliada. Deje de usar la bandera de Andalucía, Sr. presidente, como un arma contra otros pueblos que conforman la plurinacionalidad del estado, úsela para reclamar lo que es del pueblo andaluz.

Publicado en La Voz del Sur y Diario Red

 

 

 

viernes, 2 de agosto de 2024

Andalucía y Cataluña

Juanma Moreno en el Parlamento de Andalucía.

El principal fabricante de desigualdad y deterioro de los servicios públicos andaluces es el Sr. Juan Manuel Moreno Bonilla. Para atacar el fruto democrático de los resultados electorales del pueblo catalán usa la verdiblanca, una bandera de paz con la que enfrenta Andalucía con Cataluña. El presidente andaluz prometió en su campaña electoral una “bajada masiva de impuestos”, es decir, un arma de destrucción masiva de la capacidad normativa y gestora de la Junta de Andalucía, una bomba nuclear contra nuestras competencias.

Al poner la corona borbónica sobre el escudo de Andalucía, el presidente del Partido Popular, que en la pasada legislatura alcanzó el poder de la Junta con el apoyo de Vox, manda la señal de que entrega nuestro autogobierno al absolutismo madrileño de Isabel Díaz Ayuso. La política del presidente andaluz se basa en entregar todo el poder a Madrid y todo el capital ambiental, patrimonial, natural, social, cultural y monetario del pueblo andaluz a manos privadas que declaran sus impuestos y rentas fuera de Andalucía.

Moreno Bonilla recorta en los servicios públicos, no solo en sanidad, educación y dependencia, también en todas las prestaciones y funciones que dependen de la JJ.AA. Con una mano baja los impuestos de competencia autonómica o transferidos a las clases altas, los ricos y las grandes empresas, o se niega a implementar impuestos imprescindibles para la financiación municipal, como la tasa turística, y con la otra actúa como un pedigüeño ante el gobierno central comprometiendo la fuerza política reivindicativa de Andalucía.

No se puede regalar con una mano el dinero andaluz, el campo andaluz y el patrimonio andaluz a manos externas con la privatización y eliminación de controles democráticos para la protección del territorio y el medio ambiente, y con la otra acusar al pueblo catalán de robar a Andalucía. Señor, Moreno Bonilla, para defender los intereses del pueblo andaluz, empiece por ser coherente y abandone ser el polichinela de Madrid y de las elites económicas que representa su camarada, amiga de Milei, Isabel Díaz Ayuso, que es la que verdaderamente roba a Andalucía con, como decía Carlos Cano, cuatro palabritas finas.

Si en Cataluña se abre la brecha para avanzar hacia un modelo federal, Andalucía tiene que ser como la que más. Nuestra arbonaida, nuestro país deber defender nuestra singularidad, reclamar la compensación por el déficit histórico en inversiones e infraestructuras, exigir las competencias en materia ferroviaria y el dinero para llevarlas a buen puerto. Exigir un plan de industrialización para Andalucía con fondos del estado y europeos, que afronte el cambio del modelo productivo y energético permitiéndonos limitar nuestra dependencia del turismo o la construcción, que solo generan precariedad laboral, destrucción ambiental y colonización económica.

Y más, Sr. Bonilla, recupere usted primero los impuestos a los ricos que eliminó, como el de sucesiones o patrimonio, eleve su parte del IRPF a las rentas altas, incremente al máximo el impuesto del juego, instale un impuesto ambiental a las grandes superficies comerciales, ponga ya la tasa turística que hasta sus propios alcaldes le piden, exija a los municipios que gobierna su partido que suba el IBI de los grandes tenedores, deje de regalar terreno y privilegios para que la iglesia monte universidades privadas para regalar títulos al pijerío, invierta en formación profesional pública y no conceda más grados a operadores privados, recupere los impuestos ambientales como el de emisiones contaminantes, el de residuos peligrosos o de vertidos a ríos y mar. Impulse una banca pública de obediencia andaluza. Exija un cambio profundo en la estructura fiscal del estado para que paguen más quienes más tienen con beneficios abusivos, empezando por la banca. 

Y, acompasado con todo eso, lo que lo legitimaría para reclamar lo que a Andalucía le corresponde como nacionalidad histórica, exija un acuerdo en la línea del que han firmado PSC y ERC. Exija la competencia para la gestión total de los impuestos que se recaudan en Andalucía. Reclame una norma, o hágala usted, que contabilice todo lo que las y los andaluces pagan en impuestos a empresas con sede fiscal exterior a nuestro territorio y que se embolsan otras comunidades como la madrileña, pregúntele al estado cuánto ingresa por las actividad portuaria, aeroportuaria y ferroviaria en Andalucía, o cuánto ingresa por el beneficio bancario del Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell o Bankinter fruto del expolio de capital andaluz.

Andalucía no es una comunidad subsidiada, es, con el apoyo del PP y también del PSOE, una comunidad expoliada. Deje de usar la bandera de Andalucía, Sr. presidente, como un arma contra otros pueblos que conforman la plurinacionalidad del estado, úsela para reclamar lo que es del pueblo andaluz.

Publicado en La Voz del Sur  y en Diario Red

martes, 30 de julio de 2024

Feminismo y ecología, una conexión revolucionaria (2)

Foto opi.ucr.ac.cr

En España el intento de desactivación de la fuerza del feminismo, de momento, está resultando ridículo dada la fuerza con la que el feminismo ha penetrado en los espacios privados y sociales de las mujeres; también en los de los hombres. En el mismo sentido contracultural, contra el feminismo se sitúan las propuestas de la derecha ideológicamente más reaccionaria y nacionalcatólica de apoyar por ley la maternidad para abogar por lo que de modo sibilino llaman “la cultura de la vida”. El enemigo ha entendido a la perfección la fuerza de ese “poner la vida en el centro” y no ha tardado un segundo en buscar la manera de intentar destruir su sentido revolucionario.

El feminismo ha puesto la vida en el centro al reclamar justicia y equidad, y exigir el fin del patriarcado y la violencia estructural que se deriva del modelo cultural/económico en el que los hombres mandan porque sí. El feminismo que ha convocado huelgas, manifestaciones y movilizaciones en los últimos años lleva en su programa político la revolución contra el androcentrismo capitalista, porque además de incorporar la lucha por la paridad en los espacios de representación y la defensa de la ruptura con los roles culturales en el reparto de tareas y trabajo, ataca con sus demandas de justicia y equidad la causa estructural de la violencia machista, un sistema económico que deja para las mujeres los trabajos menos remunerados y que, cuando ocupan puestos más valorados, ellas son peor pagadas que ellos. Un sistema económico que externaliza en las mujeres los costes de las tareas de cuidados y de la reproducción social (infancia, mayores, pacientes, trabajo doméstico) sin las cuales la sociedad colapsaría. Las tareas que fabrican tiempo, las imprescindibles para la vida, son despreciadas.

El sentido profundo de ese “poner la vida en el centro” se constata en que la vida es una lucha contra los efectos degenerativos del tiempo. Una tarea puesta exclusiva y culturalmente en manos de las mujeres para que la sociedad funcione y se reproduzca. Esa tarea no solo no está repartida con equidad, sino que está minusvalorada y marginada a pesar de ser imprescindible.

La virulencia de los ataques contra el feminismo y la intención de desvirtuar el contenido de su programa político tiene que ver con esto. El sistema económico capitalista es un destructor de tiempo. El modelo energético fósil, el expolio de las reservas minerales, la destrucción de los ecosistemas y la biodiversidad aceleran la digestión del tiempo que crea la vida natural al igual que el modelo patriarcal devora el tiempo social que crean las mujeres. Y, como dijimos al principio de esta serie de dos, si la vida es algo, es una fábrica de tiempo, la vida es tiempo. Consiguientemente el capitalismo es un destructor de vida porque es Saturno devorando el tiempo.

Si la función de la vida es vivir, si la aspiración feminista es valorar culturalmente los cuidados y la vida buena en sociedad, la acción diaria del capitalismo patriarcal es matar, sin importar la vida de la naturaleza ni la vida de las personas. He ahí el carácter revolucionario de poner la vida placentera, la vida feliz en el centro de nuestras aspiraciones, y la fuerza política de la conexión entre feminismo y ecologismo.

Publicado en Diario Red

domingo, 28 de julio de 2024

Feminismo y ecología, una conexión revolucionaria (1)

Foto tercerainformacion.es

La vida es una fábrica de tiempo. La vida es tiempo. Durar y generar capacidad de duración, reproducirse, es el fin de la vida en términos biológicos. Toda la bioquímica de la vida sobre el planeta Tierra está dedicada a su autosostenimiento, toda la biodiversidad de los ecosistemas está estructurada para vivir y sobrevivir. Toda la complejidad de la naturaleza viva está invertida en luchar contra la degeneración impuesta por el segundo principio de la termodinámica, la entropía del universo siempre aumenta, absorbiendo energía exterior (del sol) para, como describió Erwin Rödinger en ¿Qué es la vida?, obtener negantropía y luchar contra la entropía que anuncia la muerte.

Una de las líneas de fuerza del feminismo es poner la vida en el centro. Poner la vida en el centro no como una vida valle de lágrimas si no como una vida placentera, una vida plena con aspiración de felicidad colectiva e individual. Ahora todos y todas nos damos cuenta porque “la vida en el centro” se ha convertido en idea fuerza y lema iterativo de la gran movilización política del feminismo por la igualdad y la equidad, al considerar las causas estructurales de la desigualdad como las causas profundas de la violencia machista.

Ese poner la vida en el centro es la conexión directa del feminismo con el ecologismo. No como una vuelta a las cavernas ni como una apología del dolor que supone el hecho biológico de que la vida humana necesite vida de otras especies para vivir, si no como una aspiración de respeto a la biodiversidad, que es condición de posibilidad para todas las vidas, en el margen estrecho de las condiciones fisicoquímicas de la biosfera que le son imprescindibles.

La gran aspiración cultural de la ecología política ha sido cambiar la perspectiva antropocéntrica, que es en realidad androcéntrica y capitalista, por una perspectiva biocéntrica. En ese cambio de mirada se ponen en juego tanto la crítica a las relaciones de producción del sistema capitalista como la función social y productiva (y ambiental) de los medios de producción y su propiedad.

Consiguientemente, al poner la vida (toda la vida, la humana y la del resto de diversidad natural) en el centro, se pone en cuestión tanto el modelo capitalista de crecimiento, como cualquier salida al mismo que pretenda apalancarse sobre la distribución “más justa” de los rendimientos del capital. El crecimiento deja de ser fin en sí mismo y sinónimo de progreso. Lo que el feminismo, al poner la vida en el centro y el ecologismo dicen es que la solución no está en los modelos político económicos nacidos en el siglo XIX, cuyas consecuencias vivimos en términos de desigualdad, daño ambiental y violencia. La democracia ya no resiste la fuerza del capitalismo, crecer para crecer, ni la solución del viejo socialismo, crecer para repartir, porque es la vida, y más la vida humana, y más la de las mujeres, lo que está en riesgo.

Contra el cambio cultural revolucionario que el feminismo empuja con la idea fuerza de poner la vida en el centro, se sitúa la intención del discurso del capital neoliberal de “crear” un nuevo feminismo calificado de liberal.

Se trata de apropiarse del término feminismo para destruirlo o, como hace la socialdemocracia liberal y sus soportes dóciles por la izquierda, descafeinarlo, al igual que ocurre con el término sostenibilidad en el marco de la economía ecológica.

Una suerte de violet washing para que funcione como un green washing. Pintura sobre la fachada de un edificio estructuralmente podrido. Los lazos morados que se ponen algunos dirigentes políticos son al feminismo lo que al ecologismo barriles de petróleo barnizados de verde.

Publicado en Diario Red

 

lunes, 8 de julio de 2024

Turistificación y precio de la vivienda en Andalucía

 Pisos turísticos en Cádiz en una imagen reciente.

La especialización de Andalucía en el turismo es una decisión de estado regalada al poder político de la Unión Europea para mantener Andalucía como una colonia interior. En el reparto funcional de la producción de valor en España y Europa, Andalucía no cuenta para el sector industrial ni para la economía del conocimiento, ni siquiera para la producción cultural.

El clima andaluz, el enorme litoral de costa este hasta consta oeste, nuestro inmenso patrimonio cultural, el más peculiar de toda la península ibérica gracias al legado de al-Ándalus, nuestro territorio, nuestra naturaleza y nuestro paisaje, son ya por completo productos de mercado capitalista cuya explotación la dirigen operadores externos a Andalucía.

El sector turístico aliado con el de la construcción ha sido el principal motor de destrucción y expolio de Andalucía. Además, ha inducido una economía temporal, de productos básicos encarecidos y de empleo mal pagado y precario, siendo las mujeres las más dañadas al sufrir los trabajos más duros y peor remunerados. 

Los males producidos por el sector turístico se agravan en los centros históricos, en los barrios andalusíes y en las zonas litorales. Tropas de turistas toman las calles desde la mañana a la noche expulsando la vida de las familias del barrio, promocionando la generación de parques temáticos con decorados reales, dificultando el acceso al transporte público, multiplicando los consumos de agua y la generación de residuos, encareciéndolo todo y requiriendo enormes inversiones de mantenimiento patrimonial y urbano.

De entre los veinte grandes operadores turísticos, según datos para 2022 de El Economista solo uno tiene su sede social en Andalucía. De entre los 20 principales operadores de alojamientos turísticos, solo tres declaran sus beneficios en Andalucía. De entre los veinte grandes conglomerados hoteleros que operan en España solo uno tiene sede social en Andalucía. Las dos grandes plataformas digitales que operan en Andalucía intermediando la oferta y la demanda de alojamientos turísticos, Booking y Airbnb, tributan sus beneficios en Países Bajos e Irlanda, respectivamente, países de la UE que operan con carácter de paraísos fiscales.

El modelo extractivo turístico es el principal causante de que el precio de los alquileres de vivienda en Andalucía entre junio de 2014 y junio de 2024, según datos del portal Idealista, haya subido un 95%, superior en casi 10 puntos a la media de subida en España. Por otro laso, el precio de la vivienda, según el mismo portal, ha subido en Andalucía, entre junio de 2014 y junio de 2024, un 61% frente al la subida de un 36% de media en España.

La vivienda, además de un derecho constitucional, es un bien de primera necesidad para construir un proyecto vital. Consiguientemente, el acceso a una vivienda digna es un derecho constitucional que deben garantizar tanto el gobierno de España como el gobierno andaluz. Con el panorama dibujado es de justicia la tasa turística que ya pide hasta una multitud de alcaldes del Partido Popular, una tasa que debería repercutir fuera del sector turístico para mejorar los servicios públicos municipales y facilitar el acceso a la vivienda.

Es de justicia un ecoimpuesto hotelero, es de justicia prohibir desde ya el crecimiento de plazas hoteleras, es de justicia limitar y vigilar el crecimiento indiscriminado de los pisos turísticos. Es un deber del gobierno andaluz aplicar la ley de vivienda que con mucho esfuerzo frente a la obstrucción del PSOE sacó Podemos Adelante declarar los pueblos y ciudades turísticas y patrimoniales, con alta concentración de alojamientos turísticos, zonas tensionadas para limitar el precio de los alquileres. Si no se hace, si el gobierno de España y el andaluz no actúan con decisión a favor del acceso a la vivienda, es porque son cómplices de intereses económicos de un pequeño grupo de personas que lo tiene todo y lo quieren todo.

Publicado en La Voz del Sur 

viernes, 5 de julio de 2024

Salvar la democracia

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, preside el pleno extraordinario del Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer, en el Complejo de La Moncloa, a 16 de abril de 2024, en Madrid (España). La reunión se ha celebrado tras el repunte de crímenes vicarios, en tres meses, donde siete menores han sido asesinados por sus padres. El objetivo de la reunión es analizar la situación actual de las violencias contra las mujeres y los retos existentes para su protección, así como el estudio de nuevas medidas para combatir este problema social.
16 ABRIL 2024;SÁNCHEZ;PLENO EXTRAORDINARIO;OBSERVATORIO ESTATAL;VIOLENCIA DE GÉNERO;MADRID
Alberto Ortega / Europa Press
16/4/2024

“Con Rivera no” gritaban a Pedro Sánchez las bases del PSOE la noche electoral del 28 de abril de 2019. Las mismas bases que lo llevaron a la secretaría general de su partido cuando se enfrentó en primarias al felipismo degradado que representaba Susana Díaz. “Lo he escuchado” respondió. Lo había escuchado, pero tenía otros planes. Los planes de gobernar con Ciudadanos los frustró el propio Albert Rivera, al no hacer caso a la banca que invirtió en él para frenar a Podemos. Sánchez forzó la repetición electoral negando a Podemos el pan y la sal. Los resultados de esa repetición, noviembre de 2019, lo obligaron a formar gobierno con Unidas Podemos.

Pedro Sánchez siempre sabe lo que hace. Trabaja para la derecha económica global occidental, decidida, en esta fase neoliberal en la que lo quieren todo todo el tiempo, a sostener la guerra en Ucrania y el genocidio en Palestina, con la misión imposible de frenar a la potencia productiva China y su influencia internacional. El PSOE de Sánchez ejerce, en versión renovada, el papel que la socialdemocracia liberal ha ejercido siempre. Tapón para mantener la capacidad extractiva de las élites capitalistas, dotando de apariencia democrática a sistemas de poder para los que la democracia es un mero artificio. Miremos el trágico esperpento estadounidense de Trump y Biden.

Sánchez ha esperado, el momento de oportunidad, sin previsiones electorales por más de dos años, para regalar al bloque reaccionario formado por la monarquía, PP y Vox, el dominio de toda la alta judicatura española. Sabe lo que hace. Cosas así las hicieron sus antecesores “socialistas”. Cumple órdenes de la comandancia del capitalismo occidental, como lo hicieron Felipe González y José María Aznar. Así se explica el giro con el Sahara, la posición pro-belicista ante la invasión rusa de Ucrania, la desidia con el genocidio en Palestina, la entrega y el comercio de armas a Ucrania e Israel. Sánchez es el PSOE de siempre, el que hacen visible, ya desprovistos de máscaras, González, Guerra y otros viejos barones. Mentir con la mano izquierda y engañar con la derecha.

A pesar del pacto entre el PP y el PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial, la alta judicatura española está en rebeldía contra al poder legislativo. Alta judicatura en rebeldía es una buena parte del Tribunal Supremo, de la Audiencia Nacional y del órgano de gobierno de los jueces, el CGPJ. Quienes deben dar ejemplo de equidad y justicia en la aplicación de las leyes elaboradas por el poder legislativo electo, lo hacen de todo lo contrario. Su sesgo ideológico conservador, reaccionario, ultracatólico, antifeminista, antiecologista y anticientífico, manda un mensaje imperante a todos los miembros de la carrera judicial, si aplicáis la justicia sin la venda en los ojos y con el ojo derecho, seréis amparados por el staff judicial y el poder económico.

Las togas son, en tiempos de crisis sistémica del capitalismo global, en tiempos en que un puñado de personajes propietarios de toda la economía especulativa occidental han decidido imponer el régimen de guerra para disciplinar a las poblaciones, el ejército chusquero que carga contra la democracia, amparado por la propaganda de grandes medios propiedad de un puñado de familias repugnantemente ricas. Al avituallamiento de ese ejército ha contribuido disciplinadamente Pedro Sánchez, olvidando a la mayoría que lo invistió, a su electorado y a sus propias bases. El presidente salvará sus intereses personales, pero el camino que ha emprendido debilitará a su partido frente al empuje del bloque reaccionario. Es el bloque democrático que lo invistió el que debe construir una estrategia conjunta de salvamento de la democracia al margen del PSOE y su confusa muleta, una estrategia republicana plagada de feminismo, ecosocialismo y plurinacionalidad.

Publicado en Diario Red

miércoles, 19 de junio de 2024

Taquigrafía de la financiación autonómica, una perspectiva andaluza

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, interviene en la segunda jornada del Pleno del Parlamento andaluz. A 13 de junio de  2024, en Sevilla (Andalucía, España). Segunda jornada de Pleno, con Sesión de Control al Gobierno y preguntas de los grupos parlamentarios al presidente de la Junta de Andalucía.
Francisco J. Olmo / Europa Press
13/6/2024

La izquierda plurinacional republicana no debe eludir el debate sobre financiación autonómica. Se está recrudeciendo para la formación de gobierno en Cataluña y para el sostenimiento del gobierno de Pedro Sánchez en el estado. Las comunidades autónomas gestionan la mayoría de competencias relacionadas con los servicios públicos, como educación, salud, dependencia o servicios sociales, además de otras relacionadas con infraestructuras y derechos que se incardinan en sus territorios. Su capacidad política depende de su capacidad económica.

La deriva neoliberal ha tenido como consecuencia la centralización de la política fiscal e inversora en el Gobierno del Estado. La misma deriva ha hecho que los estados de la UE regalen a la Comisión Europea competencias en materia de política fiscal y financiera que reducen su capacidad de maniobra. Este es el sentido del tratado de Maastricht, de lo que se llamó troika (CE, BCE y FMI) tras la crisis de 2008, y de la reforma bipartidista del artículo 135 de la CE en el año 2011. Los capitalistas, unas centenas en el mundo, limitan la capacidad de los estados y, a su vez, reducen la complejidad de interlocuciones para imponer sus intereses a la acción legislativa.

La herramienta política territorial del neoliberalismo es el centralismo. La herramienta de la izquierda debe ser el federalismo, llámenla confederalismo si lo prefieren. Esto es, la distribución territorial y democrática del poder. Sin esa distribución, la desigualdad social, de clase y de género y la destrucción ambiental seguirá campando a sus anchas. La Europa bélica, el régimen de guerra, es la última forma de forzar la centralización del poder.

Entregada ya la ley de amnistía al partido de los jueces, se viene con fuerza el debate sobre financiación autonómica. Un debate que puede coger en una pinza entre el bipartidismo y los soberanismos vasco y catalán a la izquierda plurinacional. Un debate que no se puede eludir, primero porque es de justicia abordarlo para abordar las evidentes desigualdades territoriales interautonómicas (también las de las haciendas municipales y de la España vaciada), que actúan de manera sinérgica incrementando en las comunidades pobres la desigualdad de clase y la de género, y segundo porque hay que luchar contra el bloque reaccionario planteando un modelo de estado sin centralismo monárquico.

Fuera de Madrid, la comunidad autónoma que es usada por la derecha con más fuerza contra los intereses de mejora financiera de Cataluña es Andalucía. El presidente andaluz se pone a la vanguardia de “la igualdad de todos los españoles”, cuando es él el que aplica políticas en Andalucía que impiden romper nuestra desigualdad estructural, tanto interna como en relación a otras comunidades.

Que haya comunidades ricas y comunidades pobres, no implica que en el interior de las comunidades ricas no exista fuerte desigualdad de clase y de género, es el caso de Madrid. La desigualdad no es solo una cuestión de territorialidad, también lo es de políticas concretas. Nadie, de momento, en la izquierda, está diciendo que la clave para abordar el problema de la infrafinanciación autonómica no es la balanza fiscal entre comunidades autónomas, sino la balanza fiscal entre ricos y pobres. En España ni los ricos ni las grandes empresas, pagan impuestos como debieran. Por tanto, abordar el tema de la financiación autonómica ha de hacerse abordando a un tiempo el tema de la estructura fiscal de estado.

En España, en términos relativos, todas las comunidades autónomas están infrafinanciadas, salvo Madrid, Euskadi y Navarra. La primera porque disfruta del efecto capitalidad, las segundas porque disfrutan de un régimen foral reconocido en la CE. La primera se imputa la recaudación de las de consecuencia del IRPF de todo el funcionariado del Estado, del IVA y del impuesto de sociedades de las grandes empresas o entes propiedad total o parcial del Estado, y de la mayoría de los grandes operadores e que tienen su sede social en la capital del reino. Las segundas porque negocian a posteriori con el Gobierno del Estado el llamado cupo, la cantidad que aportan por los servicios que les presta estado junto con la llamada solidaridad interterritorial.

El agravio en la financiación autonómica que deben compartir Andalucía y Cataluña, Andalucía la más agraviada, se llama Madrid. La mayor parte de los ricos están concentrados en Madrid. Más del 52% de las 200 empresas con más facturación tiene su sede social en Madrid, esto sin contar a la banca. Por tanto cualquier política autonómica de financiación por parte del estado no debe ser ni bilateral ni multilateral, ha de ser plurilateral. Pedro Sánchez y Salvador Illa van a negociar con ERC una financiación singular para Cataluña, están en su derecho democrático en función de su representatividad electoral. Es lo que haría Feijóo si pudiera. Esa singularidad no puede ser a costa del resto de comunidades autónomas, cada comunidad autónoma, mientras no exista un foro —¿el Senado? — federal/confederal, ha de ser tratada singularmente.

La base andaluza de esa singularidad no puede ser otra que la que los datos numéricos de desigualdad socioeconómica estructural, de desigualdad histórica en inversiones de infraestructuras del estado e industria, la poblacional, la emigración histórica, la diversidad geográfica y distribución territorial poblacional y la carencia de sedes sociales de grandes empresas que extraen recursos andaluces haciendo negocio aquí e imputan su beneficio fuera.

Si aspiramos a fortalecer un bloque democrático con ambición de dirección de estado, en el que participen las izquierdas soberanistas gallega, vasca y catalana, la izquierda de estado plurinacional ha de entrar al debate sobre financiación autonómica traduciendo la plurinacionalidad en plurilateralidad. No podemos ayudar a que las condiciones de privilegio que demandan las elites catalana y vasca, y ahora ERC para compensar la negociación de la ley de amnistía entre Sánchez y Puigdemont, sigan incrementando la desigualdad de clase inter e intra autonómica. Necesitamos un pacto entre pueblos, por supuesto en materia de financiación autonómica también.

Publicado en Diario Red

 

jueves, 13 de junio de 2024

Dejen la unidad, no toca

sumar

Los resultados de las elecciones europeas ha dibujado el estado electoral izquierda no independentista. Tres representantes en el parlamento europeo para la coalición Sumar, y dos para Podemos, indican un punto de inflexión en la hegemonía del espacio. Descuenten al PSOE del calificativo izquierda, Pedro Sánchez es zurdo solo por comparación con las fuerzas a su derecha. Sumar es un muerto viviente y Podemos un muerto redivivo. No es que lo diga la gente de Podemos, es que lo dice el mismo clamor mediático y tertuliano que hasta hace un mes lo daba por muerto.

Pedro Sánchez ha demostrado ser un maestro de las cuatro palabritas finas. Si sigue con las cartas pronto podrá publicar en Planeta, prologado por Antonio García Ferreras, un compendio de misivas titulado Epistolario de supervivencia. La primera nos cogió por sorpresa. Incautos, algunos creímos que el presidente del Manual de resistencia tenía humanidad. La segunda trajo la chanza. La intención bipartidista del ecosistema mediático con sede en Madrid DF, con la ayuda del juez Peinado, convirtió la campaña electoral en Begoña sí o Begoña no. Eso permitió a Sánchez deslizar sobrevolar por encima de los tanques apostados en el jardín de Borrell y de la ignominia del genocidio contra el pueblo palestino.

Las elecciones europeas han debilitado a la socialdemócratas, liberales y Verdes. El grupo Socialistas y Demócratas ha perdido diecinueve escaños de los ciento treinta y cinco que tenía, los liberales veintinueve de ciento ocho, y el grupo Verdes/ALE, el más damnificado, veintiuno de setenta y cuatro. Fiel reflejo del entreguismo del gobierno Alemán, formado por esas tres fuerzas políticas, al imperio americano y la infamia sionista.

Verdes/Alianza Libre Europea incluye a partidos ecologistas y a partidos de corte soberanista, como ERC, Bildu o BNG, o de corte territorial como Compromís o Els Comuns. El batacazo electoral de este grupo, que en tiempos de guerra, genocidio  y grave calentamiento global tiene importantes componentes que han traicionado al pacifismo y la ecología política, debería hacer pensar a los partidos nacionalistas de izquierdas del estado español en abandonar su compañía y unirse al grupo de la izquierda europea, The Left, en el que se integra Podemos.

Cuando la guerra entra por la puerta, la justicia social, la territorial y la ambiental saltan por la ventana. El consenso bélico ha arrojado al pacto verde europeo a las aguas del mar del norte. Alemania, con la Unión Europea, arrodillada ante el complejo militar industrial y fósil estadounidense, no chistó con el reventón de los Nord Stream. Con este escenario, la izquierda que ha fracasado en Sumar parece empeñada en el erre que erre de la unidad, un debate cómodo que, a más de dos años vista de un nuevo ciclo electoral, no tiene sentido ni táctico ni estratégico. Un debate que es cortina de humo para abordar lo importante, la oposición al régimen de guerra y la arquitectura de cimientos y ferralla para sostener un cambio cultural republicano y plurinacional.

Publicado en Diario Red

sábado, 1 de junio de 2024

Lo quieren todo todo el tiempo – 3 de 3

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez (i), y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski (d), se saludan a su llegada al Palacio Mariinski, a 23 de febrero de 2023, en Kiev (Ucrania). Pedro Sánchez ha visitado hoy las huellas que ha dejado la guerra en las localidades de Bucha e Irpin, situadas en las afueras de Kiev, durante el viaje que ha llevado a cabo hoy a Ucrania. Este es su segundo viaje a Ucrania en menos de un año y justo el día previo a que se cumpla el primer aniversario del comienzo de la invasión rusa, iniciada el 24 de febrero de 2022.
23 FEBRERO 2023;KIEV;UCRANIA;INVASIÓN RUSA
David Melero / Europa Press
(Foto de ARCHIVO)
23/2/2023

Tras la primera fase de financiarización, privatizaciones y desindustrialización, la segunda de acumulación de poder en el gobierno central, concentración bancaria, precarización laboral, privatizaciones e irrupción de los fondos buitres apropiándose del mercado de la vivienda y los servicios públicos, estamos en la tercera. El sistema capitalista lo quiere todo todo el tiempo. El capitalismo occidental necesita apropiarse por completo del estado, de todo los social, porque ya no puede competir con China o los BRICS en el modelo que el mismo a propiciado.

Su manijero en España, el bloque reaccionario, ya no puede permitir que el PSOE ocupe el poder siquiera por tiempos cortos, pretenden expulsarlo del consenso de régimen, dejarlo al margen solo para que esté en la oposición de manera permanente. Ayuso es Milei, Feijóo su consorte. El PSOE es Sergio Massa, ni puedo ni quiero. La violencia política, toda vez que Podemos ha sido expulsado del gobierno queda dirigida contra Pedro Sánchez enviando la señal de que el PSOE puede ser oposición, pero nunca a partir de ahora ejercer el gobierno. Lo quieren todo todo el tiempo. El bloque reaccionario necesita el miedo para poder cumplir con la necesidad neoliberal de expropiar derechos públicos a las clases medias y populares, también los del pequeño y mediano empresariado. Por eso ya no oculta su brutalidad contra todo, incluida la socialdemocracia liberal que ha actuado de máscara democrática.

Lo quieren todo todo el tiempo. El régimen de guerra, que alimenta el propio Pedro Sánchez con su posición otanista y sin atreverse a actuar contra el estado genocida de Israel, es el medio ambiente en el que el bloque reaccionario actúa contra la democracia. En esta tercera fase del neoliberalismo las socialdemocracias liberales son prescindibles, por eso Ursula von der Leyen echa el guiño a la ultraderecha en Europa, por eso Joe Biden ya no puede ni siquiera parecer progresista, por eso el PSOE está siendo expulsado del consenso de régimen del 78 aunque se resista a ser expulsado y siga pidiendo al PP pactos de estado.

Sorprende que los sindicatos CC.OO y UGT, Sumar y lo que se ha dado en llamar mundo de la cultura, junto con la línea editorial de algunos medios de la progresía rogara a Pedro Sánchez que no se fuese sin pedirle nada a cambio. Añoran un pasado que no va a volver. Sostener la farsa de un presidente del Gobierno que, tras denunciar la existencia de la máquina del fango en la democracia española, vuelva para quedarse diciendo que quiere abrir un debate público para liderar un proceso de regeneración democrática, sin proponer una sola medida para hacerlo no puede durar mucho tiempo. El neoliberalismo, en España el bloque reaccionario, lo quiere todo todo el tiempo.

El bloque reaccionario, agente español de la tercera fase del capitalismo neoliberal, no va a parar. El PSOE no podrá sostener la farsa de su papel desde la transición. Para evitarlo no tiene más remedio que asumir su expulsión del consenso de régimen del 78 y actuar legislativamente con el bloque democrático, el de investidura. No quiere hacerlo. Hay una batería de medidas que el bloque de investidura, que es el que tiene el apoyo electoral, debe forzarlo a afrontar. La renovación urgente del cinco años caducado CGPJ sin la participación del Partido Popular, la derogación de la Ley Mordaza, una ley de medios que garantice el derecho constitucional a una información veraz, la persecución penal de las cloacas, la prevaricación judicial y el lawfare mediático, la reducción del tiempo de la Ley de Secretos Oficiales, el acceso sin sesgo de clase a la carrera judicial, por ejemplo, además de afrontar de una vez por todas la garantía del derecho básico a una vivienda digna. Sí que se puede.

Publicado en Diario Red